Las cifras de la actividad industrial de septiembre fueron reportadas por el INEGI el martes, 11 de noviembre. Interesante observar como diferentes medios, analistas e instituciones interpretaron los datos. Arena Pública dio a conocer un poco antes, una nota publicada por Banamex que decía que el consenso de mercado anticipaba una tasa anual de 3.5 por ciento, que sería bienvenida ya que los últimos cinco meses anteriores no ha superado una tasa de 2 por ciento anual. Posteriormente, cuando se informó que la tasa había sido de tan solo 3.0 por ciento, Arena Pública dijo que “decepcionó”, a pesar de que la tasa fue del doble que en agosto, “cuando se registró una tasa anual de 1.4 por ciento”. Monex comentó también que el resultado había decepcionado ya que la tasa anual fue apenas 2.2 por ciento, ya con cifras corregidas por efectos de calendario. Finalmente, la SHCP puso en Twitter que la producción industrial tuvo su mayor incremento anual en septiembre de los últimos seis meses, apoyado por el incremento anual de 5.1 por ciento de la construcción, el mayor desde mayo de 2012.
Sin contar todavía con las noticias que aparecerán al día siguiente, queda claro que podemos interpretar los datos como buenos o muy decepcionantes, dependiendo a quién le hacemos caso y que tasa tomamos. En realidad, el reporte da para todos. Los que quieren ver el lado positivo pueden partir del enfoque de SHCP, mientras que los que se quieren decepcionar (de nuevo) pueden leerlo como Monex. En lo particular, creo que los números fueron regulares, ni tan buenos ni tan malos.
Lo primero que debemos tomar en cuenta es que el INEGI advierte que las cifras fueron revisadas desde enero de 2011, al incorporarse la última información estadística básica disponible (las cifras anteriores eran preliminares) y al realizar una conciliación de los cálculos mensuales con los anuales de las Cuentas Nacionales. Recuerdan que mientras el PIB anual de 2013, que parte de las Cuentas de Bienes y Servicios del Sistema de Cuentas Nacionales creció 1.4 por ciento, las cifras trimestrales del PIB todavía tienen una tasa de 1.1 por ciento. Al observar esta discrepancia, era de suponer que tarde o temprano el INEGI llevaría a cabo una conciliación de ambas series. Esto significa que cualquier comparación con cifras de meses (o años) anteriores debe hacerse con las series revisadas y no contra las preliminares. Por ejemplo, cuando Arena Pública dice que la tasa de septiembre fue lo doble que en agosto, cuando se registró una tasa anual de 1.4 por ciento, debería tomar en cuenta que la tasa de agosto ya fue revisada a la baja a 1.1 por ciento. También cita a Banamex que dijo que los últimos cinco meses anteriores no habían superado una tasa de 2 por ciento anual, pero las cifras revisadas de junio (2.1 por ciento) y de julio (2.0 por ciento) señalan lo contrario.
Lo segundo que deberíamos hacer es realizar las comparaciones de tasas anuales a partir de la serie (revisada) corregida por efectos de calendario, ya que en muchos casos las variaciones entre un mes y otro se explican mediante números diferentes de días laborales y no tanto por crecimientos reales. Por ejemplo, las tasas anuales de los nueve meses de 2014, calculados sin tomar en cuenta estos efectos, presentan una varianza significativa, con tasas de -0.9 por ciento (abril) hasta 3.9 por ciento (marzo), mientras que las mismas tasas corregidas por los efectos de calendario solo varían de 0.4 por ciento (marzo) hasta 2.4 por ciento (mayo). De hecho, si examinamos las tasas anuales corregidas de abril a la fecha (los últimos seis meses), encontramos muy poca variación, de 1.9 por ciento (julio) a 2.4 por ciento (mayo). De hecho, la tasa anual corregida de septiembre (2.2 por ciento) no es muy diferente al promedio observado en los últimos seis meses (2.1 por ciento). En este sentido, una primera conclusión es que la producción industrial parece estar avanzando a un ritmo lento pero bastante regular.
Sabemos que el motor principal de las actividades secundarias en México proviene de la demanda por nuestras exportaciones no petroleras, principalmente de Estados Unidos. Resulta interesante comparar la producción industrial de ambos países, partiendo de una base común (enero 2008 = 100 para los dos países). Encontramos que la producción industrial de México siempre había tenido un avance mejor, pero ahora en septiembre encontramos que por primera vez desde enero de 2008, Estados Unidos supera a México. Sin embargo, la comparación no es válida, ya que mientras el INEGI incluye la construcción dentro de la producción industrial, Estados Unidos lo presenta aparte.
Por lo mismo, para hacer una comparación correcta, debemos comparar la producción manufacturera solamente. En este caso, partiendo de enero 2008 = 100 para ambos países, encontramos que Estados Unidos registra un nivel de 100.03 en septiembre 2014, mientras que México se ubica en 109.83. En otras palabras, después de 81 meses Estados Unidos recupera apenas todo el terreno perdido y por fin regresa a producir lo mismo que hacía a principios de 2008. En cambio México produjo 9.8 por ciento más que hace 81 meses. Sin embargo, la brecha entre ambos países era mucho más grande hasta principios de 2013, cuando Estados Unidos empieza a mostrar tasas de crecimiento sistemáticamente mayores a las de México.
A pesar de que México no ha crecido a la par que Estados Unidos en los dos últimos años, la producción manufacturera ha crecido en promedio este año alrededor de 3.4 por ciento, tasa que se compara favorablemente con el promedio de 1.2 por ciento en 2013. No obstante, si queremos ver una mejoría en las actividades secundarias, donde más necesitamos observar una recuperación es en la construcción, que entró en una verdadera crisis desde mediados de 2012. Las tasas anuales corregidas de la construcción salieron de terreno negativo a partir de junio de este año y en septiembre registró un avance de 4.6 por ciento. Sin duda, ya estamos en proceso de recuperación en el segmento de la edificación después de la crisis de 2013. Aunque el INEGI todavía no reporta la tasa anual corregida de septiembre, ya agosto crecía a un ritmo de 7.8 por ciento (con cinco meses en terreno positivo). Sin embargo, todavía el nivel se sitúa 7.2 por ciento por debajo del pico alcanzado en noviembre de 2012. En cambio, el segmento de las obras de ingeniería civil, identificada con la inversión pública, se mantiene en terreno negativo con una tasa anual corregida de -1.9 por ciento (siendo que la SHCP divulgó que la inversión pública federal aumentó 17.1 por ciento en términos reales).
¿Conclusión? La producción manufactura avanza a ritmo todavía lento pero constante y mejor que el de hace un año. La construcción muestra ya una recuperación importante, pero sólo en el segmento de la edificación, mientras que la obra pública todavía no logra pintar. Suponiendo que el cuarto trimestre logra registrar tasas anuales corregidas alrededor de 3.0 por ciento, veremos que las actividades secundarias habrán avanzado alrededor de 2.0 por ciento en 2014. A estas alturas, difícilmente veremos un avance significativamente mayor.