Escrito el 16 de enero de 2012 para Ejecutivos de Finanzas de febrero de 2012
En 2010 la actividad económica creció 5.4%, producto de un rebote después de la caída de 6.1% en 2009. Todavía no tenemos la cifra de 2011, pero todo apunta a un crecimiento alrededor de 3.8 o 3.9%. A pesar de la turbulencia mundial en la segunda mitad del año pasado, la economía mexicana logró seguir creciendo y enfrentó sólo una pequeña desaceleración. Aunque Estados Unidos no entró de nuevo en recesión, la evolución de su economía fue muy lenta. La fase de recuperación, que todavía sigue en marcha, clasifica como la más prolongada después de una recesión norteamericana. Por lo mismo, el desempeño de la economía mexicana en 2011 terminó por sorprender a muchos.
La turbulencia mundial que arrancó con el anuncio de Standard & Poor’s de reducir la calificación soberana a Estados Unidos y el deterioro de la situación europea, provocó cierto pesimismo en torno al crecimiento mundial en 2012 y en consecuencia en el actuar de la economía mexicana. Hace un año las perspectivas de crecimiento eran de 4%, que para mediados de año habían disminuido a cerca de 3%. Esto implica una desaceleración importante respecto a los años anteriores, que no ayudaría a crear los empleos necesarios ni a generar una mayor bienestar para la mayoría de los mexicanos.
La vuelta hacia un mayor pesimismo provino primero de las especulaciones sobre una posible crisis europea de deuda soberana y el contagio que pudiera tener hacia el resto del mundo. Sin embargo, todo parece indicar que una crisis europea no nos afectaría tanto como originalmente se pensaba. A pesar de las tendencias recesivas europeas, seguimos exportando y nuestra economía interna cobra más fuerza.
La segunda razón por pensar que no creceríamos tanto fue por un aumento en las probabilidades de una recesión en Estados Unidos. Sin embargo, los economistas que participan en las encuestas de consenso han revisado al alza sus proyecciones de crecimiento para 2012 y ya son pocos los que hablan de recesión. La tasa de desempleo muestra una nueva tendencia a la baja, el ISM manufacturero ha aumentado y los índices de confianza del consumidor empiezan a recuperarse. Hace tres meses el consenso de crecimiento para Estados Unidos se ubicaba en 1.9%; en enero ya registra 2.5%.
Si bien es cierto que el mayor pesimismo para el crecimiento de la economía mexicana en 2012 provino principalmente de un entorno mundial mucho más complicado, entonces las perspectivas para nuestro país deben ser ahora mejores. Según muchos analistas, no nos va a pagar tanto una crisis soberana europea y Estados Unidos no va registrar una nueva recesión. Si lo anterior es cierto, el consenso de crecimiento para 2012 debería regresar a los niveles en que se encontraba hace medio año, es decir, más cerca de 4 que de 3%.
La economía interna ha respondido relativamente bien al estimulo de nuestras exportaciones, mostrando un dinamismo superior a los años anteriores. El mercado crediticio ya está creciendo y se prevé que podrá volver a ser un motor para la expansión del consumo privado. La industria de la construcción también empieza a despertar después de un largo periodo de estancamiento. El único componente de la demanda agregada que muestra poco dinamismo es la inversión privada en maquinaria y equipo. Sin embargo, el conjunto de las variables sugiere que la economía interna podrá mantener su paso.
Si analizamos el crecimiento económico de años anteriores, encontramos que siempre mejora el crecimiento en el último año del sexenio. No solamente tenemos un mayor gasto corriente de impacto inmediato derivado de las campañas electorales, sino además un esfuerzo gubernamental por terminar obras y acabarse el presupuesto antes del finalizar el sexenio. Algunos piensan que este año será diferente. Puede ser que el estimulo sea menor al de otros sexenios, pero tampoco podemos ir al otro extremo de pensar que no aportará. Si bien esto no implica un boom en el primer semestre del año, sí podríamos pensar en que la actividad económica se pueda mantener.
Queda claro que apenas llevamos un par de semanas del año y muchas cosas pueden pasar. Los riesgos más importantes son externos: 1) que se desate una crisis de deuda soberana europea y con un mayor contagio hacia el resto del mundo; 2) que Estados Unidos muestra mayor estancamiento que lo previsto y disminuye significativamente la demanda por nuestras exportaciones; 3) que el precio mundial de petróleo sigue al alza, con un efecto negativo sobre la demanda agregada mundial; y 4) que los flujos internacionales de capital disminuyen ante la percepción de mayor incertidumbre mundial.
En cambio, los riesgos internos no son tan visibles: 1) pudiera ser que la contienda electoral se complica, llevando a una disminución en la inversión privada y efectos negativos en otras áreas de la economía; 2) pudieran empeorarse las condiciones climatológicas adversas, llevando a peores cosechas y aumentos generalizados más pronunciados en los precios de los alimentos; y 3) pudieran agravarse las condiciones de seguridad pública, ocasionando menores inversiones tanto del exterior como internas, con complicaciones no sólo en lo económico sino también en lo político.
Perspectivas 2012 según la Encuesta IMEF de enero de 2012
Crecimiento PIB 3.3%
Inflación (fin de periodo) 3.8%
Balance fiscal tradicional (% del PIB) -2.6%
Tasa Política Monetaria (fin de periodo) 4.5%
Tipo de cambio (fin de periodo) 13.2
Balance Cuenta Corriente (% del PIB) -1.2%
Fuente: Comité de Estudios Económicos del IMEF