El INEGI dio a conocer el cálculo tradicional del PIB para el segundo trimestre. Los resultados fueron ligeramente mejores que los de la “estimación oportuna” reportados hace como tres semanas. En vez de una disminución de -0.3 por ciento respecto al trimestre anterior, la tasa resultó ser -0.2 por ciento, mientras que la tasa anual anterior de 1.4 por ciento resultó ser 1.5 por ciento. No obstante, se revisó el crecimiento del primer trimestre a la baja a 0.5 por ciento (de 0.8 por ciento). La noticia de una disminución en la actividad económica es ciertamente una mala noticia. Sin embargo, no es tan mala como parece.
Cuando el INEGI reportó la estimación oportuna, había una aparente inconsistencia en las dos tasas reportadas. La razón es que, al no dar a conocer las revisiones de los trimestres anteriores, las dos cifras se contraponían. Con la entrega del cálculo tradicional, el INEGI reporta una revisión al alza del segundo trimestre de 2015 y una revisión a la baja del primer trimestre de 2016, justamente las bases de las dos tasas. El resultado final es que el PIB del segundo trimestre (ajustado por estacionalidad) es 14,326.8 mil millones de pesos de 2008, cuando la estimación oportuna nos decía que era 14,326.8. Es una diferencia de -0.3 por ciento.
Pero ¿cómo podemos afirmar que no es tan mala noticia? La respuesta está en los números mensuales del IGAE. Ya sabíamos que abril fue muy mal mes (-1.10 por ciento), de hecho, el peor desde principios de 2009. Sin embargo, mayo repuntó 0.96 por ciento y junio 0.56 por ciento. El comportamiento conjunto de estos dos meses ha sido el mejor desde febrero/marzo de 2010. Febrero, marzo y abril fueron malos meses (crecimientos de 0.08, -0.19 y -1.10 por ciento), de tal forma que el nivel de abril se ubicaba -1.21 por ciento por debajo de enero. Sin embargo, la recuperación observada de mayo y junio ya nos ubica 0.29 por ciento por encima de ese mes. Pero lo más importante es que la economía observa una mejor dinámica entrando al tercer trimestre. En otras palabras, el mal desempeño del segundo trimestre se debió a un comportamiento aberrante de un solo mes: abril.
Aun así, los números para 2016 no pintan bien. Vamos a suponer un escenario muy optimista, de crecimientos alrededor de 1.0 por ciento en cada uno de los siguientes dos trimestres. Es muy optimista, ya que sería el mejor desempeño para un periodo similar en lo que va el sexenio. El resultado sería una tasa de crecimiento de 2.1 por ciento para todo el año. Ahora pensemos en un escenario equilibrado, de crecimientos alrededor de 0.6 por ciento en cada trimestre (más o menos el promedio por trimestre de 2014 y 2015). El crecimiento del año llegaría a 1.8 por ciento. Finalmente, un escenario un poco más pesimista de crecimientos alrededor de 0.5 por ciento, nos situará en 1.7 por ciento para todo el año. Obviamente, con algo de mala suerte podríamos alcanzar una tasa todavía menor, pero por lo pronto podemos situar el rango de crecimiento probable entre 1.7 y 2.1 por ciento. A estas alturas, se ve muy difícil que el crecimiento del año termine fuera de este intervalo.
Para los que quieren comparar el crecimiento del PIB con Estados Unidos: nuestros vecinos crecieron 0.8 y 1.2 por ciento en los dos primeros trimestres del año; nosotros 2.0 y -0.7 por ciento.
Fe de erratas: La semana pasada comentaba los resultados trimestrales de la ENOE. No me explico bien el por qué (siempre soy muy cuidadoso), pero tenía un error en un dato en Excel para el primer trimestre de 2016 en el empleo remunerado. La consecuencia fue que dije que había disminuido en el segundo trimestre respecto al primero, cuando en realidad aumentó 0.9 por ciento, después de una disminución de -0.7 por ciento en el trimestre anterior. El resultado es que el incremento en el ingreso promedio real de 0.8 por ciento se ve ampliado por el aumento en el empleo, por lo que la masa salarial real aumenta 1.7 por ciento respecto al trimestre anterior y 2.8 por ciento respecto al año anterior. ¿Qué nos dicen estas cifras? A pesar de la disminución en el ingreso por hora trabajada, aumentó el número de horas trabajadas lo suficiente para aumentar el ingreso promedio real. Mayor ingreso y más empleo remunerado se traduce en mayor masa salarial real (1.7 por ciento), por lo que las familias tienen más ingresos para poder seguir consumiendo. Buenas noticias.