Regresa la Confianza

La confianza del consumidor se disparó en julio como nunca se había observado antes. En una escala de 0 a 100, donde 0 sería el pesimismo total y 100 el optimismo absoluto, el indicador aumentó 5.3 puntos para colocarse en niveles no observados en los últimos diez años. El incremento más elevado para un mes anteriormente se había dado en febrero de 2017 (3.5 puntos), que fue un rebote después del desplome sufrido en enero de ese año como consecuencia del gasolinazo de Meade. La mejoría fue consecuencia de mayor optimismo en los cinco componentes del indicador, aunque los que más aumentaron fueron los dos que tienen que ver con la percepción futura de la situación económica, ya sea del hogar como del país. Sin duda, la victoria aplastante de AMLO en las elecciones ha inyectado una dosis de esperanza generalizada en la población.

El componente que más aumentó fue la percepción futura sobre la situación económica del país, con un incremento en 12.7 puntos, más de tres veces más que el mejor mes anterior, que había sido en abril de 2003 (4.1 puntos). Este componente rebasó el umbral de 50 puntos que separa el optimismo del pesimismo para registrar 52.5 puntos y ubicarse muy cerca de los máximos históricos que se observaron en 2001.

Una de las características de este sexenio ha sido la merma continua en la confianza del consumidor, reflejo del “mal humor social” que fue creado el gobierno actual. Después de registrar mínimos históricos en 2009 a raíz de la Gran Recesión, la confianza recuperó terreno en los tres últimos años de Calderón. Cuando EPN inició el sexenio, andaba en niveles no visto en mucho tiempo. El Pacto para México y las reformas estructurales pintaban promesas de mejoría en la situación económica del país. Sin embargo, al poco tiempo empezó a desilusionarse la población y la tendencia observada en los últimos cinco años ha sido constantemente a la baja. Los niveles observados apenas hace un par de meses se ubicaban por debajo de lo que se había registrado en los últimos siete años. En cambio, con la mejoría poselectoral estamos por mucho observando el mayor optimismo del sexenio y este optimismo es porque el sexenio ya está por terminar.

La confianza empresarial también mostró una mejoría poselectoral. La de los empresarios manufactureros aumentó a 50.7, su nivel más elevado desde noviembre 2014. La del sector comercio llegó a 50.7 puntos, por arriba del umbral de 50 después de 43 meses por debajo y registra su mejor nivel desde octubre 2014. La de la construcción subió a 49.4 puntos y aunque no logró entrar a la zona de optimismo, es el nivel más elevado desde abril 2015. Si analizamos todos los componentes, observamos mejorías generalizadas, siendo por mucho el incremento más grande en la perspectiva futura del país. No obstante, los aumentos son mucho más moderados que los que vemos en el consumidor. Por ejemplo, la percepción futura del país del sector de la construcción fue el componente que más aumentó (5.0 puntos), pero su avance fue menos de la mitad observada en el consumidor.

Hubo mejorías en todos los sectores empresariales en cuando a si el momento es el adecuado para invertir, sin embargo, en la construcción y el comercio permanecen todavía por debajo de los 30 puntos. Es muy probable que el mayor optimismo en cuanto al momento de invertir del sector manufacturero tenga que ver con el buen avance de las exportaciones y mantenga cierta correlación con el avance de las negaciones del TLCAN. En cambio, los empresarios del comercio y la construcción están un poco más temerosos ante posibles recortes que plantea el nuevo gobierno y ante un cambio en las reglas del juego. Aun así, los niveles que registran los empresarios de estos dos sectores en cuanto al futuro económico del país se ubican por encima del manufacturero.

Estos números nos dicen que AMLO va a empezar su sexenio con una buena luna de miel, con niveles de confianza no visto desde principios del sexenio de Calderón. No solamente tiene el respaldo indiscutible de la mayoría de la población, sino también su confianza en que va a mejorar la situación económica de los hogares y del país. En principio, es bueno ya que le va a facilitar muchos de los cambios que ha prometido. Sin embargo, cuando las expectativas son demasiado elevadas, se corre un mayor peligro de que la luna de miel se acaba rápidamente.

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