El INEGI ya adelantó su estimación oportuna para el crecimiento de 2017 de 2.1 por ciento, que debe ratificar ahora este viernes, 23 de febrero. El año no fue muy bueno al disminuir la inversión y el gasto público, aunque sobrevivimos con buenas exportaciones y un consumo que pudo crecer a pesar de la merma en el poder adquisitivo ante el embate de la inflación.
No tendremos los datos finales de consumo, inversión y exportaciones en el marco de las cuentas nacionales hasta el 21 de marzo, cuando el INEGI divulga la composición del PIB de 2017 por el lado del gasto. Sin embargo, el 7 de marzo deberá publicar el consumo mensual de diciembre, con lo cual ya deberíamos tener una muy buena idea. Pero por lo pronto, podemos estimar diciembre e imputar así el “consumo privado en el mercado interior” para 2017 y después estimar el cuarto trimestre y calcular el “consumo privado” en las cuentas nacionales, aunque habría que advertir que los dos difieren algo por cuestiones de cobertura.
Según el indicador mensual, el consumo privado creció 4.1 por ciento en 2016 y si suponemos un avance de 0.5 por ciento en diciembre, su crecimiento habrá sido 3.0 por ciento en 2017. En cuanto a su crecimiento dentro del PIB, es casi seguro que será ligeramente mayor, quizás en la magnitud de 3.3 por ciento. En ambos casos, implica una desaceleración respecto al año anterior. Pero lo más sorprendente es que no fue tan aguda como se esperaba ante la merma en el poder adquisitivo. La inflación fin de año, reportado por el INPC, fue 6.8 por ciento, mientras que su promedio fue 6.0 por ciento. Sin embargo, Coneval reporta un incremento en la Canasta Básica superior, mientras que la población en general sentimos mucho más el golpe.
Donde vimos mucho ésta desaceleración fue en la adquisición de bienes, que creció menos de la mitad de lo que había avanzado en 2016. En cambio, el consumo de servicios avanzó posiblemente más de 4 por ciento en el año. Una hipótesis es que la mayoría de los servicios que consumimos es en paquetes o suscripciones, como el Internet, el celular, el gimnasio, etc., que no son tan fáciles para ajustar mes a mes. En cambio, el ajuste en nuestro patrón de compra lo hacemos más mediante la adquisición de bienes, según nos queda dinero hacia el final de la quincena. Otra explicación es que los precios de los bienes subieron mucho más que los de los servicios.
La empresa Kantar World Panel mantiene una muestra representativa de más de ocho mil hogares en la República, que refleja la composición demográfica y la distribución socioeconómica de las familias. Esta empresa monitorea semana a semana la adquisición de bienes masivos y así tiene una idea muy clara del patrón de consumo de los hogares. De entrada, nos dice que el volumen del consumo de bienes masivos en 2017 fue -0.8 por ciento menor al de 2016. Los precios que pagan los consumidores ahora para este tipo de bienes aumentaron 14 por ciento en el año, lo doble de lo que reporta INEGI. El gasto medio aumentó 4.2 por ciento, pero los precios medios se incrementaron 5.3 por ciento en el año. Donde más ajustes a la baja hubo fue en bebidas, lácteos y bienes de cuidado personal, mientras que hubo pequeños incrementos en bienes de cuidado del hogar y en alimentos. Sin embargo, la sorpresa fue que mientras hubo una disminución en los bienes básicos, aumentó el consumo de bienes prescindibles.
Otro cambio que se encontró en los patrones de consumo en 2017 fue que aumentaron las compras en los canales modernos y en tiendas más grandes, mientras que hubo una disminución en el canal más tradicional y en los mercados y tianguis. Junto a este cambio, también se observó una disminución en la frecuencia, es decir, en el número de veces que se visita un establecimiento. La gente acudió menos veces a las tiendas y buscó en general mejores ofertas y precios en canales de compra más grandes y más planeadas. Los beneficiados fueron los que ofrecen marcas premium y propias, a diferencia de las tienditas tradicionales de la esquina.
¿Qué pasará con el consumo en 2018? El problema más grande que se enfrenta es el aumento descomunal en la inflación. El Banco de México nos dice que debe disminuir, pero los precios elevados van a permanecer. Una posible buena noticia es que se anticipa una mejoría en los salarios este año. Pero ante mayores salarios, pudiéramos ver mayor inflación. ¿Será?