El INEGI dio a conocer ayer, martes, que la tasa de desempleo nacional de diciembre fue 3.57 por ciento, 0.26 puntos porcentuales por arriba de la de noviembre. Con estos datos ya se sabe que el cierre del año fue 0.22 puntos por encima del cierre del año anterior. La tasa promedio de 2018 fue 3.33 por ciento, menor al promedio de 2017 que fue 3.42 por ciento. Vale la pena señalar que esta tasa de 3.33 por ciento es la más baja para un año desde 2005, año en que se empezó a levantar la encuesta actual, la ENOE.
Es importante considerar que la tasa nacional mezcla la tasa urbana y la rural, que representan dos mercados laborales muy distintos. Aunque varía de mes a mes, el mercado urbano representa aproximadamente 80 por ciento del total y el rural el 20 por ciento restante. Sin embargo, mientras que el urbano es un mercado desarrollado y complejo, el rural es casi inexistente. Se define a un aglomerado poblacional como comunidad rural se es menor a las 2,500 personas. En la mayoría de estas comunidades, la mayor parte de la población vive de la agricultura de subsistencia o también denominado autoconsumo, por lo que no participan en el mercado laboral. En estos lugares existen muy pocas oportunidades de empleo, ya que no existen empresas o establecimientos, es decir, tiendas, bancos, fábricas, etc. Por lo mismo, la tasa de desempleo rural es exageradamente baja; la falta de desempleo no es reflejo de un mercado en equilibrio, sino más bien la falta de un mercado, es decir, no hay ni oferta ni demanda.
Las diferencias profundas entre estos dos espacios geoeconómicos hacen necesario siempre considerar las tasas de desempleo por separado. Entre muchas otras consideraciones, la política económica que pudiera instrumentar el gobierno para generar empleo debe ser muy distinto tratándose de comunidades rurales o áreas más urbanizadas.
La tasa de desempleo urbano de diciembre fue 4.41 por ciento, 0.55 puntos porcentuales por arriba de la de noviembre e inusualmente elevada. Esta tasa fue 0.70 puntos mayores al cierre del año anterior. En especial, llama la atención de la tasa de hombres, que llegó a 4.82 por ciento, la más elevada desde noviembre de 2015, mediante un incremento de 0.84 puntos respecto a noviembre, pero de 1.64 puntos más respecto a octubre cuando registró 3.19 por ciento (mínimo histórico). A pesar de este aumento significativo, la tasa promedio del año fue 3.97 por ciento, marginalmente menor a la de 3.99 por ciento de 2017 y un nuevo mínimo histórico para un año desde que existe la ENOE.
Llama la atención el hecho de que haya aumentado tanto el desempleo en tan poco tiempo. Las primeras hipótesis giran alrededor del despido de funcionarios y burócratas al iniciar el sexenio y la cancelación del nuevo aeropuerto. El incremento, como se puede apreciar en la gráfica, nos sitúa a los mismos niveles que se observaban hacia fines de 2016, que todavía esta lejos de ser grave. Sin embargo, la clave será observar si el incremento fue un fenómeno de una vez por todas para después retomar su tendencia a la baja en la medida que los nuevos desempleados se absorben, o bien, si es comienzo de una nueva tendencia al alza, que pudiera ser señal de una desaceleración en la actividad económica.
Tasa de desempleo urbano ajustada por estacionalidad:
muy bueno