El Banco de México informó que las remesas familiares en octubre ascendieron a 1,853.1 millones de dólares (md), 4.6 por ciento más que en el mismo mes del año pasado. Van tres meses consecutivos que se registra una tasa anual positiva, después de que los 13 meses anteriores habían sido de tasas negativas. No obstante, la recuperación es aun frágil, ya que el flujo acumulado de los últimos 12 meses (21,498 md) fue 4.9 por ciento menor al mismo periodo del año anterior. De hecho, el flujo acumulado de los doce meses a octubre se ubica 17.5 por ciento por debajo del máximo registrado de 26,059 md en diciembre de 2007.
Después de varias décadas de crecimiento, las remesas se estancaron hacia fines de 2007 y cayeron entre 2008 y 2010. Los sectores más dañados por la gran recesión de 2008-2009 fueron la construcción y la manufactura, en los que se concentraban la mayoría de los empleos que tenían los mexicanos que vivían en Estados Unidos. Sin fuente de ingresos y con una perspectiva difícil, muchos mexicanos optaron por regresar a su país. De hecho, el flujo migratorio neto de mexicanos a Estados Unidos se redujo a alrededor de un cinco por ciento de lo que había sido en la década anterior.
Los flujos empezaron a recuperarse a partir de 2011, aunque a tasas todavía bajas. Pero la mejoría duró poco, ya que a mediados de 2012 volvieron a disminuir hasta llegar de nuevo cerca a los mínimos registrados a principios de 2010. El dinero que manda los mexicanos que residen en Estados Unidos a sus familias en México representa un complemento importante a los ingresos de muchas familias. Por lo mismo, no debe extrañar que el retroceso en los envíos a partir de mediados del año pasado coincida con la desaceleración del consumo de los hogares y con el estancamiento de la economía en general.
El comportamiento de las remesas familiares de Estados Unidos a México parece justificado ante el entorno de los últimos años; no solamente se ha vivido la peor recesión de la pos-guerra, sino también hemos observado un esfuerzo inusitado de las autoridades de Estados Unidos por incrementar la seguridad de las fronteras y dificultar la inmigración ilegal. Sin embargo, llama la atención que mientras ha disminuido la inmigración de mexicanos a Estados Unidos y las remesas familiares enviados a México, no es el mismo caso para otros países. Por ejemplo, estadísticas de varios censos en Estados Unidos confirman la baja en la inmigración mexicana pero señalan que el flujo migratorio neto de los países centroamericanos ha aumentado. Esto lleva a preguntar por qué ha disminuido las remesas hacia México, mientras que aumenta hacia otros países.
La falta de empleo en los sectores relevantes para los mexicanos en Estados Unidos (construcción y manufactura) produjo un cambio estructural en la emigración de la población de nuestro país, en especial en cuanto a género. Datos proporcionados por estudios realizados en el CEMLA señalan que la inmigración neta en los últimos cinco años ha disminuido a 16 mil personas; pero hubo una disminución de 436 mil hombres y un incremento de 420 mil mujeres. Mientras que casi el 50 por ciento de los mexicanos trabajan en agricultura, construcción y manufactura, las mexicanas se concentran en servicios de salud, educación, alimentos, recreación y comercio. Por lo mismo, se ha visto una disminución neta en el empleo de los mexicanos (ya que trabajan en los sectores más afectados) mientras que se ha observado un incremento en el empleo de las mexicanas (que laboran en sectores más benévolas para las oportunidades de empleo). En adición a este cambio fundamental, aparentemente las mujeres que inmigran a Estados Unidos tienen menos lazos familiares que los hombres, por lo que son proclives a mandar menos remesas.
La importancia de las remesas para nuestro país no se puede subestimar. No solamente represente un ingreso complementario a muchos hogares, sino también ha contribuido sustancialmente en una mayor oferta de divisas, que explica en parte porque hemos tenido menores déficits en la cuenta corriente en comparación a décadas anteriores. Pero todavía más importante, es el reflejo de una válvula de escape primordial en el mercado laboral, que ha ayudado a mantener una tasa de desempleo relativamente baja a pesar del poco crecimiento económico que hemos sufrido en los últimos 30 años. Por lo mismo, este cambio estructural seguramente marcará cambios significativos en la economía en los siguientes años. Habrá que estar atentos.