El INEGI informó la semana pasada que el PIB del segundo trimestre de este año disminuyó 2.9 por ciento (SAAR) respecto al trimestre anterior y que el crecimiento del primer trimestre se había revisado a la baja a 0.10 por ciento. Las cifras desestacionalizadas muestran que el nivel del PIB de la primera mitad del año se ubica apenas 0.02 por ciento por arriba del segundo semestre del año pasado. Queda claro que de continuar con esta tendencia negativa, la economía mexicana pasaría de un estancamiento a una recesión.
Algunos sectores han resentido la disminución en la actividad económica mucho más que otros. La ANTAD reporta que las ventas reales de los establecimientos comerciales afiliadas a su organismo han disminuido más que en cualquier periodo de los últimos diez años. La industria del cemento se enfrenta a ventas menores que la crisis de 2008-2009. Cada vez son más voces que empiezan a hablar de las posibilidades de una recesión, mientras que muchos ya lo toman por dado.
Comentando lo anterior en Twitter, dije que “hemos pasado de expansión a atonía y después a estancamiento; si la economía sigue en picada corremos el riesgo de entrar en recesión”, a lo cual alguien comentó “no sé si pudieras hacer un comparativo entre años y sexenios, pero creo que este es el peor inicio de una presidencia”. Mi reacción de inmediato era que esta persona debería ser muy joven, o bien no tenía buena memoria. No solo debemos recordar el primer año de la presidencia de Ernesto Zedillo, sino también de Miguel de la Madrid y hasta el propio Vicente Fox. No obstante, decidí realizar una pequeña investigación para enlistar los peores inicios de una presidencia en los últimos cien años. Más atrás no se puede, ya que no existen estadísticas.
Muchos economistas e instituciones que participan en las encuestas de expectativas, no han terminado todavía de afinar sus números ante los nuevos datos del INEGI, pero casi podemos anticipar que el nuevo consenso andará alrededor de 1.5 por ciento (o menos) de crecimiento para el año. No obstante, vamos a partir del supuesto que se cumple la proyección del más pesimista del mercado, que actualmente es Monex, que pronostica 0.5 por ciento de crecimiento del PIB. Aun en este caso, el inicio de este sexenio ni siquiera aparecería en la lista de los diez peores arranques de una presidencia, ya que encontré once presidencias con una tasa negativa en su primer año.
Hubo cinco presidentes que experimentaron una tasa negativa entre 0 y -1.0 por ciento en su primer año. Estos fueron: Álvaro Obregón en 1921 (-0.1 por ciento); Adolfo Ruiz Cortines en 1953 (-0.2 por ciento); Victoriano Huerta en 1913 (-0.6 por ciento); Francisco León de la Barra en 1911 (-0.9 por ciento) y Vicente Fox en 2001 (-0.95 por ciento). Las estimaciones de los mandatarios entre 1911 y 1920 pertenecen a Juan Moreno Pérez, de su tesis doctoral de UCLA, dado que no existen cifras oficiales de esa época.
De allí podemos continuar la lista con tres presidentes que enfrentaron caídas entre 3 y 4 por ciento al iniciar su mandato. Estos son: Emilio Portes Gil en 1929 (-3.1 por ciento); Miguel de la Madrid en 1983 (-3.5 por ciento); y Francisco I. Madero en 1912 (-3.5 por ciento). Es importante poner en contexto que las épocas de la Revolución y la Gran Depresión están inscritas en la historia como los periodos más difíciles, por lo que es lógico esperar que los presidentes en esas fechas estén en la lista.
Esto nos lleva al tercero y segundo lugar en la lista, que fueron Ernesto Zedillo en 1995 (-6.2 por ciento) y Pascual Ortiz Rubio en 1930 (-6.6 por ciento). Este último enfrentó uno de los peores años (no el peor) de la Gran Depresión de los treinta, mientras que Zedillo heredó una economía prendido con alfileres y contribuyó con los errores de diciembre que culminaron en la peor crisis de la época moderna de México.
Sin embargo, según las estimaciones con que contamos el peor inicio fue el que tuvo Venustiano Carranza al asumir el puesto de Jefe del Ejército Constitucionalista en 1914 en plena Revolución, donde se estima que la economía se desplomó alrededor de 10 por ciento. Por lo mismo, podemos decir que el peor inicio correspondió a la Revolución, el segundo peor a la Gran Depresión y el tercero a la famosa crisis de 1995, cuyos arquitectos principales fueron Carlos Salinas y su Secretario de Hacienda, Pedro Aspe. Si eliminamos los gobiernos de la Revolución (porque las cifras son estimaciones burdas), el gobierno actual su ubicaría en el séptimo lugar de los peores comienzos.
¿Quiénes tuvieron los mejores? Abelardo Rodríguez en 1933 (9.8 por ciento) como producto de rebote después de las caídas tan pronunciadas de la Gran Depresión; Manuel Ávila Camacho en 1941 (8.3 por ciento); Gustavo Díaz Ordaz en 1965 (6.1 por ciento); Plutarco Elías Calles en 1925 (6.1 por ciento); Lázaro Cárdenas en 1935 (5.5 por ciento); y Carlos Salinas en 1989 (4.1 por ciento).
Aunque empezamos mal, tendríamos que acabar este año todavía peor, con una tasa negativa, para apenas ingresar a la lista de los peores diez.