En los últimos días se ha dado a conocer un conjunto de indicadores y reportes sobre la economía que básicamente confirman la continuación del estancamiento general de la actividad económica en el tercer trimestre. Primero se publicó el reporte de Finanzas Públicas para julio, que admite entre líneas un subejercicio del gasto público, en especial en ramos donde hay una importante concentración de gasto en inversión. Enseguida se divulgaron las remesas familiares de julio, cuyo acumulado en el año resultó 8.6 por ciento menor al mismo periodo de 2012. Finalmente, se dio a conocer el Indicador IMEF para agosto, que señala que el Manufacturero se ubicó por debajo del umbral de 50 puntos por cuarto mes consecutivo, mientras que el No Manufacturero cayó por debajo de 50 por primera vez desde julio de 2009, cuando estábamos saliendo de la Gran Recesión.
Ya sabíamos que julio terminó mal mediante las ventas del ANTAD y los resultados de la balanza comercial. Sin embargo, los datos del IMEF son los primeros indicadores de agosto, por lo que el hecho de que tanto el Manufacturero como el No Manufacturero registran niveles por debajo de 50 (consistente con estancamiento generalizado) es realmente una mala noticia. En el margen, el Indicador Manufacturero subió ligeramente por segundo mes consecutivo, por lo que se aproxima al umbral que separa una economía en expansión a una estancada. De continuarse la tendencia, es posible pensar que la economía podría estar a punto de recuperar su paso en septiembre u octubre, que aunque sea buena noticia, será muy tarde para que pinte lo suficiente este año.
El reporte de Finanzas Públicas fue algo decepcionante, ya que el gobierno había informado que prácticamente ya había desaparecido el subejercicio del gasto. Sin embargo, el Dr. Juan Moreno Pérez señala que hubo subejercicios en varios rubros como Provisiones Salariales y Económicas (-24.5 por ciento); Comunicaciones y transportes (-23.8 por ciento); Medio Ambiente y Recursos Naturales (-15.8 por ciento); y Agricultura (-10.7 por ciento), respecto a lo programado. Después de observar el mal desempeño en la economía en los últimos trimestres, uno pensaría que la SHCP intentaría aplicar una política contracíclica de mayor gasto, en especial en los rubros de que representan mayor inversión pública. Sin embargo, el gasto público en los primeros siete meses del año representa una disminución real de 4.6 por ciento.
El crecimiento sostenido de las remesas familiares de 1996 a 2006 no solamente contribuyó a la disminución del déficit en la cuenta corriente, sino también representó un ingreso complementario para muchas familias de ingresos medios y bajos, que ayudó a sostener el consumo y ciertas inversiones de los hogares. En 2006 llegó a su punto máximo de 2.65 por ciento del PIB, para después disminuir paulatinamente hasta llegar a 1.57 por ciento del PIB en el primer trimestre de este año. Después de tres años de caídas (2008 a 2010), volvió a crecer en 2011 (7.0 por ciento). Sin embargo, a partir de mediados del año pasado, volvió a tomar una tendencia a la baja y en julio de este año cumplió 13 meses consecutivos de tasas negativas.
La inmigración neta a Estados Unidos llegó a representar un flujo anual continuo de alrededor de 500 mil mexicanos entre 1996 y 2006. Sin embargo, en los últimos años ha disminuido radicalmente al punto que apenas representa ahora 5 por ciento de los flujos anteriores. Pero lo más marcado ha sido el cambio en los flujos por género; mientras que el flujo neto de hombres es negativo (están regresando alrededor de 280 mil mexicanos al año), el flujo de mexicanas es positivo. Mientras que los hombres han regresado como resultado de la crisis en la construcción y el bajo crecimiento en la manufactura de Estados Unidos, las mujeres han ido al norte para buscar trabajos en los hogares y otros sectores distintos a los hombres. El resultado es una disminución marcada en las remesas que envían al país.
Varios estudios señalan que una parte importante de las remesas se dedican a la inversión en el hogar, es decir, al autoconstrucción y a remodelaciones, ramo conocido como “otros trabajos de construcción”. Si desagregamos la construcción en sus tres ramas (edificación, obras civiles de ingeniería y otros trabajos) encontramos tasas negativas en todas. La disminución en la edificación es resultado de la crisis de los desarrolladores de vivienda de interés social (ver mi artículo del 31 de julio); la caída en las obras civiles es consecuencia del menor gasto público, en especial el dirigido a la inversión; y la baja en otros trabajos de construcción proviene del descenso en el envío de las remesas.
La última encuesta de expectativas del Banco de México señala una revisión a la baja a 1.70 por ciento (mediana) para el crecimiento del PIB de 2013. De seguir las noticias como las que aquí comentamos, veremos todavía más revisiones a la baja.
Excelente punto de vista, es bueno tener una fuete realista de nuestro acontecer económico.