Por: Jonathan Heath[1]
Escrito para “Realidad, Datos y Espacio”, Revista Internacional de Estadística y Geografía del INEGI, 29 de marzo de 2020
A mediados del año pasado, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (INEGI) y el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) convocaron a un grupo de expertos para estudiar la posibilidad y conveniencia de formar un Comité de Fechado de los ciclos de la economía mexicana en forma parecida a los que existen en varios países desde hace un par de décadas. La idea central de estos Comités es la de determinar las fechas de inicio y terminación de las recesiones en nuestro país, de forma más cercana posible a la de un árbitro oficial. ¿Es necesario? La conclusión principal del estudio titulado “Propuesta para crear un comité de fechado de los ciclos económicos en México”, publicada en la página de Internet del INEGI,[2] es que sí.
Las fechas de inicio y terminación de las recesiones han sido tema de debate desde hace mucho tiempo, aquí en México como en la mayoría de los países. Posiblemente la razón principal es que la definición original de lo que es una recesión es compleja, difícil de precisar por los iniciados en el tema y casi imposible de entender para el público en general. Si respetamos el concepto original, la discusión debería concentrarse en el ámbito académico mediante definiciones precisas, alimentada con indicadores económicos sólidos. Sin embargo, los medios quieren participar ante las connotaciones políticas, mientras que los políticos no aceptan quedarse fuera del debate ante el peso mediático. Peor aún, algunos economistas y el público en general opinan de manera superficial sobre el tema, lo que contribuye a la confusión, lo cual termina por trivializar el debate.
La necesidad de un marco conceptual adecuado para participar en la discusión fue muy aparente el año pasado cuando la actividad económica no logró crecer por cuatro trimestres consecutivos y terminó el año con una tasa marginalmente negativa de -0.1 por ciento. Dado que coincidió con un nuevo gobierno que instrumenta un modelo económico alternativo, la discusión se vio contagiada por consideraciones políticas y muchos argumentos sin sustento. Esto se expresó visiblemente en los medios de comunicación donde comentarios hirientes y hasta groseros fueron vertidos. Para algunos, la negación de que si estábamos o no en una recesión es meramente una postura política, sin importar la evidencia empírica. Para otros, es un debate sin sentido, ya que no importa la “etiqueta” que se le ponga a las condiciones económicas por las que se atraviesa.
Este año, la pandemia del coronavirus Covid-19 azota los sistemas de salud y el desarrollo de los negocios sin respetar fronteras. Frente a la severidad de este fenómeno sin precedentes, los hacedores de política económica han reaccionado para contener los efectos negativos sobre la economía. Tal situación le ha dado todavía un mayor protagonismo al concepto de recesión, el cual se lee en casi todos los periódicos hoy en día. Sin embargo, a diferencia del año pasado y sin contar todavía con los datos necesarios, ahora podemos afirmar la existencia de una recesión. Pero, al final de cuentas, para saber si un país se encuentra en tal situación, es necesario comprender las características de dicho proceso y contar con la información necesaria.
¿Es importante o incluso necesario definir correctamente una recesión y puntualizar su existencia? En mi opinión, para los economistas debería ser el equivalente a la importancia que da un médico a distinguir claramente entre catarro, gripe, influenza, neumonía y el Covid-19. Cada enfermedad tiene cierta dosis de peligro y demanda un tratamiento distinto. El conocer exactamente donde nos ubicamos en el ciclo económico no solo permite tomar mejores decisiones de política económica, sino también ayuda al empresario a tomar medidas adecuadas en términos de producción, inventarios y ventas futuras, así como también a los consumidores para tomar sus decisiones de compra y a los trabajadores que deseen incorporarse al mercado laboral.
He escrito mucho sobre el tema desde hace varias décadas. Le dediqué un capítulo entero en mi libro “Lo que Indican los Indicadores”. Obviamente, abordamos más el tema cuando estamos cerca de iniciar una recesión, pero los puntos centrales siempre han sido los mismos. El más importante es la definición misma, por lo que siempre he argumentado que debemos aceptar la definición original de hace casi 100 años y no trivializar el concepto mediante reglas mecánicas y/o mediáticas como concentrarse solo en la existencia de por lo menos un par de trimestres consecutivos con una tasa negativa del PIB.[3] Por lo mismo, para mí fue muy grato ver que una de las conclusiones y recomendaciones principales del trabajo realizado por el grupo de expertos fue que se debería de partir de las definiciones clásicas de lo que es un ciclo económico y una recesión.
