La profesión económica ha intentado predecir el rumbo futuro de la actividad económica desde hace siglos. Sin embargo, realmente no se convirtió en una ciencia (¿o arte?) hasta que empezamos a tener una medición estadística formal de la economía. El primero en desarrollar la primera estimación oficial del ingreso nacional de un país fue Simon Kuznets, quien se le reconoce ahora como el padre de la contabilidad nacional. En 1934, Kuznets presentó sus cálculos de las cuentas nacionales de Estados Unidos para 1929 a 1932, que posteriormente fue extendido a años anteriores hasta 1869. Su aportación fue tan valiosa, que fue reconocida con apenas la tercera edición del Premio Nobel en Economía en 1971.
Uno de los economistas que más aprovechó el trabajo de Kuznets fue Lawrence Klein, quien se le acredita como el padre de los modelos macroeconométricos, cuyo uso principal fue anticipar el rumbo de la economía. Klein fue el fundador de Wharton Econometrics Forecast Associates (WEFA), una empresa de antaño que se dedicó a desarrollar modelos de gran escala para países en todo el mundo. Mediante el uso de las computadoras centrales (mainframe), WEFA llegó a producir proyecciones económicas en forma sistemática para más de 60 países. Al igual que Kuznets, su aportación fue reconocida con el otorgamiento del Premio Nobel en Economía en 1980.
El padre de los modelos macroeconométricos de gran escala para México fue Abel Beltrán del Río. Alumno de Klein, Beltrán del Río desarrolló su primer modelo para la economía mexicana a mediados de los sesenta del siglo pasado, a partir del cual fundó el Centro de Investigación Econométrica de México (CIEMEX-WEFA). Fueron famosos sus reuniones trimestrales, casi siempre en un hotel de playa patrocinado alternativamente por algún miembro, en las cuales se juntaban alrededor de 300 personas para discutir los escenarios base y alternativos de la economía mexicana.
Habría que hacer notar que Kuznets, Klein y Beltrán del Río tuvieron en común una larga asociación con la Universidad de Pennsylvania. Kuznets (1901-1985) fue profesor en Pennsylvania de 1931 a 1954. Klein (1920-2013) fue profesor a partir de 1958 hasta su jubilación y fue el fundador de WEFA, que nació en la misma Universidad. Beltrán del Río (1930-2010) obtuvo su doctorado de Pennsylvania y trabajó en WEFA prácticamente toda su vida posterior.
Fueron varios acontecimientos que cambiaron para siempre el rumbo de la profesión de las proyecciones económicas. Hasta fines de los ochenta, las proyecciones eran anuales, ya que el INEGI todavía no había desarrollado cuentas nacionales trimestrales y escaseaban los indicadores mensuales de coyuntura. Sin embargo, la información de alta frecuencia empezó a florecer a partir de los noventa y de allí la posibilidad de analizar más a fondo la marcha de la economía en el corto plazo.
Lo segundo fue la introducción (a principios de los ochenta) y después el uso más intensivo (a principios de los noventa) de las computadoras personales. Anteriormente, se necesita una computadora central para explotar los modelos macroeconométricos de gran escala. Sin embargo, las PC’s democratizaron el desarrollo de modelos para proyectar la economía, lo que abrió el paso para modelos más pequeños y con metodologías alternas. De hecho, con el tiempo desaparecieron los de gran escala, que utilizaban las cuentas nacionales como el punto neurológico y consistían en cientos de ecuaciones que replicaban el comportamiento estructural de la economía. En su lugar ahora predominan modelos econométricos pequeños que utilizan técnicas estadísticas sofisticadas, pero que a su interior son como “cajas negras”. Finalmente, el hecho de que ahora cualquier economista puede desarrollar proyecciones en una computadora personal dio pie a la desaparición de las grandes empresas como WEFA y CIEMEX.
Puede ser que los modelos macroeconométricos de gran escala eran demasiado elaborados. Contenía cientos de ecuaciones para proyectar muchas variables de poca utilidad. Sin embargo, su encanto era que siempre nos decía los porqués. Si el PIB subía, la inflación bajaba o el consumo se mantenía, se podía analizar cada ecuación que relacionaba una variable con otra para obtener respuestas y así armar una historia. Sus fortalezas eran la consistencia y la lógica económica. Los que manejaban estos modelos llegaban realmente a entender las relaciones multifuncionales de todas las variables de la economía.
En lo particular, extraño estos modelos y encuentro la profesión de proyectar la economía mucho menos divertida que antes.