¿Más Inflación?

Como ya se sabe, el INEGI comenzará a divulgar los datos de inflación con un nuevo año base a partir de la semana que entra. Es usual que cada cierto determinado tiempo, se realiza este proceso, mediante el cual se actualizan ponderaciones y se agregan/quitan algunos precios cuya relevancia ha cambiado. En esta ocasión, las novedades son que ahora las ponderaciones estarán basadas en una encuesta que cubra un ciclo estacional completo para evitar sesgos estacionales, se van a incluir áreas con poblaciones inferiores a 15 mil habitantes y ahora habrá una mayor cobertura geográfica al incluir nueve ciudades nuevas. Siempre es bueno y sano este proceso, ya que la canasta de bienes y servicios tiene que reflejar las preferencias del consumidor, que van cambiando con el tiempo. Enhorabuena. No obstante, sí hay algunos detalles que llaman la atención. La primera es que este cambio de base se debió dar hace más de un año, pero por razones no muy claras se aplazó.

A principios de 2017 sufrimos el famoso gasolinazo de Meade, seguido de muchos ajustes en precios. Se esperaba que la inflación subiría bastante, pero al final fue mucho más de lo que se esperaba. La tasa de fin de año, de 6.77 por ciento, resultó la más elevada de los últimos 17 años. Los precios que más subieron fueron de los energéticos (15.9 por ciento), frutas y verduras (18.6 por ciento) y alimentos (6.8 por ciento), mientras que los que menos subieron fueron los servicios (3.8 por ciento) y las mercancías no alimenticias (5.6 por ciento). Resulta curioso que si observamos la nuevas ponderadores que se darán con el cambio de año base, las que van a subir son precisamente los energéticos, las frutas y verduras y los alimentos, mientras que los que van a bajar son los servicios y las mercancías no alimenticias. Esto significa que, si el nuevo INPC hubiera arrancado el año pasado, la inflación hubiera sido mayor a la tasa de 6.77 por ciento reportada.

La ley no permite que se modifique o actualice las tasas de inflación ya una vez reportadas en el Diario Oficial. Esto es para dar certeza jurídica a los contratos legales que estipulen incrementos en precios o tasas en función del INPC. Sin embargo, es un hecho que la inflación fue mayor a la reportada, pero no hay nada que se pueda hacer. Aun así, en aras de transparencia el INEGI debería divulgar cuánto hubiera sido la inflación en 2017 si se hubieran aplicado las nuevas ponderaciones a partir del año pasado.

Sospechoso, ¿no? El legado de Agustín Carstens fue habernos dejado con la inflación más elevada de los últimos 17 años y haber entregado al gobierno un remanente de operación gigantesca que dejó al Banco con capital negativo. En realidad, la inflación fue todavía más elevada en 2017 si consideramos que los cambios de ponderadores reflejan nuevos hábitos de los consumidores de varios años atrás. ¿Cómo fue, por qué o a cambio de qué fue, que se entregó tantos recursos al gobierno federal? ¿Pudo haber alguna relación entre ambas cosas? Lo más seguro es que no, ya que tanto el Banco como el INEGI son instituciones autónomas, pero surge la duda ante la coincidencia.

Si bien hubo más inflación en el pasado de lo que se admite, ¿habrá más inflación en los siguientes meses a raíz de este cambio? En principio, podríamos pensar que sí, ya que los precios que más siguen subiendo ahora son los energéticos, mientras que los que menos suben son los servicios. Por ejemplo, INEGI dice que el genérico con mayor ponderación en el INPC es la vivienda propia, cuya ponderación va a bajar y es de los precios que menos sube. El segundo genérico de importancia es la gasolina, cuya ponderación va a aumentar y es de los precios que más sube. Ante este hecho, es muy probable que veamos revisiones al alza en las expectativas de inflación que reportan las instituciones financieras y los “especialistas” en economía del sector privado. De hecho, en las últimas encuestas de Citibanamex a instituciones financieras y la de Banxico a “especialistas”, la inflación esperada para este año subió a 4.25 por ciento de 4.00 por ciento del mes anterior. ¿Habrá sido por el cambio de base?

La otra duda que tengo es más existencialista. Entre las nueve ciudades nuevas que va a cubrir INEGI para el INPC, se encuentra Atlacomulco. No entiendo porque, ya que, según los resultados del 1 de julio, este lugar pierde toda relevancia imaginable.

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