Dado que Eduardo Sojo termina su gestión al frente del INEGI a fines de este año y la autonomía del Instituto todavía no termina de consolidarse, había mucha preocupación en torno a la designación de su próximo presidente. Algunos esperaban que la SHCP impusiera un títere como ocurrió en la Función Pública, o bien, alguien muy allegado a la administración federal actual. El miedo extremo era que el INEGI se convirtiera en una especie de INDEC de Argentina, que inventa sus datos para acomodar los gustos del gobierno, o en un INE de Venezuela que simplemente dejó de publicar información incómoda.
La semana pasada, la Presidencia anunció la designación de Julio Santaella para integrarse a la Junta de Gobierno del INEGI y se espera que será escogido por el Presidente para ocupar su presidencia. ¿Es Santaella el candidato ideal? Creo que no existe tal persona. ¿Es un buen candidato? ¿Hará buen papel? ¿Ayudará a consolidar la tan necesitada autonomía? Son buenas preguntas cuyas respuestas realmente no sabemos pero sí podemos especular.
Hasta la semana pasada, Santaella era un funcionario de bajo perfil, cuyo nombre no salía en la lista de las primeras diez sugerencias mediante una búsqueda en Google. Ahora su biografía se ha dado a conocer en prácticamente todos los medios. Tiene un doctorado en Economía de UCLA, ha trabajado en la SHCP, el FMI, el ITAM y el Banco de México. Su mayor experiencia lo obtuvo tras once años en el Banco de México desempeñado la Gerencia de Información y Análisis de la Dirección General de Operaciones de Banca Central. Ha publicado artículos sobre inflación, programas de estabilización, tipos de cambio, política fiscal, la estructura temporal de las tasas de interés, crecimiento económico, salarios, movilidad laboral, flujos de capital, balanza de pagos, crisis financieras, desarrollo de mercados de deuda y otros temas afines (pero nada en torno a la importancia, construcción o metodología de indicadores económicos y mucho menos de temas geográficas). Se habla de su experiencia al frente del Fondo Mexicano de Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo, un órgano dependiente del propio Banco de México, que arrancó apenas en enero de este año. Pero esto último no parece ser gran cosa, pues tiene poco tiempo funcionando y no es un organismo independiente o autónomo.
Con esta información podemos pensar que tiene los grados académicos necesarios y algo de experiencia relacionada a algunas funciones propias del INEGI, pero tendrá que enfrentar una curva de aprendizaje importante para la mayoría de las ocupaciones de su nuevo puesto. Posiblemente lo que más preocupa (o desconocemos) es su experiencia y habilidad política para las negociaciones, decisiones importantes y situaciones propias de la autonomía.
Posiblemente la primera buena noticia es que no surge de las filas de SHCP, de los allegados de la Presidencia o del Secretario de Hacienda. Todo apunta a que la SHCP acudió al Gobernador de Banxico para una recomendación. En principio, parece proceder del servicio profesional de carrera y no pupilo del Gobernador, sin embargo, no debemos ser tan ingenuos como para pensar que su designación fue totalmente gratuita. Sabemos que ha existido mucho recelo y critica entre las dos instituciones desde tiempo atrás. ¿Llega Santaella con agenda preestablecida y posiblemente cargada? Realmente no sabemos. Pero sí hay quienes ya expresaron su temor de que sea muy leal al Gobernador y con esto Banxico expande sus tentáculos e influencia. Lo que menos necesitamos es que la persona que tiene la autoridad monetaria máxima se convierte en un zar omnipotente.
La segunda buena noticia es que aparentemente es buena persona, de buen trato y de mente abierta. No sabemos si tiene el entusiasmo y ganas de hacer del INEGI uno de los mejores institutos de estadística del mundo (que era la actitud de Eduardo Sojo), pero algunas personas que lo conocen mejor dicen que sí. Ojalá que sea abierto a la crítica, dispuesto a escuchar y dispuesto a empujar los proyectos necesarios. Sería un verdadero plus si ve la crítica como asesoría gratis, como era la filosofía de su antecesor en el INEGI.
Por lo pronto, aceptamos la designación, ya que tiene los credenciales necesarios. Estaremos atentos, ya que no sabemos a bien si tiene los suficientes. Le damos el beneficio de la duda y esperemos que resulte un excelente presidente. En vías de mientras, seguiremos con las críticas constructivas, observaciones pertinentes y vigilancia permanente de los indicadores económicos del país.