Aunque la fecha exacta es el primero de abril de 2014, el Banco de México decidió adelantar la conmemoración de sus primeros 20 años de autonomía el lunes y martes pasados. Aprovechando la reunión del FMI a fines de la semana pasada, la institución invitó a banqueros centrales de nueve países, ex-Gobernadores de cinco más, junto con varios académicos distinguidos y muchas personalidades importantes del medio. También estaban presentes todos los ex-Gobernadores del propio Banxico y miembros pasados de la Junta de Gobierno.
Se analizaron temas relevantes como los argumentos para la independencia de los bancos centrales, experiencias de los banqueros, límites de los objetivos de la banca, política monetaria no convencional, y diseño e implementación de los bancos centrales. Al final, terminaron con un panel de lujo compuesto de Miguel Mancera, Pedro Aspe, Guillermo Ortiz y Francisco Gil Díaz, para analizar el impacto de la autonomía de Banxico en la economía mexicana. Fue un evento de lujo, bien organizado y por demás interesante. Enhorabuena.
Como era de esperarse, Banxico obtuvo a lo largo de las sesiones muchas felicitaciones y elogios de todo tipo por haber logrado abatir la inflación a cifras bajas de un solo dígito y después mantener la estabilidad de precios a niveles (casi) aceptables desde principios de la década pasada. En especial, el Gobernador Agustín Carstens fue el centro de los aplausos, ya que coincidió el festejo con su nombramiento del Banquero Central del año.
¿Se merece realmente nuestra Banca Central el encomio presentado? Hay quienes rápidamente señalan que la Junta de Gobierno no ha logrado el objetivo puntual de 3 por ciento de inflación, sino sólo mantener la tasa por debajo de 4 por ciento (el techo del rango de variabilidad) en ciertos periodos. Otros comentan que aunque se han visto algunos esfuerzos por ser más transparentes, todavía es una institución relativamente cerrada, en especial en el manejo de su presupuesto y administración interna. Por último, el tema del mandato único (versus el doble mandato que incluye velar por el crecimiento económico) todavía se mantiene como tema de debate en ciertos círculos.
El promedio anual de la inflación de los últimos diez años es de 4.3 por ciento. Si nos queremos concentrar en el vaso medio vacío, está claro que queda pendiente el último empujón para situar la inflación alrededor del 3 por ciento. Sin embargo, el medio vaso lleno (que habría que reconocer que está mucho más lleno que vacío), ubica a la economía mexicana en una era de estabilidad macroeconómica bastante sólida en tiempos que ha predominado la inestabilidad financiera en el ámbito mundial. Si bien la tasa general todavía permanece ligeramente por arriba del objetivo, la tasa subyacente, que es la que responde a la política monetaria del Banco, se ubica en mínimos históricos y su promedio de los últimos 12 meses es menor a 3 por ciento. El componente no subyacente, influido principalmente por la política de precios de la SHCP, realmente queda fuera del alcance del Banco Central. Si el objetivo de inflación se concentrara en la tasa subyacente (como es el caso de algunos países), el Banco estaría cumpliendo cabalmente con su objetivo.
La transparencia siempre es una batalla cuesta arriba, es decir, siempre habrá por donde mejorar. Sin embargo, la Junta ya publica sus minutas y mantiene un dialogo permanente con los actores relevantes. Por ejemplo, a principios de noviembre el Banco llevará a cabo su Segundo Foro de Discusión entre los economistas que regularmente escriben acerca de la evolución de la economía mexicana (los llamados “Central Bank Watchers”) y los que trabajan en la Dirección General de Investigación Económica del Banco. Este intercambio de ideas es especialmente bienvenido en estos momentos en que el Banco ha decidido instrumentar una política todavía más expansiva, cuando la mayoría de los bancos centrales empiezan a revertir (o pensarlo por lo menos) lo que ha sido la política más laxa de todos los tiempos.
Aunque tanto el Presidente como el Secretario de Hacienda fueron muy enfáticos en cuanto al tema del mandato único, las acciones últimas de la Junta de Gobierno nos hacen pensar que el tema es casi irrelevante. Con la inflación básicamente bajo control y sin peligro de revertirse, la Junta se ha concentrado más en apoyar el crecimiento económico como si existiera el doble mandato.
Siempre habrá pendientes. Sin embargo, Banxico permanece como el ejemplo a seguir y sí, debemos estar orgullosos de sus logros.