Aclaraciones del INEGI

A principios de año teníamos la expectativa de que la economía mexicana podría crecer alrededor de 3.5 por ciento, mediante la recuperación en la demanda externa (principalmente Estados Unidos), una mejoría en la inversión privada (alentada por las reformas estructurales) y sin nuevos retrocesos fiscales (como la reforma recaudatoria de 2014). Sin embargo, Estados Unidos empezó mal el año con condiciones climatológicas adversas y huelgas en varios puertos, por lo que empezamos a revisar a la baja la proyección para el crecimiento del año. Con el paso del tiempo, vimos que la producción industrial de nuestro vecino permaneció estancado, mientras que industrias mexicanas claves para la inversión (como la construcción) dejaron de crecer. El resultado fue una revisión sistemática a la baja, como de una décima promedio por mes, hasta llegar a una expectativa de 2.2 por ciento en octubre pasado.

No obstante, a lo largo del año hemos visto una mejoría notable en el consumo privado. La ANTAD y la AMIA han reportado crecimientos significativos, muy por encima del crecimiento promedio de la economía. Típicamente, la economía mexicana ha necesitado del motor de las exportaciones no petroleras para “jalar” a la economía interna. Pero este año ha sido totalmente atípico; crece el consumo de las familias sin mayor estimulo de las actividades secundarias. Incluso, si sumamos los componentes del gasto del PIB, llegamos a una cifra mucho mayor para el crecimiento, a tal grado que muchos han expresado dudas acerca de una discrepancia estadística demasiada elevada.

Al final de octubre, el INEGI dio a conocer su estimado oportuno de la tasa del PIB del tercer trimestre de 0.6 por ciento respecto al trimestre anterior. La cifra fue muy bien recibida, ya que era mayor al esperado y esto llevó a una pequeña revisión al alza en la proyección para el año. Veinte días después, el INEGI publicó el cálculo tradicional del PIB con una tasa todavía mayor, de 0.8 por ciento de crecimiento, junto con una revisión al alza en las tasas del primer y segundo trimestres: en vez de 0.43 por ciento en el primero, se revisó a 0.51 por ciento, mientras que el segundo se revisó a 0.63 por ciento de 0.50 por ciento. Esto significa que el nivel del PIB ajustado del tercer trimestre se ubica 1.9 por ciento por arriba del cuarto trimestre del año anterior, cuando nuestra estimación anterior era de 1.5 por ciento. Con estos números revisados, si el cuarto trimestre crece en forma similar al tercero, es factible que el crecimiento de 2015 alcance 2.6 por ciento.

Pero aun con esta revisión al alza, el cálculo del PIB por el método de la producción va quedar muy por debajo de la suma de los componentes del gasto, que pudiera incluso rebasar 4 por ciento. Sin embargo, el INEGI aclara que esta suma se hace sin considerar la discrepancia estadística, que tiene una relación muy cercana al cambio en existencias (variación en inventarios), que simplemente no se puede descartar. En otras palabras, la discrepancia es parte integra de las cuentas que nos dan la igualdad entre la oferta y la demanda. Si la discrepancia es elevada, nos está diciendo que la variación de existencias no está bien medida (pues es la parte más difícil, en especial las existencias de origen importado). Lo más seguro es que al obtener más información, esta discrepancia disminuirá.

El INEGI nos dice que el cálculo del PIB por el lado de la producción es muy robusta, ya que se elabora con encuestas mensuales de bienes y servicios y registros administrativos con información de cerca de 30,000 empresas, que representan alrededor de 110,000 unidades económicas, que a su vez contempla cerca del 80 por ciento de las principales actividades de la economía nacional. En cambio, el computo por el lado de la demanda es menos comprensivo, en especial el cálculo de las existencias. Por lo mismo, la discrepancia estadística concentra las diferencias de las fuentes estadísticas, los métodos de cálculo, momentos de registros y tipos de valoración que se presentan en la medición de los distintos componentes.

Por ejemplo, el PIB trimestral por el lado de la producción considera entre sus componentes más importantes a la extracción de petróleo, que ha mostrado en los últimos trimestres, una aportación negativa a la actividad económica. Si restamos su valor al cálculo del PIB, la tasa de 2015 aumentaría en 0.6 puntos porcentuales. No obstante, el cálculo por el lado de demanda no contempla la diferencia con la información recabada en el corto plazo y seguramente se integra en la discrepancia estadística.

 

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