AMLO y el Movimiento Progresista

Desde hace mucho tiempo (más de tres décadas) existe el debate sobre lo que debería ser una verdadera reforma fiscal.  Se ha logrado varias mini-reformas, pero nunca se ha concretado algo que pudiéramos considerar como “la” reforma.  A través de todo este tiempo siempre he pensado que la reforma que necesitamos se ubica casi en su totalidad por el lado del gasto y no por el del ingreso.  ¿Por qué hemos de buscar más ingresos para el gobierno, que necesariamente significa quitárselos al sector privado, para que los malgaste?  Más bien lo que se tiene que hacer es eliminar el gasto excesivo, ineficiente e innecesario, y usarlo en proyectos prioritarios, infraestructura y programas sociales de alto impacto.

Hoy fui a un desayuno organizado por el IMEF en donde el orador invitado fue Andrés Manuel López Obrador.  El mensaje inicial de su discurso fue que él es el único candidato que realmente ofrece el cambio que necesita el país para retomar la senda del crecimiento sostenido y la generación de empleos.  ¿Cuál es el cambio que propone?  Básicamente ofrece combatir la corrupción a fondo e instrumentar un programa de austeridad republicana en el gasto.  En otras palabras, eliminar el gasto excesivo, ineficiente e innecesario para generar los recursos necesarios para proyectos prioritarios, infraestructura y programas sociales de alto impacto.

Su tesis central es que el problema número uno del país es la corrupción en todos los niveles del gobierno.  Lo que se necesita es un verdadero valor para enfrentarlo y sustituirla con un enfoque total de honestidad.  Los números que maneja son ahorrar 300 mil millones de pesos mediante la eliminación de la corrupción, 300 mil millones a través de su programa de austeridad y otros 200 mil millones vía la eliminación de los regímenes fiscales especiales.  La suma de 800 mil millones de pesos representa un poco más del 5% del PIB.  Quién sabe qué tan sólidos sean los números y si realmente son factibles, sin embargo, difícilmente podemos criticar el sentido de la propuesta.  Si este es el cambio que propone, no me queda otra opción más que sumarme.

Definitivamente hay varias propuestas de AMLO que pudiera no estar de acuerdo.  No obstante, posiblemente hay ideas de los demás candidatos con la cual no comulgo.  Pero lo más interesante es que sí existe cierta lógica detrás de sus políticas que no conocía.  Por ejemplo, propone bajar los precios de los energéticos, lo cual implicaría en principio aumentar el subsidio a las gasolinas.  Sin embargo, la propuesta no consiste en más subsidios, sino en disminuir la corrupción en Pemex y CFE, aumentar su eficiencia y así generar el margen para ofrecer precios más bajos.

Uno de los cambios más visibles (por lo menos para mí) es su propuesta del manejo macroeconómico.  AMLO propone mantener la política macroeconómica intacta, respetar las restricciones presupuestales y conservar la autonomía del Banco de México.  Reconoce la importancia de la estabilidad de precios y ahora parece entender el papel que conlleva el banco central al respecto.

Algo que ha hecho AMLO, que lo separa de los demás candidatos, es la difusión de quienes serían los integrantes de su gabinete.  Prácticamente todos son personas de respeto e integridad y expertos en sus respectivos campos.  No son gente proveniente del PRD, de las tribus o de los otros partidos que integran su movimiento, sino en general personas totalmente calificadas.  Esto prácticamente elimina el miedo que se tiene que fuera a nombrar a alguien como René Bejarano en la Función Pública o en la Secretaría de Hacienda.

