¿Cómo va la Confianza?

El INEGI acaba de reportar los índices de confianza al consumidor y al productor para junio.  En una primera lectura el del consumidor registró una disminución de 1.3 puntos para llegar a 95.2 de 96.5 en mayo.  Este es el resultado de disminuciones en tres de sus cinco componentes.  Sin embargo, la noticia realmente no es mala, ya que la tendencia del indicador sube (aunque marginalmente) por 15ª mes consecutiva.  Siendo el indicador un índice de difusión es importante no fijarse tanto en el último dato, sino más bien concentrarse en la tendencia.

Lo más interesante del indicador es que disminuye la confianza en los tres componentes que tienen que ver con el futuro, mientras que aumenta en los dos que se refieren a la situación actual del consumidor.  Los consumidores ven ahora mejor su situación económica (del hogar) y la del país respecto a su percepción de cómo estaba hace 12 meses.  En cambio, ven peores perspectivas para el hogar y el país dentro de 12 meses, al igual que sus posibilidades de comprar bienes duraderos.  Conste que la encuesta fue aplicada antes de conocer los resultados de las elecciones presidenciales.

Debemos recordar que los índices de difusión se construyen en un rango que va de 0 a 100 como una calificación en la escuela.  El cero representa el pesimismo total, mediante una situación hipotética en la cual todos los consumidores dan la respuesta más pesimista posible a las cinco preguntas del indicador.  De igual forma, el 100 sería una situación de optimismo total en la cual todos los consumidores responderían con las respuestas más optimistas posibles.  De esta forma, tenemos un nivel de 50 puntos que representa el umbral entre un promedio pesimista y uno optimista.

El problema fundamental de este indicador es que el INEGI iguala el resultado de enero 2003 de cada uno de los cinco componentes a 100 para “esconder” la calificación.  Esto no sólo nos quita la posibilidad de conocer el optimismo (o pesimismo) relativo en un momento dado, sino además ya no nos deja comparar los diferentes componentes del indicador.

Por ejemplo, los encuestados ven la situación económica del país dentro de 12 meses en 100.8 puntos y la situación de sus hogares en 101.0.  ¿Existe mayor optimismo acerca de la situación futura de los hogares respecto a la del país?  No sabemos, ya que el INEGI iguala ambos a 100 en un momento dado, quitándonos la posibilidad de comparar los subíndices.  Igualmente, no nos permite ver si existe mayor optimismo acerca del futuro en general.

Conociendo los porcentajes de respuestas a cada pregunta, podemos revertir el truco que hizo el INEGI y así poder juzgar el optimismo relativo de cada componente y del índice en su conjunto, al igual que comparar los subíndices entre sí.  Si alguien quiere hacerlo o saber exactamente cómo se hace, les recomiendo el capítulo 9 del libro “Lo que Indican los Indicadores”, que se puede descargar gratuitamente de la página del INEGI, o bien, en mi página www.jonathanheath.net.  Este ejercicio convierte el valor de 95.2 para el índice total a 39.4, ya en su escala correcta de 0 a 100.  De entrada podemos ver que a pesar de que la tendencia ha aumentado a lo largo de los últimos 15 meses, todavía se encuentra por debajo del umbral de 50.

Si hacemos el mismo ejercicio para los cinco componentes del índice, encontramos que los valores de 96.9. 101.0, 95.2, 100.8 y 81.2, respectivamente, se convierten en 44.4, 52.3, 35.7, 46.1 y 19.7, respectivamente.  De entrada, encontramos que a pesar de que empeoró la visión del consumidor acerca del futuro, estos subíndices son de mayor valor que sus contrapartes sobre la situación actual.  También podemos observar que sólo hay una percepción relativamente optimista (arriba de 50) en la percepción de la situación económica esperada del hogar dentro de 12 meses respecto a la actual.

Cuando analizamos los datos sobre la confianza del productor, lo primero que encontramos es que el INEGI no igual los componentes a 100 para un periodo determinado, sino deja los valores en su rango original de 0 a 100.  Esto significa que si queremos comparar al consumidor con el productor, tenemos que hacer la conversión en el primer índice pero no en el segundo.  Debemos tener cuidado en no comparar de entrada los índices, ya que uno tiene base igual a 100 y el otro no.

De entrada encontramos que el indicador de confianza del productor se ubica en 52.7 puntos, no sólo por arriba del umbral de 50, sino muy por encima del valor de 39.4 puntos del consumidor.  Si analizamos las cinco preguntas de ambas encuestas, encontramos que son similares, lo que permite comparaciones entre sí.  De hecho cada pregunta tiene su correspondencia en la otra encuesta, siendo las únicas diferencias que al consumidor le pregunta sobre la situación de su hogar y al productor sobre la de su empresa.

Aquí encontramos ciertas correspondencias interesantes alrededor del hecho fundamental de que el productor siempre es más optimista que el consumidor.  En ambos casos, existe mayor optimismo sobre el futuro respecto a las situaciones actuales y también mayor pesimismo acerca de su situación personal (ya sea del hogar o de la empresa) respecto a la situación del país.  También encontramos que el punto de mayor pesimismo en ambas encuestas es sobre la decisión de invertir, ya sea mediante la compra de maquinaria y equipo por parte de las empresas, o la compra de bienes duraderos por parte del consumidor.

Son indicadores interesantes, pero se tiene que saber cómo interpretarlos y comparar resultados, ya que la forma en que los reporta el INEGI confunde el análisis.

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