Tal y como se esperaba, el INEGI anunció una tasa anual del PIB del tercer trimestre ligeramente arriba de 2 por ciento (2.15 por ciento), con un avance trimestral (0.50 por ciento) menor al segundo (0.90 por ciento), pero marginalmente mejor al primer trimestre (0.36 por ciento). Las tasas mensuales del IGAE de agosto y septiembre resultaron negativas, por lo que el trimestre en sí avanzó mucho menos de lo que se había anticipado apenas hace unos meses. Lo más desconcertante fue la desaceleración muy visible de las actividades terciarias (comercio y servicios), ya que representan el meollo de la economía interna.
Dos días antes de conocer el dato, Banxico redujo su rango de ocho décimas a cinco, al admitir que no podremos crecer más allá de 2.5 por ciento. Unas horas después de conocer los datos del INEGI, la SHCP redujo su estimado de 2.7 por ciento, a un rango de 2.1 a 2.6 por ciento. En principio, podemos tomar los puntos medios de estos rangos para decir que Banxico anticipa 2.25 por ciento para el año, mientras que la SHCP espera 2.35 por ciento. En estas semanas, veremos que muchas instituciones y analistas también revisaran sus expectativas a la baja, en especial aquellos que mantenían proyecciones optimistas, digamos de 2.3 por ciento hacia arriba. Lo más seguro es que el nuevo consenso estará entre 2.1 y 2.2 por ciento.
El Banco de México ha sido transparente en su metodología y en su calendario de divulgación de expectativas. Utiliza un rango, ya que desde hace varios años adoptó la filosofía de manejar probabilidades alrededor de sus proyecciones. Da a conocer sus estimaciones cada trimestre en su Informe sobre la Inflación y estableció la regla de que manejará siempre un rango de un punto porcentual hasta conocer la tasa del segundo trimestre, de ocho décimas de un punto hasta saber la tasa del tercer trimestre y a partir de ese momento, cinco décimas de un punto porcentual. Dado que no tiene que elaborar presupuestos ni necesita la aprobación del Congreso, esta manera de manejar sus números resulta apropiado. Lo único curioso de su manejo es la actualización de sus proyecciones dos días antes de conocer el PIB. No le costaría mucho esperar un par de días más y así evitarse la vergüenza de sacar un rango inapropiado (como sucedió en mayo).
En cambio, la SHCP manejaba una estimación puntual porque así lo requiere su programación financiera. Los gobiernos anteriores no se molestaban mucho con las actualizaciones de sus proyecciones, ya que no se querían complicar la vida. Sin embargo, este gobierno decidió “actualizar” su estimación del PIB al conocer el avance de cada trimestre. Pero la dificultad de pronosticar se hizo evidente cuando sistemáticamente tuvo que revisar su estimación a la baja desde que empezó el sexenio. Ahora, para salir del paso, la SHCP tomó la decisión política de utilizar rangos para las actualizaciones, aunque siempre tendrá que aportar una estimación puntual para la elaboración del presupuesto federal.
La idea en sí parece buena, ya que un rango admite la posibilidad de equivocarse sin pasar tanta vergüenza. Sin embargo, el rango que presentó ahora la SHCP fue una decisión política y no el resultado de un razonamiento económico sólido. Presentó el techo con apenas un punto decimal por debajo de su estimación previa, para mandar el mensaje de que no estaba tan equivocado. Lo más seguro es que dentro de tres meses, cuando conozcamos la tasa del año, es que el crecimiento estará dentro del rango. Así la SHCP piensa que se ve bien ahora y se verá bien dentro de tres meses. El problema es que la parte superior del rango (de 2.3 a 2.6 por ciento) es prácticamente imposible.
Si realizamos un ejercicio de consistencia entre la tasa anual y la tasa trimestral (a partir de la serie ajustada por estacionalidad, encontramos que si la tasa del cuarto trimestre es igual a la del tercero (0.5 por ciento), el crecimiento de 2014 será 2.1 por ciento; si la tasa es parecida a la del segundo trimestre (0.9 por ciento), el crecimiento será 2.2 por ciento. Para crecer menos de 2.1 por ciento, la tasa del último trimestre tendría que ser muy cercano a cero o inclusive negativa, lo cual no es muy probable. Pero para crecer 2.3 por ciento o más, la actividad económica tendría que acelerarse bastante, equivalente a una tasa anualizada de 5 por ciento o más. En otras palabras, llegar a 2.3 por ciento para todo 2014 resultará difícil; registrar 2.4 por ciento, sumamente difícil; crecer 2.5 por ciento, casi imposible; y terminar con 2.6 por ciento ya totalmente imposible.
Jonathan,
Hoy busqué el SICA de octubre que nos dará mucha información sobre el efecto Ayotzinapa en la economía, pero no fue publicado. Sábes si se está ocultando alguna información? Algunos diarios ya han publicado información del INEGI pero no se de donde la han obtenido
Saludos
De acuerdo al calendario de coyuntura del INEGI, los datos del SIC de octubre se publicarán el viernes, 16 de enero.