La semana pasada comentamos cómo el salario mínimo ha perdido su relevancia a través de las últimas décadas. Lo que más llamó la atención y suscitó comentarios fue lo que escribí acerca de la responsabilidad de la estabilidad de precios que gozamos hoy en día. Básicamente dije que si bien es cierto que el PAN ha logrado mantener la inflación promedio más baja en sus diez años en el gobierno de las últimas cuatro décadas, el mérito es más de Salinas y Zedillo que de Fox y Calderón. Es más difícil abatir una inflación elevada que mantenerla en niveles bajos.
El comentario alimentó un debate que existe desde hace rato acerca de los méritos y desaciertos de los gobiernos del PRI y del PAN. Incluso, una persona me mandó un escrito que tiene rato circulando que defiende los diez años del PAN basándose principalmente en cifras comparativas. Yo no defiendo a uno o al otro, simplemente busco un análisis balanceado. Al final de cuentas, es difícil decir quien ha sido mejor o peor, ya que ambos partidos hicieron cosas buenas y malas. Sin embargo, vale la pena hacer varios apuntes.
Es muy fácil llegar a las conclusiones que uno quiere con estadísticas. Por ejemplo, quiero recalcar la estabilidad de precios de la era del PAN respecto al de PRI, acumulo la inflación de los diez años del PAN y lo comparo con los 28 años anteriores. De entrada, aunque la inflación hubiera sido igual todos los años, el simple hecho de acumular 10 versus 28 años introduce un sesgo significativo. Si comparamos promedios, queda claro que el PAN sale adelante con 4.7% versus 37.0%. Sin embargo, se deja fuera las seis décadas anteriores del cálculo (que son del PRI) y que registraron una tasa promedio menor a la mitad de los diez años del PAN. Claro, ayuda varios años de desinflación posteriores a la Revolución, pero sí de amañar estadísticas se trata, ¿por qué no?
Más que comparar y contrastar estadísticas, habría que analizar los aciertos y desaciertos de las políticas que llevaron a los resultados. El PAN tiene el mérito indiscutible de mantener la estabilidad de precios. Sin embargo, lo hizo mediante la aplicación de políticas establecidos previamente a su administración. No hay duda que el PRI fue el responsable de la inestabilidad que surgió en la década de los setenta y cobró más fuera en los ochenta. No obstante, también fue el responsable de revertir políticas equivocadas e instrumentar las correctas para abatir la inflación.
No se puede medir el costo de las políticas populistas de Echeverría y López Portillo simplemente a través de la inflación que hubo en sus dos sexenios, ya que el costo de abatir la inflación perduró por más de dos décadas. El peor librado de todos en cuando a cifras es De la Madrid, pero él pagó el precio de sus antecesores.
En cambio, el mérito verdadero de la estabilidad de precios que gozamos ahora es de quienes implantaron las políticas correctas. Siendo el desorden de las finanzas públicas el culpable principal, Salinas revirtió un déficit fiscal abultado hacia un presupuesto casi balanceado. Salinas fue el arquitecto de la autonomía del Banco Central, que sin ella difícilmente alguien hubiera podido bajar la inflación. Las políticas que finalmente llevaron a la estabilidad actual fueron las que instrumentó Zedillo: el régimen de flotación, inflación por objetivos y una política monetaria adecuada. En otras palabras, el PRI fue responsable tanto de la inestabilidad como la estabilidad de precios.
Lo mismo podemos decir de la deuda externa, otro capítulo negro en la historia económica del país. El PRI fue el responsable de elevarla a niveles insostenibles, pero también el responsable de su reducción posterior. López Portillo llevó a la deuda pública externa a niveles superiores al 50% del PIB, mientras que Salinas fue el responsable de negociar el Plan Brady que redujo sustancialmente la carga. El PAN simplemente continuó con las políticas de Zedillo de manejo de deuda que siguió reduciendo sus niveles hasta llegar a un mínimo en 2008. Pero también el PAN es el responsable de algo que nadie menciona ahora: la deuda pública externa se ha duplicado de mediados de 2008 a fines de 2010.
Por cierto, la persona que escribió el artículo mencionado que defiende el PAN a través de cifras amañadas, pone como uno de los méritos del PAN la liquidación de la deuda mexicana con el FMI. Sin embargo, el pago final (y anticipado) se realizó en el tercer trimestre de 2000, en los últimos meses del gobierno de Zedillo.
Al final de cuentas, podemos acomodar las cifras para defender a quien queremos. Pero lo que realmente importa es seguir adelante y no volver a cometer los tropiezos de antes. Creo que todos han aprendido las lecciones de la inestabilidad. Es difícil pensar que un gobierno del PAN o del PRI instrumentaría políticas que volverían a causar las crisis de antes. El gran debate de la estabilidad macroeconómica fue prioridad durante mucho tiempo, pero afortunadamente ya lo superamos. Ahora las prioridades están en la generación de empleos y el crecimiento económico, en abatir la pobreza y mejorar la distribución del ingreso, y en combatir la inseguridad y eliminar la corrupción.
¿Qué partido será el mejor para enfrentar estos retos? A priori no le voy a ni uno. Primero veamos quienes van a ser los candidatos y cuáles serán sus propuestas. Segundo, asegurémonos de no entregarle a nadie un cheque en blanco.