De acuerdo a la definición del Buró Nacional de Investigación Económica (NBER) en Estados Unidos en la década de los años veinte del siglo pasado, una recesión clásica es un concepto complejo. En efecto, se considera una contracción significativa y generalizada en la actividad económica, que no solo sea visible en la producción industrial, las ventas al menudeo y el ingreso personal, sino que se extienda a los mercados laborales y cuya duración sea más allá de unos cuantos meses. De esta definición, se derivan tres características esenciales: profundidad (significativa), difusión (generalizada) y duración (por lo menos seis meses). Si adoptamos la regla mecánica/mediática de solo concentrarnos en la existencia de dos trimestres consecutivos de tasas negativas, contaremos con la característica de duración, pero dejaremos fuera a las de profundidad y difusión.[4]
De hecho, una recesión sólo es una fase de lo que los economistas llaman ciclo económico, en el cual hay episodios de significativa debilidad económica, pero también de fortaleza y avance tecnológico, estos últimos conocidos como fases de expansión. Los ciclos económicos tienen efectos considerables en el bienestar presente y futuro de la sociedad. Es por ello que los economistas han hecho un esfuerzo por identificarlos y caracterizarlos a fin de comprender el conjunto de factores sociales y económicos que las conforman, así como también entender la influencia que tienen las políticas públicas sobre sus fases.[5]
Algunas causas de los ciclos económicos podrían justificarse por factores psicológicos como modas y costumbres, así como por la acumulación de fricciones económicas que se traducen en desequilibrios que producen cambios bruscos en cómo está organizada la economía.[6] También se deben considerar los eventos inherentes a la naturaleza, como es el caso de la pandemia que estamos viviendo hoy en día. Lo anterior dimensiona la magnitud del reto que es caracterizar las causas, consecuencias y la ubicación en el tiempo de los eventos del ciclo económico.
¿Qué es un Comité de Fechados de los Ciclos Económicos?
La complejidad del tema requiere de una diversidad de criterios, derivados de un entendimiento profundo de la materia, así como la consideración de distintas fuentes de información por parte de un grupo de profesionales altamente capacitados. A estos grupos comúnmente se les ha denominado comités de fechados de los ciclos económicos. Un comité de fechado de ciclos económicos es un grupo de expertos, generalmente ligados al sector académico, que se encarga de definir y mantener una cronología de fases de expansión y recesión del ciclo económico de un país o región. En principio, las deliberaciones del Comité se consideran como “oficiales” en el sentido de ser resultado de un arbitraje profesional e independiente.
El primer antecedente de la creación de un grupo de esta naturaleza fue el creado por el NBER, quienes establecieron un comité especializado para el fechado de los ciclos económicos en 1978.[7] Este ejemplo fue seguido por otras instituciones públicas y privadas en diferentes lugares del mundo, las cuales comenzaron a formalizar el estudio de este problema económico de la misma forma.
Fue así que en México, el INEGI y el CIDE, conformaron al Grupo Técnico de Expertos para el Diseño de un Comité de Fechado de los Ciclos de la Economía de México (GTDCFC) con el objetivo central de evaluar la pertinencia y utilidad pública de establecer un Comité para nuestro país. Los expertos convocados que realizaron el estudio fueron: Arturo Antón, Luis Foncerrada, Víctor Guerrero, Jonathan Heath, Gerardo Leyva, Pablo Mejía, Juan Carlos Moreno y Ernesto Sepúlveda, con la coordinación técnica de Maite Guijarro.[8] El resultado del trabajo de este grupo de expertos fue publicado en febrero de 2020 por el INEGI en un documento denominado “Propuesta para crear un comité de fechado de los ciclos económicos en México”.[9] Su lectura es recomendada para los iniciados en el tema y de seguro interés para los que desean profundizar.
¿Cuál fue la estrategia empleada por el GTDCFC para elaborar su recomendación?
La recomendación sobre la conveniencia de contar con un Comité de Fechados de Ciclos Económicos se desarrolló en dos secciones.[10] La primera de ellas consistió en realizar una extensa revisión académica sobre ciclos económicos, desde el punto de vista conceptual (Capítulo 1), seguida por los esfuerzos de investigadores para fechar las fases de los ciclos económicos sin la existencia de un comité de fechados y que utilizaron algoritmos de identificación (Capítulo 2) y la experiencia internacional de los comités de fechado alrededor del mundo (Capítulo 3). En los siguientes párrafos se sintetizan los principales mensajes de esta primera sección.
