¿Bancarrota?

El presidente electo arrancó su gira de agradecimiento con varias declaraciones que llamaron la atención. Dijo que recibe un país en bancarrota y que, si durante su gobierno hay desequilibrio macroeconómico o inflación, será por circunstancias externas o por el mal manejo del Banco de México y no por el gobierno de la República. Sus palabras levantaron muchos comentarios y críticas, en especial, por las diferencias muy marcadas con lo que han dicho algunos analistas. El gobierno saliente presume finanzas públicas “sanas” y calificaciones de riesgo-país buenas, que sería lo contrario a una bancarrota. Muchos de los amlofóbicos han expresado su miedo en torno a que poco a poco le va a quitar su lugar a Banxico para buscar alternativas para financiar un déficit fiscal creciente, terminando con los equilibrios macroeconómicos y provocando inflación. El argumento principal que hemos oído hasta el cansancio es que no va a respetar las restricciones presupuestales, ya que quiere cumplir con todas sus promesas de gasto, por lo que sus números simplemente no cuadran. Quizás en el primer año o dos, buscará tener un déficit moderado, pero nada más esperen un poco y verán como más adelante hace trisas a la economía y termina con una gran crisis.

Sin embargo, ha dicho reiteradamente que buscará conservar los equilibrios macroeconómicos, respetar la autonomía del banco central y que será más conservador, fiscalmente hablando, que el gobierno actual. Se leemos bien lo que dijo ahora, pone en términos muy claros, que gastará hasta donde le alcance los ingresos. Si los recortes e intentos de austeridad, junto con la reorientación del gasto, no resulten suficientes para financiar todo lo que busca, que no quede duda, habrá que recortar el gasto. No habrá más deuda ni impuestos nuevos. En otras palabras, los números sí van a cuadrar y no será sacrificando la estabilidad, sino más bien mediante un gasto más moderado.

¿Estamos en bancarrota? No exactamente, pero tampoco tenemos finanzas públicas tan sanas como presume el equipo de EPN. La deuda pública como proporción del PIB aumentó casi lo doble entre 2008 y 2016, mientras que si no siguió aumentando en 2017 fue por el remanente operativo del Banco de México. La deuda creciente ha elevado desproporcionadamente el gasto en el servicio de la deuda, restando cada vez más oportunidades de gastar mejor. El INEGI reporta que el gasto público real (consumo de gobierno más inversión pública) ha restado un promedio de -0.1 por ciento promedio anual al crecimiento económico en los cinco años que llevamos de este sexenio, que contrasta marcadamente con el 2.2 por ciento promedio anual de los tres sexenios anteriores. Otros rubros de gasto, como las pensiones y las transferencias a los estados y municipios crecen a un ritmo acelerado, dejando al gobierno federal casi sin flexibilidad. Quizás la palabra “bancarrota” no era la adecuada, pero el mensaje sí lo es: el gobierno entrante recibe las finanzas públicas prácticamente sin margen, con un elevado gasto ineficiente que no llega a la gente. El equipo de AMLO buscará reorientar el gasto, eliminando mucha de la opulencia y de las ineficiencias, ante una gran cantidad de obstáculos. Pero en esta escaramuza por mejorar el gasto, que quede claro que no se va a recurrir a un mayor endeudamiento. Si en un momento dado, terminamos en una situación de crisis, esta será provocada por circunstancias externas al gobierno federal, ya que el equipo de AMLO siempre buscará conservar los equilibrios macroeconómicos.

Ha dicho AMLO que va a respetar la autonomía de Banxico. Muchos han entendido que esto significa que no ira colocando poco a poco a su gente en la Junta de Gobierno. Esto lo veremos claramente en su primer nombramiento para el siguiente periodo de subgobernador que empieza el 1 de enero. Sin embargo, creo que el concepto de autonomía va más allá. La mejor forma de respetar la autonomía es trabajar junto con el banco central con objetivos en común: conservar los equilibrios macroeconómicos mediante finanzas públicas sanas. Esto no está peleado con un gobierno de izquierda. La idea es gastar lo que se puede de tal forma que termine por ayudar a la gente, abatiendo la pobreza y no creando año con año mayor desigualdad. Sin embargo, si gasta más de lo que tiene, a la larga, termina provocando un mayor daño justo a las clases que más se quiere ayudar.

5 comentarios en “¿Bancarrota?”

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  3. Sergio Valencia Navarrete

    Excelente propuesta para usted, Sr. Heath, y un análisis de la expectativa económica muy puntual y acertado. Su libro Que indican los Indicadores es, actualmente, una guía obligada de consulta para mis cursos de Contabilidad Gubernamental en la Facultad de Contaduría y Administración de la U.N.A.M.
    Mucho éxito en su trabajo, y felicidades!!

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