A mediados del año pasado, la economía entró en un periodo de atonía, caracterizado por una actividad económica muy débil. Ya para principios de 2013, la economía prácticamente dejó de crecer y entramos a un estancamiento generalizado. Cuando el INEGI dio a conocer que la tasa de crecimiento del segundo trimestre fue negativa y se revisaba a casi cero la tasa del primero, se empezó a hablar de la posibilidad de que la economía mexicana estuviera en recesión.
Para muchos, una recesión se define a partir de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, a partir de la serie desestacionalizada del PIB. Sin embargo, esta no es la definición correcta de una recesión, sino más bien es una regla de aproximación. La terminología y definiciones de los ciclos económicos fueron desarrolladas originalmente por Wesley Mitchell y Arthur Burns en el Buró Nacional de Investigación Económica (NBER por sus siglas en inglés) en la década de los veinte del siglo pasado. Ellos definieron una recesión como “una caída significativa de la actividad económica que se extiende por toda la economía en su conjunto, que dura más que unos pocos meses y que sea normalmente visible en el PIB real, el ingreso real, el empleo, la producción industrial y en las ventas al menudeo y mayoreo”.
Por lo mismo, el NBER no define una recesión en términos de dos trimestres consecutivos de caída en el PIB real, aunque sí considera que el periodo mínimo necesario para definirla es de por lo menos seis meses y toma en cuenta indicadores mensuales para tener una mayor precisión en cuanto a las fechas de inicio y terminación de las distintas fases del ciclo económico. Para hacer oficial su uso, el NBER estableció en 1978 el Comité de Fechas de los Ciclos Económicos y desde entonces, ha existido un proceso formal para anunciar los picos y valles en la actividad económica. El Comité analiza todas las variables a su disposición y determina el inicio y final de cada recesión. Se enfoca en los indicadores de frecuencia mensual y pone más atención en la producción industrial, el empleo, el ingreso real y las ventas al menudeo. No obstante, no utiliza una fórmula específica para determinar las fechas.
A pesar de que no utiliza una fórmula tal cual, investigaciones posteriores en el NBER (encabezado por Geoffrey Moore) desarrollaron un índice compuesto de indicadores coincidentes que prácticamente emula las decisiones del Comité. Dado que en México no contamos con una organización como el NBER y mucho menos de un Comité de Ciclos, pero sí contamos con índices compuestos, podemos utilizar los desarrollados por el INEGI para designar las fechas de inicio y de terminación de las recesiones. Sin embargo, se debe tener cuidado ya que hay dos escuelas distintas de ciclos económicos: la clásica desarrollada por el NBER y una de más recién desarrollo impulsado principalmente por la OCDE, conocida como ciclos de crecimiento. El INEGI tiene las dos, el del NBER que publica bajo “Sistema de Indicadores Compuestos Coincidente y Adelantado” (SICCA) y el de crecimiento que se denomina como “Sistema de Indicadores Cíclicos” (SIC). Aunque son ideas similares, difieren en sus fechas.
Si analizamos primero el SICCA, encontramos que el índice coincidente llegó a su punto máximo en noviembre de 2012 y tiene siete meses disminuyendo (existe información a junio). Esto significa que la economía mexicana ya está en una “recesión clásica” a partir de noviembre del año pasado. Si partimos de lo que dice el SIC, el índice coincidente registró un pico en junio de 2012 para entrar en una fase de “desaceleración” y en abril de 2013 entró en su fase de “recesión”. En esta Escuela se necesita por lo menos nueve meses de caída para declarar formalmente una recesión; a junio ya llevamos doce. Esto significa que la economía mexicana también se encuentra ya en una “recesión de crecimiento”.
El INEGI da más publicidad a los ciclos de crecimiento (SIC), mediante su “reloj de los ciclos económicos en México”. Sin embargo, dado la sincronía que tenemos con Estados Unidos y que el enfoque clásico del NBER es el más utilizado en ese país, recomiendo más su uso para enmarcar los ciclos en México y las fechas de inicio y terminación de las recesiones. La definición de una recesión no es subjetiva; podemos afirmar mediante cifras oficiales que la economía mexicana está actualmente en una recesión que empezó en noviembre del año pasado. No obstante, en lo que va, se puede clasificar como una recesión de muy poca profundidad.
Muy interesantes y un muy buen lenguaje que se utiliza.