El INEGI dio a conocer los datos del PIB del segundo trimestre y las revisiones a todas sus series desde 1993 a la fecha por motivo de cambio de base a 2008. En pocas ocasiones se había visto tanta ansiedad previa a la divulgación de los datos de la actividad económica. Los más optimistas esperaban que el PIB creciera 2.5 por ciento (o más) a tasa anual, mientras que el consenso giraba alrededor de 2.2; en términos ajustados por estacionalidad (tasa marginal) la expectativa era de una tasa cercana a 0.4 por ciento. Los más pesimistas esperaban que el crecimiento no alcanzara 2.0 por ciento y que se reportara una tasa marginal negativa. No obstante, todos sabían que el elemento más enigmático sería el cambio de base, que implicaría modificaciones en todas las series históricas.
Finalmente, el INEGI anunció una tasa anual de 1.5 por ciento y una marginal negativa de 0.7 por ciento, claramente por debajo de todas expectativas. Pero también, el cambio de base implicó revisiones sustanciales a la baja para el primer trimestre, de tal forma que el crecimiento de la primera mitad del año resultó mucho más débil que anticipado. La SHCP había proyectado hace poco crecimiento de 1.8 por ciento en la primera mitad, mientras que ahora sabemos que fue solo 1.0 por ciento. Al final de cuentas, hasta los pesimistas resultaron muy optimistas en torno al reporte.
A todas estas cifras, podemos destacar diez puntos:
1) El PIB creció 0.57 y 1.45 por ciento a tasa anual en los dos primeros trimestres, respectivamente, con un sesgo negativo en el primero y positivo en el segundo por efectos de calendario (año bisiesto, Semana Santa, días hábiles, etc.). Al corregir por estos efectos las tasas fueron 2.63 y 0.22 por ciento, respectivamente, por lo que podemos apreciar que tuvo una influencia importante.
2) La tendencia-ciclo del PIB fue negativa en estos dos trimestres (-0.02 y -0.44 por ciento, respectivamente), lo que hace resaltar el estancamiento.
3) La tasa anual de 1.0 por ciento de la primera mitad subraya los límites de crecimiento para el año: cualquier expectativa por encima de 1.0 por ciento para el año implica recuperación.
4) La tasa marginal (desestacionalizada) de 0.74 por ciento del periodo es la primera negativa desde el segundo trimestre de 2009.
5) La tasa anualizada (SAAR) del primer trimestre se revisó a la baja de 1.8 a 0.1 por ciento, mientras que la del segundo es -2.9 por ciento, ambas sustancialmente por debajo del PIB de Estados Unidos.
6) El crecimiento promedio del sexenio de Calderón se revisa a 2.11 por ciento (de 1.93), el de Fox a 2.21 por ciento (de 2.15) y el de Zedillo a 3.29 por ciento (de 3.50), sin embargo, no cambia el orden de magnitud de los sexenios.
7) Resulta curioso que a pesar de todas las revisiones, el crecimiento acumulado de 1993 a 2012 queda casi igual, a revisarse a 62.8 en vez de 62.3 por ciento.
8) Resulta importante revisar todas las series para incorporar cambios a las bases históricas: PIB nominal, estatal, IGAE, cuentas satélites, etc., al igual que las relaciones al PIB como cuenta corriente, balance fiscal, deuda externa, etc.
9) La tasa anual del IGAE de junio disminuye 0.4 por ciento, como resultado de caídas en todos los sectores: actividades primarias (-0.89), secundarias (-0.10) y terciarias (-0.03 por ciento), lo cual nos dice que el estancamiento es generalizado.
10) No hay evidencia de una mejoría en los datos disponibles sobre la actividad económica de julio (índices de difusión, exportaciones automotrices, ventas del ANTAD, etc.), por lo que podemos anticipar un crecimiento todavía débil en el tercer trimestre.
Con estos nuevos datos del PIB, es muy probable que veamos ahora un nuevo consenso en el rango de 1 a 2 por ciento para 2013. Los que dudan de una recuperación en la segundo mitad del año esperarán una tasa más cercana a 1 por ciento, mientras que los optimistas ahora se situarán cerca del 2 (por debajo del pesimismo de apenas el mes pasado). Por lo pronto, la SHCP ya anunció ayer su nueva expectativa de 1.8 por ciento, lo cual implica una recuperación hacia 2.6 por ciento en la segunda mitad del año. Banxico revisó a fines del mes pasado su estimación a un rango de 2 a 3 por ciento, pero es casi un hecho que lo tendrá que afinar de nuevo. La encuesta quincenal de Banamex de ayer tiene una revisión a 2.3 por ciento, aunque es lógico pensar que la mayoría de los encuestados todavía no incorporan sus revisiones. Ya que todos terminan de digerir los números, aparecerá un nuevo censo claramente por debajo de 2 por ciento.
Veremos…