Cuando el INEGI dio a conocer los resultados del M贸dulo de Condiciones Socioecon贸micas (MCS) de 2015 el pasado 15 de julio, se vio envuelto en [quiz谩s] el mayor esc谩ndalo en toda su historia. Resulta que introdujo cambios en los criterios para la captaci贸n y verificaci贸n de los datos, de tal forma que ya no sea comparable la informaci贸n con a帽os anteriores. El INEGI ha introducido cambios en metodolog铆as y formas en levantar su informaci贸n en m煤ltiples ocasiones anteriores, pero en esta ocasi贸n caus贸 controversia al no realizar consulta previa ni abrir primero el tema a un m铆nimo debate. La molestia de Coneval, el instituto encargado de medir oficialmente la pobreza mediante las cifras del MCS, fue tan grande que, al final de cuentas, simplemente rehus贸 medir la pobreza para 2015. Caus贸 mucha suspicacia, dado que las cifras de pobreza resultan sustancialmente menores a los a帽os anteriores. El golpe al INEGI fue tremendo, especialmente en t茅rminos de credibilidad, confianza y transparencia.
En principio, el escandalo lleg贸 a su fin cuando el INEGI y el Coneval limaron asperezas al reunirse y discutir opciones al futuro. En principio, acordaron realizar la encuesta (ENIGH) este a帽o de tal forma que los resultados sean comparables con los a帽os anteriores. Esto implica sacrificar las mejoras que realiz贸 el INEGI en el MCS para tener en el futuro comparabilidad a trav茅s del tiempo. En otras palabras, resulta m谩s importante para el Coneval saber si aumenta o disminuye la pobreza a trav茅s del tiempo, a tener una medici贸n de una vez por todas m谩s s贸lida.
No obstante, queda pendiente tener una mejor medici贸n de la pobreza para nuestro pa铆s. Sin menospreciar la dimensi贸n del problema en M茅xico, queda claro que el n煤mero en nuestro pa铆s no es sustancialmente mayor al resto de Am茅rica Latina. Sin embargo, la CEPAL realiz贸 un estudio que concluye que la proporci贸n de pobres en M茅xico es 2.6 veces a la de Brasil y que incluso, mayor a la de Bolivia, uno de los pa铆ses m谩s pobres del continente. Casi todos los analistas criticaron el estudio por irresponsable, malhecho, desorientador y francamente err贸neo. El problema es que son mediciones diferentes, que no se pueden utilizar para comparaciones. No obstante, el estudio dej贸 claro que la medici贸n de la pobreza en M茅xico est谩 claramente sobreestimada.
驴Por qu茅? El problema no surge de la metodolog铆a empleada por Coneval. Es de vanguardia y resultado de una discusi贸n acad茅mica muy nutrida. Tampoco se ubica en la metodolog铆a empleada en la encuesta levantada por el INEGI; fue resultado de discusi贸n y dise帽o del propio Coneval. El problema radica en que existe un incentivo perverso en este tipo de encuestas para subestimar los ingresos. Pongamos un ejemplo de un hogar que obtiene un subsidio de Prospera y al mismo tiempo, recibe una remesa mensual de familiares que radican en Estados Unidos. Si declara la totalidad de sus ingresos, podr铆a perder su participaci贸n en Prospera. Resulta que las encuestas captan menos del 10 por ciento de las remesas reportadas por Banxico. Pensemos en un hogar cuyos ingresos provienen totalmente de la informalidad (seis de cada 10 empleos en el pa铆s); 驴a poco van a decirle al INEGI todo lo que ganan? Veamos otro ejemplo, de una familia de clase media acomodada que no participa al SAT la totalidad de sus ingresos. No vaya ser que el INEGI comparte los resultados de la encuesta con el SAT. Los m谩s ricos del pa铆s ni siquiera est谩n contemplados en la muestra.
Al final de cuentas, nos guste o no, no tenemos tantos pobres en el pa铆s como sugieren las encuestas, en tanto que la distribuci贸n del ingreso es realmente mucho peor de lo que revela. Las cifras de 2014 dicen que el 46.2 por ciento de la poblaci贸n vive en situaci贸n de pobreza, sin embargo, el nuevo m贸dulo dice que la proporci贸n realmente es de 36.7 por ciento, casi 10 por ciento menos. Pero aguas, no significa que la pobreza se ha reducido en 9.5 puntos porcentuales, sino que anteriormente estaba sobreestimada.
Entiendo porque Coneval no quiere perder la comparabilidad con el pasado. Pero tambi茅n estimo que necesitamos una mejor medici贸n en t茅rminos absolutos. No solo de la pobreza, sino tambi茅n de la distribuci贸n del ingreso. Lo que necesita INEGI es proporcionar todo lo anterior: una mejor medici贸n y comparabilidad con el pasado, no uno u otro. Ese es el verdadero reto.