El INEGI dio a conocer la inflación de 2014, que cerró el año en 4.08 por ciento. El resultado colocó a la inflación fin de periodo ligeramente arriba del límite superior del rango de inflación de 4.0 por ciento, después de que había terminado el año por debajo de este nivel por tres años consecutivos. No obstante, cabe la pena subrayar que el objetivo puntual de inflación es 3.0 por ciento (no 4.0 por ciento), lo que significa que debe promediar alrededor de 3.0 por ciento en el año dentro de un rango de 2.0 a 4.0 por ciento. En este sentido, el Banco de México nunca ha logrado reducir y mantener la inflación alrededor de 3.0 por ciento.
Como siempre, el componente que perjudicó el esfuerzo por conseguir el objetivo fue el no subyacente, que creció 6.70 por ciento en el año, en especial como consecuencia de los aumentos significativos en los precios de los energéticos y las tarifas autorizadas por el gobierno. También influyeron los precios agropecuarios, pero en esta ocasión fueron los pecuarios que subieron, mientras que los precios de frutas y verduras terminaron el año prácticamente en los mismos niveles que en diciembre del año anterior.
La inflación subyacente terminó el año en 3.24 por ciento, después de haber permanecido por debajo de 3.0 por ciento durante 2013. Los aumentos en los precios derivados de la reforma fiscal tuvieron un impacto sobre este componente, aunque menor a lo que originalmente se esperaba. Los precios que más aumentaron fueron los alimentos y bebidas (5.31 por ciento), cuyo impacto es mayor en el poder de compra de la mayoría de la población. En segundo lugar fueron los “otros” servicios, que incluyen los precios de las loncherías, fondas, taquerías y restaurantes, impactados por los incrementos en los precios de los alimentos, aunque este rubro fue compensado en parte por las disminuciones en los precios del servicio de telefonía móvil. De los precios que menos subieron estuvieron los de las mercancías no alimenticias, que están más asociados con la marcha de la economía y el tipo de cambio. Como sabemos, la actividad económica fue relativamente débil en el transcurso del año, mientras que la depreciación del peso, aunque significativo, fue al mero final del año.
Para 2015 el Banco de México señala que la inflación debería converger hacia su objetivo y terminar muy cerca de 3.0 por ciento para fin de año. Pero solo dos instituciones (Nomura y Banorte) comparten esta visión, mientras que el consenso de la última encuesta de Banamex es que la inflación terminará 2015 en 3.50 por ciento. Sin embargo, 22 (de 24) instituciones prevén que la tasa anual será menor a la de 2014 y por debajo del límite superior de 4.0 por ciento. Solo Scotia (4.22 por ciento) y Monex (4.14 por ciento) ven una tasa mayor a la del año pasado.
¿Cuáles son los factores que harán que la inflación disminuye? De entrada, los dos más importantes son los efectos de la reforma fiscal y los precios de los energéticos. En enero de 2014 hubo aumentos en muchos precios, incluyendo la unificación del IVA en 16 por ciento, por lo que la base de comparación en enero de este año hará que la tasa anual disminuye significativamente. Si agregamos a la lista los precios de la telefonía móvil y los de larga distancia, la tasa subyacente podría ser menor. Por el otro lado, los precios de la gasolina sólo subirán 1.9 por ciento este año, mientras que las tarifas eléctricas deberían disminuir marginalmente. Esto significa que el subíndice de energéticos, que aumentó 6.43 por ciento en 2014, deberá aumentar mucho menos este año.
Según estimaciones del Banco de México, la economía se sitúa actualmente en una brecha de producto negativa, lo que ayuda a contener la inflación. Las proyecciones de esta brecha señalan que deberíamos permanecer en terreno negativo todavía por más tiempo, posiblemente la mayor parte de 2015. De ser cierto, los factores antes mencionados deberían contribuir a una disminución en la inflación, que podría terminar el año mucho más cerca al 3.0 por ciento que al 4.0 por ciento.
¿Cuáles son los factores que harán que la inflación no disminuye? Aunque el efecto de traspaso (pass-through) del tipo de cambio hacia el nivel de precios es mucho menor a lo que fue en otros periodos, habrá que estar atento a la posibilidad de ver los precios de las mercancías subir un poco más. Antes de que tuviéramos el régimen de flotación, cualquier aumento en el tipo de cambio se reflejaba casi de inmediato y en forma contundente en los precios de los bienes comerciables. Sin embargo, en el régimen actual el tipo de cambio puede fortalecerse en los meses posteriores a una depreciación significativa, por lo que el traspaso ha disminuido significativamente. Aunque el tipo de cambio cerró el año en 14.74 pesos por dólar, el consenso es que habrá una apreciación del peso en 2015 para cerrar en 14.00 pesos. Incluso, algunas instituciones como BBVA Bancomer piensan que se va a revertir hasta terminar en 13.00 pesos al final de diciembre.
Aun así, queda por verse cuál será el desenlace de la política monetaria en Estados Unidos y los efectos posteriores en nuestro país. Si la Reserva Federal empieza a subir su tasa antes de lo previsto y/o en un monto superior, el tipo de cambio podría depreciarse todavía más. La disminución en el precio del petróleo no afecta directamente al mercado cambiario, ya que Pemex vende directamente sus divisas al banco central, sin pasar por el mercado. No obstante, la percepción de menos dólares y la mayor dificultad del Banco de México para acumular reservas, podría tener un impacto negativo. Al final de cuentas, lo que hace que el traspaso sea relativamente bajo es precisamente esta incertidumbre. No obstante, es uno de los riesgos que habrá que vigilar.
Finalmente, pudiéramos pensar en un poco de inflación reprimida como consecuencia de la baja demanda agregada. El consumo de los hogares permanece como uno de los elementos más débiles de la economía, lo que ha impedido que algunos comerciantes aumenten más sus precios. Sin embargo, si la economía empieza a crecer un poco más y la brecha de producto pasa a terreno positivo antes de lo previsto, es posible que los precios aumenten un poco más que lo anticipado. Queda pendiente el ajuste en los salarios mínimos que planteó el Gobierno de Distrito Federal y que ha respaldo el gobierno federal. Aunque en principio no debería tener un efecto significativo en los precios, la percepción de un mayor poder adquisitivo podría facilitar las decisiones de subir algunos precios en ciertos sectores.