El INEGI reportó el martes pasado que la inversión fija bruta (IFB) de enero disminuyó respecto al diciembre (-0.6 por ciento) y respecto al mismo mes del año anterior (-2.4 por ciento). Este índice, que es prácticamente el último en darse a conocer de la familia de indicadores de coyuntura, subraya que enero fue pésimo para la actividad económica. Disminuyó en absolutamente todo los rubros que lo comprenden: construcción residencial y no residencial, maquinaria y equipo de origen nacional e importado. En especial, confirma que la construcción todavía no logra tocar fondo; resalta el hecho de que hubo variaciones negativas en los rubros relacionados con la inversión pública.
La semana pasada se divulgaron los resultados del Sistema de Indicadores Cíclicos. El Indicador coincidente, al igual que casi todos sus componentes, confirman el estado de recesión de la economía mexicana para enero, mientras que el Indicador Adelantado señala que deberá proseguir en febrero y seguramente por algunos meses más. Si bien apenas hubo crecimiento económico en el último trimestre del año pasado, el conjunto de indicadores disponibles para los primeros meses de 2014 apuntan a que será igual o menos en el primer trimestre del año.
Esto ha llevado a una revisión sistemática a la baja en las proyecciones de crecimiento para este año. Empezamos el año pasado pensando que la economía podría crecer cerca de 4.0 por ciento, pero esto fue antes de conocer la propuesta de reforma fiscal del gobierno. Ya viendo que la reforma era básicamente pro-cíclico (es decir, recesivo), prácticamente todos los analistas empezaron con la tarea de reducir sus expectativas para 2014. Incluso, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció hace medio año que no pensaba que la economía mexicana podría crecer más de 3.0 por ciento este año, número que acaba de confirmar. Poco a poco, el consenso se ha revisado a la baja, hasta llegar ahora a coincidir con el FMI.
También el martes pasado, Banamex divulgó los resultados de su encuesta quincenal de expectativas de instituciones financieras. Con la mediana casi en 3.0 por ciento, resalta el hecho de que ya son diez instituciones que anticipan crecimiento por debajo del tres: Invex, BX+ y Prognosis anticipan 2.9 por ciento; Credit Suisse, Finamex y UBS esperan 2.8 por ciento; Banorte, Scotia Bank y Signum proyectan 2.7 por ciento; y Vector dice que será apenas 2.4 por ciento. Son solo dos instituciones que permanecen optimistas: BNP-Paribus (4.1 por ciento) y HSBC (3.7 por ciento), pero sin que quede claro el por qué.
Fue muy comentado el proceso persistente de revisiones a la baja el año pasado. Empezó el consenso en 3.6 por ciento a mediados de 2012 y se fue revisando casi cada dos o tres meses hasta llegar a 1.2 por ciento unos meses antes de que el INEGI anunció que el crecimiento registró 1.1 por ciento. Fueron muchos factores, tanto internos como externos, que contribuyeron al mal desempeño del 2013. Sin embargo, casi todos presumían ser temporales, por lo que se anticipaba una recuperación (aunque no muy boyante que digamos) para este año.
El problema es que por lo menos en el primer trimestre de este año, no se ve que hayan disipado. Las exportaciones no petroleras todavía no se han recuperado en forma, a pesar de la mejoría de la economía de Estados Unidos. La industria de la construcción sigue en crisis sin indicios de haber tocado fondo. La inversión fija bruta, tanto pública como privada, siguen operando en terreno negativo. El ingreso de los hogares está ahora mucho peor, ya que le pegó muy duro la política fiscal recesiva. El gobierno empieza a gastar mucho más, pero es gasto corriente improductivo que en parte le quitó a los hogares y lo demás lo financió desplazando recursos de las empresas.
Debemos recordar que el crecimiento de éste primer trimestre se verá favorecido por el efecto de Semana Santa, al beneficiarse por un mayor número de días laborales respecto al año pasado. Esto significa que la tasa anual del PIB será mucho más elevado de lo que realmente indica el comportamiento intrínseco de la economía. Sin embargo, tendremos el efecto contrario en el segundo trimestre. Con todo y estos efectos, todavía es posible matemáticamente alcanzar una tasa de crecimiento por encima del 3.0 por ciento, pero la economía deberá empezar a responder rápidamente, ya que de lo contrario el promedio anual de la primera tercera parte de este sexenio se ubicará muy por debajo del efímero 2.2 por ciento del sexenio de Fox.