Al ser los ciclos económicos fenómenos complejos, los economistas han recurrido a la combinación de técnicas cuantitativas y cualitativas para detectar sus fases. En la parte cuantitativa, se desarrollaron indicadores compuestos que sintetizan en una sola serie la naturaleza cíclica de un conjunto amplio de variables económicas. Este tipo de indicadores se calculan mediante estimaciones estadísticas y se conforman de variables que tienen una sincronía coincidente con la economía en general.[11]
El esfuerzo de sintetizar la información en un solo indicador compuesto hizo que los eventos del ciclo económico fuesen relativamente sencillos de identificar. Sin embargo, la variedad de metodologías estadísticas que pueden emplearse, abre la posibilidad de llegar a conclusiones discordantes respecto a la cronología de las fases del ciclo económico.[12] Con el fin de brindar una solución única y decisiva, en diversos países se ha convocado a expertos de los sectores público y privado para conformar comités que, mediante consenso y el respaldo de un análisis riguroso de una amplia cantidad de variables económicas, puedan determinar una cronología consistente del ciclo económico en esos países.
Las mejores prácticas internacionales sugieren que estos comités tengan como misión establecer una cronología de los ciclos económicos y mantenerla actualizada. La mayoría de los comités son financiados por alguna institución independiente y sin fines de lucro, que les proporciona: (1) respaldo institucional; (2) apoyo logístico para su operación y difusión de resultados; y (3) asistencia técnica para análisis cuantitativos.
Para cumplir con su misión, los comités poseen ciertos atributos principales: (1) credibilidad provista por su autoridad técnica; (2) independencia de intereses de lucro o hacia grupos particulares; (3) congruencia entre la evidencia empírica y su toma de decisiones; (4) trabajo permanente; y (5) abstención de cualquier opinión ajena a su misión.
Para alcanzar una caracterización clara de los comités de fechado fue particularmente útil recopilar de primera mano las experiencias de miembros de comités de fechado de Estados Unidos, Unión Europea, Canadá, España y Brasil durante el inédito “Seminario internacional sobre Fechado de los Ciclos Económicos” organizado por el INEGI y el CIDE, el 30 y 31 de octubre de 2019. La discusión académica y reflexiones están disponibles para el público en general en el sitio web del seminario;[13] en este se pueden consultar material escrito y audiovisual de las todas las sesiones del seminario, lo que representa una significativa aportación al material de referencia sobre ciclos económicos. Como fruto del seminario y de investigaciones realizadas por el GTDCFC, se recopiló una matriz de características similares de los diversos comités de fechado alrededor del mundo, que fue fundamental para la elaboración del capítulo 3.[14]
La segunda sección del documento presenta la recomendación técnica del grupo de expertos (Capítulo 4). Derivado de un examen de las experiencias internacionales y de un análisis riguroso de todas las opciones para la determinación del fechado de los ciclos económicos en México, el GTDCFC decidió recomendar ampliamente la conformación de un comité permanente de fechado de los ciclos económicos.
Para salvaguardar los elementos clave que caracterizan a un comité de fechado sólido, el grupo técnico considera adecuado que para el caso de México, el INEGI sea la institución que anide al Comité de Fechado de Ciclos Económicos, ya que: (1) posee la infraestructura técnica necesaria e independencia de influencias políticas e ideológicas; (2) es la institución que cuenta con mayor experiencia en el análisis de los ciclos económicos; y (3) actualmente auspicia a otros comités nacionales e internacionales dedicados a la producción y análisis de estadísticas.
Asimismo, dentro de las recomendaciones se busca que el Comité establezca una metodología rigurosamente transparente sobre sus actividades, la cual tendrá un marco legal para este fin. Se recomienda que el Comité explique las razones que fundamentarán sus decisiones de fechado, así como que también proporcione la información y los análisis respectivos que respaldan sus decisiones. Lo anterior para que pueda existir un mecanismo de rendición de cuentas y con ello brindar amplia evidencia que sostenga su credibilidad.
¿Qué sigue?
El GTDCFC concluyó su estudio el 27 de enero de 2020, el cual fue entregado formalmente a Julio Santaella, Presidente del INEGI, el 19 de febrero del mismo. Ahora queda en manos del Instituto conformar la lista de economistas expertos en el tema y convocar la primera reunión. Esperamos que esto suceda en los siguientes meses. Su primera tarea será la ubicación consensuada de los picos y valles de los ciclos económicos desde que tenemos información disponible a la fecha, es decir, la construcción del acervo histórico de las fechas de inicio y terminación de cada recesión que hemos tenido. Su segunda tarea, que será la de mayor anticipación mediática será la determinación de la fecha en que comenzó la recesión actual (si es que existe).
