Desde que se aprobó la reforma a la Constitución a fines de 1993, ésta manifiesta claramente que la prioridad del Banco de México es procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda, léase, abatir permanentemente la inflación. No obstante, desde entonces hemos tenido una especie de debate que va y viene sobre el tema. La razón es que muchos piensan que el banco debería tener doble mandato, como la Reserva Federal en Estados Unidos. No sólo debería asumir la responsabilidad de controlar la inflación, sino además velar por el crecimiento económico y la creación de empleos. Incluso, los que creen en el doble mandato piensan que la política monetaria de los últimos dos décadas es responsable del bajo crecimiento que tenemos. En otras palabras, como consecuencia de la obsesión que tiene Banxico de abatir la inflación, ha impedido el crecimiento económico. ¿Será?
El argumento central de los que abogan por un mandato prioritario es que es la única manera de evitar el problema de la “inconsistencia temporal”, que consiste en utilizar la política monetaria para estimular la actividad económica en el corto plazo, pero sin tener un efecto sostenido en el mediano/largo plazo, con consecuencias de una pérdida en el poder adquisitivo. En cambio, los del otro lado del debate no creen que el efecto de corto plazo sea pasajero.
Sin embargo, el tener un objetivo prioritario no está peleado con un segundo y en el fondo, realmente no hay mucha diferencia en cómo se conduce la política monetaria en Banxico y en la Reserva Federal. En el fondo, en ambos casos permean los dos objetivos. La diferencia es que, en Estados Unidos, la Reserva Federal le da mayor prioridad implícita al control inflacionario, mientras que aquí el Banco de México la de una mayor prioridad explícita.
¿Cómo combate Banxico las presiones inflacionarias? Mediante un aumento en la tasa de interés. Sin embargo, una tasa de interés mayor hace más caro el consumo y la inversión. Por eso abogan los del doble mandato que el Banco tiene que buscar tener tasas bajas. Pero para esto debemos recordar que la tasa de interés (nominal) tiene dos componentes: uno real y otro que compensa la inflación. Si la inflación es elevada, habrá tasas de interés elevadas. Lo que busca Banxico es bajar las tasas, no necesariamente en el corto plazo, pero si en el mediano y largo plazo. ¿Cómo? Al reducir la inflación, van a disminuir las tasas. En otras palabras, el Banco sube la tasa de interés de corto plazo para lograr tasas más bajas en el mediano y largo plazo.
¿Esto qué significa? En los dos países se reconocen los límites y alcances de la política monetaria. Se sabe que es el instrumento ideal para controlar la inflación mientras que puede coadyuvar al crecimiento económico en el corto plazo, pero su contribución fundamental es mediante un ambiente de estabilidad macroeconómico. Esto significa que nunca van a permitir un ambiente de inflación, ya que sus efectos desestabilizadores no sólo van en perjuicio del poder adquisitivo, sino también en contra del ambiente macroeconómico que fomenta el crecimiento económico. No obstante, cuando no existen presiones inflacionarias, es posible llevar a cabo una política monetaria más laxa que pudiera estimular la inversión y el crecimiento económico mediante tasas más bajas.
Si uno estudia las decisiones de política monetaria en Estados Unidos, queda evidente que la Reserva Federal nunca ha bajado su tasa objetivo cuando existen amenazas o presiones inflacionarias, aun en casos de estancamiento o bajo crecimiento económico. Al enfrentar sus dos objetivos, siempre le ha dado prioridad a la estabilidad de precios. Por lo mismo, no es necesario cambiar su mandato ya que queda claro los alcances y limitaciones de sus políticas y la efectividad de los instrumentos a su alcance.
En México podemos ver lo mismo. Si leemos las minutas de las juntas de gobierno, los anuncios de política monetaria y demás documentos que respaldan sus decisiones, siempre vemos el análisis de los balances de riesgo, tanto de inflación como de crecimiento económico. Aunque siempre ha buscado el objetivo de 3.0 por ciento de inflación, nunca se ha comportado de manera “obsesiva” en su persecución. Incluso, ha mantenido políticas expansionistas en años en que la inflación se ubica por arriba del objetivo.
Si el peón de la política monetaria es la tasa de interés para lograr una estabilidad de precios en la economía (corto, mediano y largo plazo), también puede ser un instrumento que coadyuve a impulsar el crecimiento económico. Una economía estable es como un gran coacervado para que la inversión y el consumo crezcan. ¿Cuánto? Depende de los equilibrios internos y externos, no hay recetas mágicas.