Disparidad Regional

El INEGI dio a conocer el PIB por entidad federativa para 2017, mediante lo cual sale a relucir la gran disparidad regional que existe en el país. Previamente, había informado que el crecimiento del PIB de 2017 de 2.0 por ciento fue la cuarta tasa más baja de los últimos 14 años. Ahora sabemos cuáles fueron las entidades que crecieron por arriba de la media nacional (18) y cuáles fueron los que crecieron por debajo (14), aspecto muy normal cuando se trata de un promedio. Sin embargo, resulta que 9 entidades sufrieron una contracción en su actividad económica el año pasado, de los cuales 6 se ubican en el sur del país. La única vez (desde 2004) que observamos tasas negativas en tantos estados fue en 2009, cuando 30 de las 32 entidades sufrieron contracciones a raíz de la “gran recesión”. Por el otro lado, resulta que 9 entidades experimentaron crecimientos por arriba de 4 por ciento, de los cuales 4 destacan al crecer por arriba de 5 por ciento: Baja California Sur (11.4 por ciento), Puebla (6.2 por ciento), Morelos (5.0 por ciento) y Coahuila (5.0 por ciento). En general podemos concluir que los estados petroleros fueron los que peor les fue y las entidades del sur del país, siendo los más pobres, fueron los que menos crecieron. A los que mejor les fue fueron los estados con mucha actividad turística (Baja California Sur y Quintana Roo) y con actividad industrial (especialmente la automotriz), aunque claro, hay notables excepciones.

En un año dado siempre observaremos cierta dispersión regional en el crecimiento de la actividad económica. No obstante, lo verdaderamente interesante del ejercicio analítico no es la observación de un solo año, sino el desempeño histórico, es decir, a lo largo de los últimos 14 años. (¿Por qué tan solo 14? El INEGI no tiene una serie del PIB por entidad federativa homogénea más atrás que 2003). A lo largo de este periodo el PIB nacional creció 38.3 por ciento, un promedio anual de 2.3 por ciento, cifra que será el centro de comparación para todas las observaciones.

De entrada, sobresale una sola entidad que sufre una tasa negativa anual en promedio a lo largo de este periodo, que es Campeche (-4.6 por ciento). De los 14 años, tuvo una tasa negativa en 12, mientras que solo logró crecer en 2004 (1.2 por ciento) y 2013 (0.9 por ciento). Queda claro que el desastre que ha doblegado a este estado ha sido la disminución continua en el petróleo sustraído del famoso pozo de Cantarell, cuya producción llegó a su máximo en 2004. Sus tres peores años fueron 2008 (-8.5 por ciento), 2009 (-10.0 por ciento) y 2017 (-10.5 por ciento). En los últimos 13 años ha disminuido su PIB a razón de -5.1 por ciento promedio anual para acumular una caída de -49.2 por ciento.

La segunda entidad de mayor caída en su PIB en 2017 fue Tabasco (-5.0 por ciento), también entidad petrolera. Sin embargo, los problemas de este estado empiezan en 2013, por lo que solo lleva tasas negativas en 4 de los últimos 5 años. Del 2004 al 2012, Tabasco creció 4.6 por ciento promedio anual, sin embargo, con las disminuciones de los últimos años, su promedio ha disminuido a 2.1 por ciento en estos 14 años, tasa no muy por debajo del promedio nacional.

Los cuatro estados de menor crecimiento en los últimos 14 años (Campeche, Chiapas, Tlaxcala y Oaxaca) no solo son del sur del país, sino son de los estados más pobres. También otros tres estados (Veracruz, Guerrero y Tabasco) crecieron por debajo del promedio nacional en el mismo periodo. Solo 4 de los 11 estados que crecieron por debajo del promedio nacional se ubican en otra región. En cambio, solo dos estados de los 21 que crecieron por arriba del promedio se ubican en el sur (Yucatán y Quintana Roo). Tenemos 9 entidades que crecieron por arriba de 3 por ciento en estos años y otros cuatro que lograron superar 4 por ciento: Aguascalientes (4.5 por ciento), Querétaro (4.7 por ciento), Quintana Roo (4.7 por ciento) y Baja California Sur (5.0 por ciento).

Se observa que mientras los estados más pobres y petroleros fueron los que menos han podido crecer, los estados industrializados y con actividades turísticas preponderantes son los que mejor les ha ido. De estas cifras se desprenda la necesidad urgente de políticas regionales dirigidas a combatir esta disparidad, ya que de lo contrario los estados más pobres se harán todavía más pobres.

 

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