La segunda tarea no será nada fácil. El Comité tendrá que establecer la fecha mediante evidencia empírica y completa, es decir, no podrá utilizar datos preliminares, sujetos a revisión. Esto implica un rezago importante en la determinación del mes exacto. Primero, porque la mayoría de los indicadores relevantes se publican con un rezago de dos a tres meses. Segundo, se tiene que recopilar información que compruebe que la caída en la actividad económica cumple con las tres características propias de una recesión, lo que implica un rezago adicional de por lo menos seis meses. Sumando los dos rezagos, el comité necesitará por lo menos nueve meses (y posiblemente más) después de que haya empezado la recesión para poder asegurar la fecha. Por ejemplo, el Comité de Fechado del NBER en Estados Unidos se demora en dar su veredicto entre 10 y 11 meses aproximadamente. A pesar de la larga espera, el tiempo será un aliado del Comité para no ser víctima de presiones políticas que pudieran ejercer grupos de interés sobre los miembros.
Finalmente, el INEGI también tendrá una tarea importante. En 2010 se tomó la decisión de sustituir al SICCA (indicadores compuestos para ayudar a determinar la trayectoria del ciclo económico clásico) por el SIC (indicadores compuestos del ciclo de crecimiento).[15] Sin embargo, el GTDCFC recomienda al Comité establecer las fechas del ciclo económico utilizando el enfoque clásico, por lo que el INEGI tendrá que determinar ahora si deja de difundir los resultados del SIC para favorecer de nuevo al SICCA. Incluso, esta tarea podría significar una actualización y reestimación completa del SICCA.
[1] El autor agradece los comentarios y apoyo de Edwin Tapia, Jaime Acosta y Sergio Martín.
[2] http://internet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/nueva_estruc/promo/GTDCFC_2020.pdf
[3] Tasas trimestrales negativas anualizadas utilizando series con ajuste estacional. Para más detalles ver: Lo que indican los indicadores, Capítulos 2 y 3, Heath (2012).
[4] “Su significado es inmediato: magnitud de la recesión, persistencia temporal y grado de incidencia o propagación entre las diversas actividades y mercados de la economía en cuestión”. Propuesta para crear un comité de fechado de los ciclos económicos en México, INEGI (2020), p. 11.
[5] Vale la pena mencionar la existencia de otra escuela de ciclos, que para diferenciarlo del ciclo económico clásico, se le denomina ciclos de crecimiento.
[6] Posibles fuentes de tales fricciones pueden ser de carácter pecuniario, político, por asimetría de información y fallas en la formación de expectativas de los agentes económicos.
[7] Sitio oficial del Comité de Fechado de Ciclos Económicos del NBER para Estados Unidos: https://www.nber.org/cycles/recessions.html
[8] Los currículos de cada uno se encuentran en un anexo del estudio. Comunicado de prensa 314/19, INEGI (2019): https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2019/OtrTemEcon/InstacionGTDCFC2019.pdf
[9] “Propuesta para crear un comité de fechado de los ciclos económicos en México”, Grupo Técnico de Expertos para el diseño de un Comité para el Fechado de los Ciclos de la Economía de México (2020). http://internet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/nueva_estruc/promo/GTDCFC_2020.pdf
[10] La primera sección se compone de los capítulos 1 al 3 y la segunda contiene el capítulo 4.
[11] El INEGI cuenta con dos juegos de indicadores compuestos. El primero, que se desarrolló a fines del siglo pasado, se le denomina “Sistema de Indicadores Compuestos: Coincidente y Adelantado (SICCA) y corresponde al ciclo clásico. El segundo, que se introdujo en 2010, se llama Sistema de Indicadores Cíclicos (SIC) y corresponde a la escuela de ciclos de crecimiento.
[12] El propio INEGI fue culpable de introducir confusión derivada de la aplicación de indicadores compuestos al introducir el SIC en 2010, sin explicar en su momento las diferencias conceptuales con el SICCA.
[13] Sitio oficial del Seminario internacional sobre Fechado de los Ciclos Económicos (CIDE / INEGI, 2019): https://www.inegi.org.mx/eventos/2019/cide/. El material audiovisual se puede consultar directamente en: https://www.youtube.com/channel/UCvFp7Fse31ECLPYA4g9xD9A.
[14] Por su aportación al estudio internacional, que es muy difícil encontrar en una solo fuente, se incluyó la matriz como anexo al estudio del GTDCFC.
[15] El INEGI no dejó de publicar el SICCA en su Banco de Indicadores Económicos (BIE), pero sí dejó de emitir boletines de prensa para difundir sus resultados, favoreciendo así al SIC: