La Inflación Ajustada

Este lunes, el INEGI divulgó la inflación mensual de abril de -0.32 por ciento. Los medios reportaron que fue la primera caída en los precios al consumidor tras 10 meses consecutivos de alzas. Incluso, varios lo reportaron como el primer mes de “alivio” en los precios. La razón fundamental de la tasa negativa fue, tal como lo señala el boletín de prensa, “resultado de la entrada en vigor del esquema de tarifas eléctricas de temporada cálida en varias ciudades del país”. En otras palabras, fue producto del patrón estacional de los precios.

Dependiendo de la temperatura promedio de cada ciudad a lo largo del año, la CFE aplica subsidios diferenciados a las tarifas eléctricas por periodos de cinco a siete meses en diferentes ciudades del país. Este programa arrancó en 2003 con una disminución en las tarifas a partir de mayo hasta noviembre y posteriormente se amplió en 2010 para que el esquema arrancara en abril para algunas regiones y concluyera en octubre. Por lo mismo, en abril y mayo casi siempre tenemos tasas mensuales negativas en la inflación, mientras que en octubre y noviembre tasas más elevadas, que reflejan el esquema de subsidios de las tarifas eléctricas.

Existe un patrón estacional muy definida en la inflación. Mayo seguido de abril son los meses de menor inflación en el año, mientras que noviembre seguido de octubre son los más elevados, dada la ponderación de las tarifas eléctricas en el INPC. Septiembre (por las colegiaturas), diciembre (por los aguinaldos) y enero (por el arranque del año) son meses con tasas de inflación típicamente por arriba del promedio. Junio y julio (meses de verano) normalmente tienen tasas por debajo del promedio. Hay años donde el patrón estacional explica casi en su totalidad el comportamiento de los precios a lo largo de los meses, mientras que habrá algunas excepciones. Por ejemplo, el año pasado tuvimos por primera vez en la historia una tasa negativa en enero, producto de reducciones en precios administrados por el gobierno y una tasa excepcionalmente elevada en marzo para terminar con un primer trimestre totalmente atípico. Pero, aun así, el comportamiento durante el resto del año respondió muy de cerca al patrón estacional promedio observado en años anteriores.

El INEGI ha hecho un esfuerzo extraordinario a través de las últimas dos décadas en educarnos en torno a la estacionalidad de los indicadores económicos. Prácticamente todas las variables que reporta cada mes tienen ajustes estacionales, o como dice INEGI están “desestacionalizadas” (palabra que no existe en español). Pero curiosamente, la inflación es casi el único indicador que no tiene este ajuste. Por lo mismo, el INEGI siempre pone una gráfica en el boletín de precios que muestra la tasa mensual del mes que se reporta comparado con el mismo de los últimos diez años. Es una forma implícita de reportar la estacionalidad.

Por ejemplo, sabemos que la tasa reportada para abril de -0.32 por ciento fue negativa por éste patrón. Si calculamos el factor estacional de abril de 2010 a 2015, resulta que es -0.634 multiplicado por la tasa promedio del año. Esto significa que la tasa ajustada por estacionalidad de abril sería alrededor de 0.50 por ciento (en un cálculo simplista). Visto así, la inflación de abril se antoja elevada.

¿Por qué no se reporta la inflación ajustada por estacionalidad? Como referencia, prácticamente todos los países sí lo hacen, siendo México una de las raras excepciones. Aparentemente, la razón viene desde hace mucho tiempo cuando el Banco de México se encargaba del cálculo del INPC. Algún abogado (que claramente no sabía nada de economía) dijo que el Banco no podría reportar el índice ajustado porque se usaba en muchos contratos legales para fijar incrementos en precios, como en rentas, la determinación del UDI y otras cosas semejantes. Parece realmente un razonamiento bastante limitado, ya que lo único que se tendría que hacer es especificar que la fijación se hace mediante la serie original del INPC, mientras que la ajustada es para fines analíticos.

Sin duda alguna, el Banco de México tiene sus series de inflación ajustadas por estacionalidad para uso interno. Distinguir entre la estacionalidad y todos los demás factores que determinan los precios es de primera importancia para el seguimiento adecuado de la inflación. Ya es tiempo que el INEGI empiece a reportar tasas ajustadas por estacionalidad y la tendencia-ciclo de los precios, tal como la hace para casi todos los indicadores que reportan mensualmente. Sería bueno que mostrara su autonomía.

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