La credibilidad es una parte esencial de la política monetaria, El mecanismo de transmisión vía expectativas es posible la más efectiva de todas. Si todos los empresarios y consumidores anticipan una inflación de 3.0 por ciento, fijaran precios y salarios acorde a la expectativa y lo más probable es que la inflación será lo que se anticipa.
La semana pasada, el INEGI anunció que la tasa de inflación de la primera quincena de abril fue -0.45 por ciento respecto a la quincena anterior. Fue la tasa más baja que se ha registrado desde que existe el índice quincenal para el periodo y la sexta más baja para cualquier quincena. Las cinco ocasiones en que se ha registrado una tasa más baja fueron todas en la primera quincena de mayo. El problema es que es muy poco creíble para la mayoría de los consumidores que el promedio ponderado de los precios haya bajado. Incluso, no solo que hubiéramos experimentado una tasa negativa en una quincena, sino el hecho de que la inflación anual gira alrededor de 3.0 por ciento.
¿Qué fue lo que motivó que la inflación fuera negativa en esta quincena? Primero y lo más importante, fue que hubo ajustes a la baja en las tarifas eléctricas en 15 ciudades del país (consideradas en el INPC), dentro del esquema de subsidios temporales para las zonas más cálidas del país. Igual pasará en la primera quincena de mayo, ya que otras ciudades también gozarán de subsidio similares por un periodo de aproximadamente seis meses. Resulta que el gobierno decidió hace como doce o trece años reducir las tarifas eléctricas en las zonas más cálidas en el verano, dependiendo de la temperatura promedio de cada región. De esta manera, siempre hay una reducción pronunciada en las primeras quincenas de abril y de mayo y un aumento similar en las primeras de octubre y noviembre. Es simplemente un patrón estacional muy marcada de la inflación.
Segundo, hubo una reducción en las gasolinas, tanto de bajo (Magna) como de alto octanaje (Premium) en las ciudades de la frontera norte del país. Mientras que el precio de la gasolina lo fija la SHCP para el resto del país, la zona fronteriza goza de un mecanismo más cerca al mercado para su determinación, ya que depende del precio promedio del otro lado de la frontera. Esto significa que mientras en el resto del país pagamos un impuesto exageradamente elevado cuando compramos gasolina, en la frontera gozan de precios mucho más bajos.
Tercero, hubo una reducción en el precio del transporte aéreo y de los servicios turísticos en paquete, ya que al concluir el periodo de alta demanda de las vacaciones de Semana Santa, se reduce la demanda de estos servicios y por ende bajan los precios. Resulta que los precios de los hoteles, aviones y demás servicios turísticos, siempre suben en periodos de alta demanda (vacaciones) y disminuyen en la temporada baja.,
Finalmente, disminuyó el precio del jitomate 12.2 por ciento en la quincena, junto con los precios de algunas otras frutas y verduras. El jitomate es uno de los productos más consumidos en nuestro país y su alta demanda, combinada con una oferta volátil, produce variaciones muy erráticas en su precio, tanto al alzo como a la baja. Es el precio con la varianza más grande de todos los bienes y servicios en el país.
Estuve en Puebla la semana pasada, donde una persona me comentó que los datos de la inflación le parecían fantasiosos, totalmente inventados por el gobierno para reprimir los salarios. Cuando le comenté los cuatro factores mencionados, me di cuenta que no lo convencí. Sin embargo, en Puebla no se aplica el subsidio de las tarifas eléctricas y no gozan del precio más barato de la gasolina. Seguramente el señor no tomó vacaciones antes y después de Semana Santa para poder comparar el diferencial de precios de las temporadas altas y bajas, mientras que no se fija en el precio del jitomate semana a semana.
La medición de la inflación no es tarea fácil. Parte de una encuesta de ingresos y gastos de los hogares, que es muy difícil de aplica, ya que muchas familias no quieren que un encuestado convive con ellos por un tiempo extendido para ver cuál es su patrón de consumo. Por ejemplo, resulta que la encuesta dice que consumimos mucho menos alcohol y tabaco respecto a lo que las empresas venden, ya que les da pena admitir lo que toman y fuman. Sin embargo, a pesar de las carencias en la medición y las debilidades estadísticas, el cálculo de la inflación no está tan mal como lo perciben la mayoría de las personas.
Les propongo una tarea. Escogen un día a la semana, un supermercado y un tipo de jitomate. Cada semana vayan anotando el precio por kilo del jitomate. En un año hablamos.