Medidas de Política Económica

De manera inusual, la semana pasada la Secretaría de Hacienda y el Banco de México anunciaron conjuntamente nuevas medidas de política económica. En principio, las decisiones son “restrictivas”, típicamente asociadas a situaciones de crecimiento acelerado con presiones inflacionarias. No obstante, la economía avanza a pasos moderados y la inflación se ubica por debajo del objetivo que ha establecido el banco central. Si tomamos en cuenta el entorno externo, el desempeño de la economía mexicana es comparativamente bueno. Obviamente, las autoridades vieron la necesidad de implementar acciones para corregir el rumbo, pero ¿cuáles fueron sus motivaciones? ¿Realmente está tan mal la coyuntura?

En principio, las medidas fueron relativamente simples. En materia de política fiscal, la SHCP anunció un recorte al gasto público programado para el año equivalente a 0.7 por ciento del PIB. En cuanto a la política monetaria, Banxico comunicó el incremento de 50 puntos base en el objetivo de la tasa de fondeo interbancario, fuera de calendario. En lo que toca a la política cambiaria, la Comisión de Cambios informó que se cancelan las intervenciones mecánicas vía subastas en el mercado cambiario. Las intenciones de las autoridades son básicamente preventivas, encaminadas a evitar un rebote en la inflación por la depreciación de la moneda y corregir el gasto ante la disminución de ingresos petroleros. Finalmente, tuvieron que admitir que la política cambiaria no era la adecuada y que las finanzas públicas enfrentan más riesgos que lo que habían admitido.

Hubo mucha critica a la política de intervenciones en el mercado cambiario, ya que se perdió una cantidad considerable de reservas sin que se detuviera la depreciación del peso. Por lo mismo, muchos vieron las subastas diarias como un fracaso. Sin embargo, la intención nunca fue “corregir” el tipo de cambio, sino simplemente reducir la volatilidad diaria. En este sentido, podemos decir que la política funcionó, pues de no haberse implementado es muy probable que hubiéramos visto una depreciación mucho más desordenada. Pero si este es el caso, entonces ¿por qué se abandonó? La razón principal es que, ante la depreciación continua de la moneda, las autoridades monetarias vieron que el problema no era la volatilidad del ajuste en sí, sino más bien el hecho de que existe un sobreajuste de una dimensión ya exagerada.

El aumento en la tasa de política monetaria está encaminado a hacer que el peso sea más atractivo. Todavía hay una gran cantidad de inversión extranjera de portafolio que puede abandonar el país, por lo que el tipo de cambio pudiera seguir aumentando por mucho más tiempo. Una moneda exageradamente subvaluada puede acarrear muchos problemas, de los cuales una mayor inflación es apenas el principio. Puede ser que hasta ahora se ha evitado el traspaso de la depreciación a los precios en general, pero ante el tamaño del ajuste es inevitable que tarde o temprano veamos un incremento en la inflación. Ya no era cuestión de mantener el diferencial de tasas con Estados Unidos, sino de ampliarlo para incentivar la inversión en pesos.

En principio, pudiéramos ver el ajuste a la política fiscal como una acción separada de la monetaria, simplemente enfocado a asegurar el proceso de consolidación fiscal que necesita realizar la SHCP. Sin embargo, las medidas se complementan muy bien, ya que la preocupación por el precio del petróleo estaba ejerciendo presión sobre el tipo de cambio. Utilizar dos instrumentos en la misma dirección debe tener mucha más eficacia que uno solo, o peor, que los dos se manejaran en sentidos opuestos. También hace mucho sentido aplicar el 75 por ciento del recorte a Pemex, ya que es el foco principal del problema.

Algunos se han cuestionado los tiempos de las medidas, ya que se sabe que la política monetaria tarda mucho en surtir efecto. Si las autoridades monetarias hubieran aumentado la tasa hace un par de meses, es muy probable que el tipo de cambio no solamente no hubiera aumentado lo que vimos a principios de año, sino que seguramente hubiera empezado desde entonces a apreciarse. No obstante, en ese momento se pensaba que el aumento de la tasa de fondos federales por parte de la Reserva Federal daría fin a un periodo prolongado de incertidumbre y turbulencia en los mercados. El problema fue que no solo no pasó lo que se esperaba, sino que se complicó todavía más el panorama. Difícil de anticipar, pero al final de cuentas las medidas son muy buenas (aunque un poco tarde) y deben empezar a surtir efecto casi de inmediato.

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