El Subgobernador del Banco de México, Manuel Sánchez González, termina su gestión este 31 de diciembre. Dado que tiene 66 años de edad, ya no califica para un segundo periodo de ocho años. Por lo mismo, tendremos un nuevo Subgobernador a partir de enero. El Presidente de la República propone a Alejandro Díaz de León para este puesto. ¿Es buen candidato para formar parte de la Junta de Gobierno?
La Ley del Banco de México señala que, para que alguien sea designado miembro de la Junta de Gobierno, tiene que ser un individuo con un elevado nivel técnico y profesional. Tiene que ser ciudadano mexicano por nacimiento, no tener más de sesenta y cinco años cumplidos y gozar de reconocida competencia en materia monetaria. También especifica haber ocupado, por lo menos durante cinco años, cargos de alto nivel en el sistema financiero mexicano o en las dependencias, organismos o instituciones que ejerzan funciones de autoridad en materia financiera.
Hasta aquí podemos afirmar que Díaz de León cumple con estos requisitos. Es economista del ITAM con maestría de la Universidad de Yale. Su formación principal proviene del propio Banco de México, donde trabajó los primeros 16 años de su carrera y llegó a ser Director de Análisis Macroeconómico. De allí trabajó como Director General de Pensionissste, después como el titular de la Unidad de Crédito Público en la SHCP (en sustitución de Gerardo Rodríguez) y finalmente, como Director General de Bancomext (sustituyendo a Enrique de la Madrid). Su experiencia obtenida en SHCP es en especial valiosa, ya que obtuvo conocimientos profundos de los mercados financieros internacionales, hoy en día sumamente relevante para un banco central. Sus credenciales académicas y su experiencia profesional son incuestionables. Además, tiene excelente reputación y reconocimiento en los medios.
Es trascendental que cada miembro de la Junta entienda a fondo cómo funciona la política monetaria, sus alcances y la importancia de contener la inflación. La Constitución establece claramente que el objetivo prioritario, más no el único, es procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda. Para cumplir con este mandato es crucial entender la interacción entre la inflación, el crecimiento económico y la estabilidad macroeconómica. No hay duda que cada uno de los miembros de la Junta, incluyendo al propio Díaz León, cumplen perfectamente bien con este cometido.
No obstante, la Ley también establece que dos de los cinco miembros de la Junta de Gobierno no necesitan cumplir con el requisito de antigüedad, siempre y cuando sean profesionistas distinguidos en materia económica, financiera o jurídica, para así permitir la participación de personas como académicos distinguidos, que pueden aportar un caudal de valiosos conocimientos. Al final de cuentas, lo que se quiere de una Junta de Gobierno es que tenga cierta diversidad y representación de intereses para que funciona como cierto chequeo y balance al poder inmenso que tiene el Gobernador del instituto. Si los cuatro subgobernadores son tipo “yes men”, que van a aprobar absolutamente todas las decisiones del Gobernador, ¿para qué queremos una Junta?
Con la llegada de Díaz de León, vamos a tener una Junta de Gobierno de clones, todos formados en el propio Banco, con estrechos lazos con el ITAM y de alguna forma u otra allegados del Gobernador actual. Prácticamente desde que empezó la autonomía del banco central, hemos tenido algo de diversidad. Guillermo Prieto Fortún, quien duró menos de un año como Subgobernador, provenía de la Bolsa Mexicana de Valores. Guillermo Güémez García venía del sector privado con experiencia empresarial y financiera y en la negociación del TLCAN. Everardo Elizondo era un reconocido académico, consultor de empresas y fue el economista principal para Bancomer. Manuel Sánchez González también venía del sector privado y se consideraba representante de la banca comercial. Así será que va ser la primera vez que la Junta de Gobierno se conforma sin un representante del sector privado, sin alguien con formación distinta del propio Banco de México y posiblemente, sin alguien que se atreve a cuestionar al poderosísimo Gobernador. Sin diversificación, sin alguien que presenta contraargumentos y sin representatividad del sector privado, ¿para qué va servir la Junta?
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