El INEGI informó que la inflación general a agosto fue 4.90 por ciento, el tercer mes consecutivo al alza. En el último Informe Trimestral sobre la Inflación del Banco de México, la institución reconoce que ya no se situará la inflación dentro de su rango de variabilidad alrededor de 3.0 por ciento para fines de año, sino que estima que terminará en 4.2 por ciento. Sin embargo, el sentimiento del mercado es que en el mejor de los casos se situará alrededor de 4.6 por ciento al concluir 2018.
Empezamos el año con una marcada tendencia a la baja como resultado, más que de otra cosa, del cambio de base de comparación al eliminar el efecto del famoso gasolinazo de enero de 2017. Sin embargo, en los últimos cuatro meses, no solo se interrumpió la desaceleración en la inflación, sino que se ha observado su repunte. El aumento se ha dado a pesar de que las autoridades monetarias han aumentado la tasa de política monetaria en 13 ocasiones desde diciembre de 2015 para acumular un incremento de 475 puntos base. Aparentemente, el esfuerzo de Banxico por contener la inflación no ha funcionado. ¿Cómo lo explicamos?
Para entender bien lo que ha ocurrido en los precios, conviene utilizar la desagregación analítica que provee el INEGI al separar los incrementos de precios en “subyacentes” y “no subyacentes”. Los precios de bienes y servicios “subyacentes” son los que responden a la interacción normal de la oferta y la demanda y que por lo tanto son susceptibles a las acciones de política monetaria. En cambio, los precios “no subyacentes” son los que no responden, ya que son administrados (las tarifas controladas por el gobierno), tienen una interacción anormal al ser semi-administradas y en cierta medida determinadas por precios internacionales (los precios de los energéticos), o bien se determinan por variaciones abruptas en su oferta (los precios de los bienes agrícolas). Esta separación analítica es común en la mayoría de los países.
La inflación subyacente llegó a su pico de 5.00 por ciento en agosto del año pasado y desde entonces registró una trayectoria descendiente hasta quedar por debajo de 4.0 por ciento (el techo del rango de variabilidad de +/- uno por ciento alrededor del objetivo de 3.0 por ciento) a partir de abril de este año. Aunque no ha bajado mucho en los últimos meses, ya permanecido dentro del rango objetivo, por lo que podríamos afirmar que la política de Banxico ha funcionado. Las acciones de política monetaria tienen un efecto rezagado sobre la inflación, por lo que esperamos que la inflación subyacente siga convergiendo, aunque lentamente hacia el objetivo de 3.0 por ciento. Dentro de las categorías de la subyacente, los únicos precios cuyos incrementos faltan disminuir lo suficiente para ubicarse dentro del rango son los de alimentos y de la educación.
Lo que ha ocasionado el incremento en la inflación general es el componente no subyacente (no susceptible a las acciones de política monetaria), que ha aumentado 8.80 por ciento en los últimos doce meses. Sin embargo, dentro de esta categoría, los precios agropecuarios han aumentado menos de 2.0 por ciento en su conjunto en este periodo, mientras que las tarifas autorizadas por el gobierno casi no registran incrementos. Lo que explica la inflación es prácticamente por sí sola, la categoría de los energéticos, cuyos precios se ubican 18.96 por ciento por encima de su nivel de hace un año. Los incrementos en el precio de la gasolina llevan acumulados en los últimos doce meses más de lo que fue el gasolinazo de enero de 2017. En otras palabras, la dificultad para abatir la inflación se concentra prácticamente en un solo precio, el de la gasolina.
¿Qué le queda hacer al Banco de México? ¿El nivel de su tasa es suficiente para contener los incrementos en los demás precios? ¿Será cierto que los incrementos en el precio internacional de la gasolina es un fenómeno transitorio? En sí, no queda claro. En la última encuesta a instituciones financieras que realiza quincenalmente Citibanamex, siete anticipan un aumento en la tasa de política monetaria antes de que finaliza el año, mientras que ocho piensan que el siguiente movimiento será a la baja y hasta el año entrante. Sin embargo, excusa decir, que en esta ocasión hubo poca participación en la encuesta, ya que tan solo opinaron 15 instituciones, a diferencia del promedio observado de alrededor de 26 en el pasado.