El INEGI mide el PIB fundamentalmente por el método de producción o de valor agregado, que consiste en calcular la producción bruta y el consumo intermedio (insumos). El valor agregado o PIB es la resta de ambos. Esta estimación brinda un retrato por el lado de la oferta, es decir, de los 20 sectores productivos de la economía. El martes dio a conocer la actividad industrial de enero, que corresponde a las actividades secundarias, que son parte del PIB. Vemos que empezamos el año medio flojo, con un avance apenas marginal de 0.04 por ciento respecto al mes anterior, caracterizado por crecimiento de 0.5 por ciento en la construcción y un retroceso de -0.5 por ciento en la manufactura.
Este comportamiento no es consistente con el año pasado, donde vimos que la construcción disminuyó -1.1 por ciento en el año, mientras que la manufactura creció 3.1 por ciento. La construcción vio un avance mediocre en edificación de 0.5 por ciento en 2017, mientras que las obras de ingeniería civil se desplomaron -10.3 por ciento. De alguna forma, este comportamiento refleja el estancamiento observado en la inversión privada y el derrumbamiento continuo de la inversión pública. Aunque el INEGI todavía no ha informado los números trimestrales exactos, si tenemos el comportamiento del indicador mensual de la inversión fija bruta hasta diciembre, que refleja una caída en la inversión total para 2017 de -1.5 por ciento.
El crecimiento de la manufactura esta altamente correlacionada con las exportaciones. Sabemos que por parte de la balanza comercial las exportaciones no petroleras crecieron 8.7 por ciento en 2017 y la tasa anual de enero se ubicó en 11.6 por ciento. Esto nos hace pensar que el buen avance se debe reflejar en la producción manufacturera, por lo que el pequeño tropiezo de enero no debe preocupar. Sin embargo, la balanza comercial refleja el flujo de dólares que recibimos de bienes, mientras que el PIB busca medir el volumen de bienes y servicios. En momentos, ambas mediciones pueden arrojar números muy diferentes. Por ejemplo, en 2015 la balanza comercial marcó una caída de -4.1 por ciento en las exportaciones, mientras que las cuentas nacionales calculaban crecimiento de 8.4 por ciento. Sin tener números completos para 2017 del SCN, se estima crecimiento cercano al 3 por ciento.
¿El consumo de gobierno y la inversión pública? Los datos al tercer trimestre señalan un estancamiento en el consumo y un desplome en la inversión. La SHCP ha proporcionado datos para cerrar el año e incluso los de enero del gasto de gobierno. Pero igual que con las cifras de exportaciones, son conceptos distintos. Mientras que SHCP ha informado sobre los flujos de efectivo del gobierno central, el INEGI utiliza un marco conceptual diferente que incluye todas las instancias de gobierno y clasificaciones consistentes con las cuentas nacionales. Por ejemplo, aunque SHCP reporta gastos de inversión, el INEGI considera solo aquellos flujos que aportan al acervo de capital del país, por lo que termina con una medición muy diferente.
Finalmente, falta cerrar el año con el desempeño final del consumo privado. Igual, no contaremos con estas cifras hasta la semana próxima, pero tenemos el indicador mensual. El promedio mensual de 2017 se ubica 3.2 por ciento por encima del promedio de 2016, por lo que podemos atestiguar un buen desempeño en el consumo de los hogares a pesar del incremento sustantivo en la inflación que representó una merma significativa en el ingreso disponible. Al final de cuentas, sí hubo cierta desaceleración (creció 4.1 por ciento en 2016) respecto al año anterior, pero mucho menos de lo que muchos anticipaban.
Podemos afirmar que 2017 se caracterizó por avances en el consumo privado y las exportaciones, estancamiento en la inversión privada y en el consumo de gobierno y un desplome en la inversión pública, aunque parte del desempeño menor comparado con 2016 fue resultado de efectos de calendario (2016 fue año bisiesto). En los siguientes meses podemos anticipar un comportamiento similar, ya que persiste la incertidumbre que influyó en la inversión privada y se mantiene la demanda por nuestras exportaciones, aunque es posible ver un repunte en el consumo público ante los procesos electorales, que se desvanecerá en la segunda mitad del año. Sin dudas, el punto de inflexión viene a mediados de año.