Ayer martes, el INEGI dio a conocer un nuevo índice, el “Indicador Mensual del Consumo Privado en el Mercado Interior”. Su importancia no solo radica en que el consumo de los hogares representa por mucho el elemento de mayor peso de la demanda agregada, sino que era prácticamente la única parte que no se reportaba con una frecuencia mensual. Ahora ya se tienen indicadores de casi todos los componentes: el consumo privado, la inversión fija bruta, el gasto público, las exportaciones y las importaciones. Solo falta un indicador mensual de inventarios.
Su introducción es una pieza más de una lista de novedades que prometió el INEGI desde el año pasado. Primero, adelantó la fecha de publicación del PIB nominal para que empatara con la divulgación del PIB real. Después presentó el Indicador Mensual de la Inversión Fija Bruta con mayor desglose, para ver la construcción dividida en residencial y no residencial, y separando la compra de equipo de transporte del resto de la maquinaria y equipo. Hace un par de meses se introdujo índices de confianza empresariales para los sectores de la construcción y del comercio. Para el siguiente trimestre, nos prometió un nuevo indicador mensual de la actividad industrial por entidad federativa, y hacia fines de año un indicador trimestral de puestos de trabajo.
Aunque el nuevo indicador mide el gasto de los hogares en bienes y servicios de consumo, no se construye mediante encuestas a los hogares (como podría ser la Encuesta Continua de Ingreso-Gasto de los Hogares), sino más bien mediante indicadores de ventas, o incluso de producción en los casos en que no se dispone de información sobre las ventas. Se construye con información que proviene de encuestas propias del Instituto, así como de estadísticas externas de diversas cámaras y asociaciones. Curiosamente, el INEGI dice que también incorpora información del Bureau of Labor Statistics de Estados Unidos (habría que preguntar qué datos nos brinda nuestros vecinos sobre nuestro propio consumo interno).
En este sentido, este indicador difiere algo de cómo lo reportan en Estados Unidos. Allá calculan en gasto de los hogares en términos de dólares (a diferencia de un índice) para poder dividir entre el ingreso de los hogares y así obtener el consumo de los hogares como porcentaje del ingreso personal disponible. El problema fundamental es que no existe en México una medición del ingreso disponible.
Los resultados son interesantes. A primera vista, la gráfica del consumo privado parece mostrar la misma tendencia que el IGAE. Hay una disminución pronunciada desde mediados de 2008, que se recupera a mediados de 2009, para después mostrar un crecimiento continuo entre 2010 y 2012 y un estancamiento en 2013. El INEGI reporta que el crecimiento promedio de 2013 respecto a 2012 fue 2.4 por ciento, que en principio suena muy elevada ya que es más de lo doble que el PIB. Sin embargo, se puede apreciar el estancamiento en la tendencia-ciclo que prácticamente muestra una línea horizontal durante todo el año pasado.
El crecimiento promedio anual de 2009 a 2012 del consumo privado es de 2.1 por ciento, similar al promedio del PIB en el mismo periodo. Mientras que el consumo cayó más que el PIB en 2009 (-6.2 versus -4.7 por ciento), igual en 2010 (ambos 5.1 por ciento) y creció un poco más en 2011 y 2012 (4.7 por ciento en ambos años comparado con tasas de 4.0 y 3.9 por ciento del PIB, respectivamente), en 2013 crece más de lo doble (2.4 versus 1.1 por ciento del PIB). En dos días el INEGI dará a conocer las cifras de la demanda agregada para el cuarto trimestre de 2013 y el año en su conjunto. Será interesante comparar este nuevo indicador con el consumo privado de las cuentas nacionales.
Uno de los aspectos positivos del indicador es que abarca un periodo amplio (desde 1993), lo que permite utilizar la serie en estudios econométricos para tratar de explicar otros indicadores o fenómenos. Por ejemplo, el INEGI nos da desde un principio todas las series ajustadas por estacionalidad, algo que todavía no puede ofrecer en el caso de los nuevos indicadores de confianza empresarial.
Sin embargo, la parte negativa está en el gran atraso en la fecha de publicación del indicador, una semana después de que sale la inversión fija bruta para el mismo mes, que hasta ahora había sido el indicador que más tarda en divulgarse. Contamos con la información dos antes de darse a conocer los componentes de la demanda agregada, que resta muchísimo a la utilidad coyuntural del indicador. Ojalá que pueda acortar los tiempos de divulgación y así tener más utilidad.