El Banco de M茅xico acaba de informar que tuvimos un d茅ficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos de 15.6 mil millones de d贸lares (mmd) en los primeros tres trimestres del a帽o. Este monto ya supera el d茅ficit de todo 2012, que fue de 14.6 mmd. Como proporci贸n del PIB representa 1.7 por ciento, casi el triple de lo que fue en el mismo periodo del a帽o pasado (0.6 por ciento). Dado que el cuarto trimestre suele ser de mayor d茅ficit (aunque no siempre), podremos esperar terminar 2013 cerca de 2.0 por ciento, que lo situar铆a en el m谩s elevado de los 煤ltimos diez a帽os.
El balance de la cuenta corriente siempre ha sido foco de atenci贸n, ya que cuando registra un d茅ficit elevado hemos ca铆do en crisis.聽 Despu茅s de d茅cadas de d茅ficits relativamente bajos, se dispar贸 por primera vez en 1973 a 3.8 por ciento del PIB y al a帽o siguiente a 4.1 por ciento. El elevado d茅ficit fiscal y el aumento en la inflaci贸n provocaron el desequilibrio y forz贸 la devaluaci贸n del peso en 1976, despu茅s de 22 a帽os de una paridad fija con el d贸lar. De nuevo en 1981, el d茅ficit creci贸 a una proporci贸n inmanejable (4.9 por ciento del PIB), por lo que al a帽o siguiente tuvimos una serie de devaluaciones que dieron pie a la d茅cada perdida de los ochenta.
Esta dos primeras crisis fueron resultado de desequilibrios cr贸nicos en las finanzas p煤blicas y esquemas de pol铆ticas econ贸micas poco flexibles. Para evitar futuros crisis similares, el gobierno mexicano realiz贸 un esfuerzo mayor de saneamiento fiscal a principios de los noventa, sin embargo, sin corregir el desequilibrio externo. De hecho el promedio para el sexenio lleg贸 a 4.0 por ciento anual, el m谩s elevado para cualquier periodo presidencial en toda la historia. El Secretario de Hacienda de entonces pens贸 err贸neamente que un super谩vit fiscal por si solo era suficiente para evitar cualquier descalabro, pero el d茅ficit externo de 5.6 por ciento del PIB en 1994, combinado con una pol铆tica econ贸mica r铆gida, llev贸 al pa铆s a una de las crisis m谩s grandes que hemos tenido en nuestra historia.
驴Nos debe preocupar el d茅ficit en la cuenta corriente? A partir de 1995, abandonamos una de las pol铆ticas econ贸micas m谩s ineficaces que ten铆amos, el del r茅gimen cambiario de bandas preestablecidas con desliz controlado. Pocos a帽os despu茅s se cancel贸 el esquema de pactos concertados, que era la ra铆z de la falta de flexibilidad que enfrentaba el gobierno para corregir en tiempo y forma cualquier desequilibrio que se pudiera presentar. La introducci贸n del r茅gimen cambiario de flotaci贸n no solo permiti贸 reducir en forma natural el d茅ficit externo, sino tambi茅n dio pie a una pol铆tica monetaria enfocado principalmente a la estabilidad de precios. El resultado fue una estabilidad macroecon贸mica eficiente y sostenible.
La idea b谩sica es que si el d茅ficit en la cuenta corriente empieza a crecer, el tipo de cambio se ajustar谩 gradualmente de tal forma que se evite la formaci贸n de un desequilibrio mayor. Sin embargo, este proceso no solo involucra la cuenta corriente, sino tambi茅n la cuenta financiera de la balanza de pagos. Es m谩s bien el balance de fuentes y usos de divisas en el mercado que determinar谩 la direcci贸n del tipo de cambio, lo cual no solamente involucra los ingresos y egresos de divisas procedentes de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, sino tambi茅n los flujos financieros.
En principio, la acumulaci贸n de reservas internacionales es la expresi贸n 煤ltima del balance de divisas que entran y salen del pa铆s. No obstante, necesitamos separar los flujos que representan transacciones en el mercado de los que el Banco de M茅xico maneja paralelamente. Las exportaciones e importaciones que maneja Pemex, m谩s las compras y ventas de divisas del gobierno federal con el Banco de M茅xico, no pasan por el mercado y su balance determina (con algunas excepciones) la acumulaci贸n de las reservas internaciones. Todas las dem谩s transacciones se manejan en el mercado libre y su balance determina el tipo de cambio.
Para analizar mejor las cifras de la balanza de pagos, el Banco de M茅xico deber铆a presentarnos dos balances por separado, cuyos sumas ser铆an equivalentes al total: uno que maneje todas las operaciones que se realizan fuera del mercado (y as铆 podemos entender mucho mejor la acumulaci贸n de reservas) y otro que contenga todas las dem谩s transacciones, que al final del d铆a determinan el tipo de cambio.
Aun as铆, el r茅gimen cambiario actual es nuestra mejor protecci贸n contra la formaci贸n de un desequilibrio externo inmanejable.