He tenido la oportunidad de asistir a reuniones con tres de los candidatos, en buena parte con la intención de escribir mis impresiones.  El primero fue un desayuno el mes pasado con Gabriel Quadri, organizado por el CEESP, en el cual descubrí una persona sensata con buenas ideas, pero desafortunadamente poca experiencia política (Gabriel Quadri y el Panal – 15 de marzo de 2012).  Posteriormente, fui a una comida con Josefina Vázquez Mota, con excelente habilidad de oratoria, pero desgraciadamente sin fondo, con propuestas vagas y genéricas y que me dejó sin material para escribir.  El único que me falta es Enrique Peña Nieto, pero no me sorprendería que no se me presentara la oportunidad.  Parece que no acepta reuniones acotadas como las que organiza el IMEF o el CEESP, en especial con oportunidad de diálogos mediante preguntas y respuestas.  Apunta a que tendremos que esperar a los debates.

Vamos a ver…

4 comentarios en “AMLO y el Movimiento Progresista”

  1. Estimado Jonathan Heath, sus impresiones sobre el señor López Obrador, producto de la asistencia y participación en una reunión convocada por profesionales en Finanzas, quienes además en el evento fueron anfitriones de este hombre, nos parecen muy interesantes; nos preocupa la aprobación concedida en su artículo, ya que al parecer el señor López Obrador por el tono de sus discursos, respuestas a preguntas concretas y demás, en sólo unos cuantos meses, ha logrado cambiar radicalmente sus posturas, propuestas, manera de pensar, de expresarse, etc., lo cual es válido; la vida nos hace a todos reflexionar y con ello algunas veces cambiar, en un sentido o en otro; sin embargo, en el caso concreto del señor López Obrador, cautela, escrutinio, continua observación y análisis de sus palabras y manierismos nos parecen recomendables.
    Consideramos que hay que tener mucha precaución con individuos como el señor López Obrador, que de los discursos incendiarios pasan a los discursos afables, coincidentes, conciliatorios y condescendientes, cuyo único fin pudiera ser el tomar el Poder a toda costa y una vez logrado el objetivo propuesto, ser quien se es.
    No hay que perder de vista que el señor López Obrador, no sólo manifestó su inconformidad en el pasado con discursos y reuniones incendiarias, éste hombre paralizo a la Capital del País, se auto proclamo Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, tomo protesta, y abierta y por demás temerariamente violó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
    Sería toda una tragedia para México, el que a través del engaño sutil, los mexicanos demos nuestro voto de confianza para dirigir al País de una manera y amanecer en la Tiranía y Dictadura de un Hugo Chávez de Venezuela

    1. Estimado Todo,
      Primero una aclaración: no defiendo ni propongo a AMLO para presidente. Simplemente reportó lo que esuché.
      Puede ser que AMLO ha moderado su discusro con el único propósito de ganar la elección y una vez elegido hará lo que decía antes. Sin duda, es una posibilidad. Sin embargo, habría que tomar en cuenta que varios candidatos para presidente en países de América Latina han moderaron de igual manera su discurso después de haber perdido y obtuvieron victorias. Entre los que me acuerdo están Lula (Brasil), Daniel Ortega (Nicaragua), Ollanta Humala (Perú) y Mauricio Funes (El Salvador). En el caso de El Salvador fue más bien el partido que siempre fue radical, que buscó un candidato más moderado y ganó. En los cuatro casos que menciono, todos fueron criticados por la misma razón que mencionas y en todos los casos, ya eligidos como presidentes fueron congruentes con sus discursos más moderados. También vale la pena recordar que los cuatro están en la actualidad dentro de los seis mandatarios mejor ranqueados de toda América Latina. La excepción es Dilma Rousseff que está en el lugar 6, pero cuando estaba Lula él se situaba en el primero o segundo lugar.
      Yo sí pienso que AMLO ha moderado su discurso en forma genuino y en el caso poco probable de que ganara, sería congruente. Pero para mi, esto no es el problema. Lo que tendríamos que cuestionar es cómo podrá AMLO combatir la corrupción y qué posibilidades habría de que lo pudiera ser en forma efectiva. Si el éxito de su presidencia va ser el combate a la corrupción, entonces podría fracasar al no lograrlo. Fox ganó en 2000 en buena medida por sus promesas de llevar a cabo las reformas estructurales, pero su fracaso como presidente fue, en buena medida, su fracaso de pasar reformas.

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