La credibilidad de la Inflación

En la exposición de motivos de la Reforma Constitucional (que se aprobó a fines de 1993), para otorgarle la autonomía al Banco de México, se dijo que la responsabilidad de elaborar los índices nacionales de precios no podría permanecer en el Banco Central porque no debería ser juez y parte en la determinación de la inflación.  Allí empezó un largo y sinuoso camino que duró 15 años antes de poder cuajarse.  No fue hasta abril de 2008 que se aprobó la Ley del Sistema Nacional de Información Estadística, donde se estableció que el INEGI tendría la facultad exclusiva de elaborar y publicar los índices de precios.  En el decreto de Ley se otorgó un periodo de tres años para la transición de dicho proceso y se puso la fecha del 15 de julio de 2011 para el día en que el INEGI asumiera esta responsabilidad.

El INEGI y el Banco de México han trabajado juntos en estos tres años para cumplir cabalmente con el proceso y realizar una transición sin problemas.  Todo parece indicar que ha sido un éxito y las partes están listos para el cambio de responsabilidad en la fecha prometida.  Esto significa que el comunicado de prensa que emitió el Banco de México hoy (jueves 23 de junio) es el penúltimo y el del próximo 7 de julio, en el cual se reportará la inflación de todo el mes (de junio), será el último que publique.  Ya está puesto en el calendario de difusión del INEGI que empezará con su nueva responsabilidad, dando a conocer la inflación de la primera quincena de julio el próximo 22 de ese mes.  Las fechas de publicación serán las mismas, lo único que cambia es que el INEGI lo dará a conocer una hora antes (a las 8:00am).

El gobierno federal, el Poder Legislativo, el Banco de México y el INEGI juntos, tardaron 17 años y medio para cumplir con esta promesa.  ¿Valió la pena?  ¿Le tendremos más confianza a las cifras?  ¿Qué debemos esperar?

Hace casi 18 años, México venía apenas saliendo de un par de décadas de inflaciones muy elevadas.  En aquel entonces era necesario establecer mecanismos institucionales que pudieran abatir eficazmente la inflación y posteriormente mantener la estabilidad macroeconómica.  Hasta ahora todo indica que se logró el cometido ya que llevamos prácticamente una década con tasas de inflación de un solo dígito y poco a poco nos vamos acercando al objetivo de mediano plazo de 3.0 por ciento.

Uno de los problemas principales de entonces era que pocos confiaban en que las cifras de inflación eran las correctas; no había credibilidad en la labor del Banco de México y con justa razón.  Un poco antes de su muerte, Gustavo Romero Kolbeck, quien fue Director General del Banco en el sexenio de López Portillo, confesó que se manipuló el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) por orden presidencial.  Era lógico pensar que si esta tarea quedaba en manos de un banco central ya autónomo, se pudiera dar de nuevo dicha manipulación para hacer creer que las autoridades monetarias cumplieran con su objetivo.

Por lo mismo, se propuso pasarle la responsabilidad al INEGI.  Sin embargo, primero habría que otorgarle su propia autonomía y el proceso se empantanó.  En tiempo de mientras, el Banco de México se propuso la tarea de brindarle credibilidad a su labor.  Empezó con un esquema de mayor transparencia, después buscó la certificación de calidad ISO-9001 y terminó con una política más abierta de comunicación social.  En los años que siguieron logró establecer más confianza en los números, a tal grado que ahora que la responsabilidad pasa a manos del INEGI, éste asume nuevos retos de mantener la calidad, transparencia, credibilidad y confianza en los índices que se ha logrado en la última década.

Uno podría pensar que el INPC es un indicador económico de coyuntura más para el INEGI, como cualquier otro.  Pero no es así.  La inflación es posiblemente el indicador más importante que va a producir.  Sirve de base para pagos de impuestos, cuestiones fiscales y trámites burocráticos.  Se utiliza para el cálculo de los UDIS, del cual se desprende pagos hipotecarios y tasas en varios instrumentos financieros.  Es fundamental para la fijación de salarios, tasas de interés y muchos precios en el país.  Influye en el tipo de cambio, decisiones de inversión e intercambio comerciales.  Es de las variables que más atención le brindan los analistas de mercado, ya que juega un papel fundamental en la formación de expectativas, que a su vez alimentan un sinnúmero de cosas en la economía.

El Banco de México ha hecho un magnífico trabajo con el INPC en su divulgación y en su análisis.  El reto es ahora para el INEGI.  ¿Cómo nos daremos cuenta de que hace un buen trabajo?  La primera y más importante prueba vendrá en su primer comunicado de prensa.  Allí es donde tendrá que demostrar la misma altura analítica.  No podrá simplificar el boletín ni hacer algo que vaya en contra de la credibilidad y confianza del INPC, en especial en este momento tan crucial.  Todos los analistas de mercados (incluyendo muchos fuera del país) estarán muy atentos a este primer esfuerzo.

Los últimos datos de inflación han sorprendido a la baja.  La tasa mensual de mayo fue la más baja para un mes desde que empezó el INPC en 1969.  Cuatro de las últimas cinco quincenas registraron tasas negativas.  Es muy difícil creer que el promedio ponderado de los precios en nuestra economía baja en vez de subir.  Este es un fenómeno que necesita no sólo una buena explicación, sino cuadros y gráficas analíticas para que los analistas puedan entender y comunicar su aprobación a la sociedad.

La baja de precios se explica primordialmente por la disminución en precios agrícolas.  Por ejemplo, el jitomate (que es uno de los productos de mayor consumo y por ende mayor ponderación en el INPC) ha bajado de precio en más de 60% en las últimas tres quincenas.  Sin embargo, debemos recordar la volatilidad de estos precios; igual bajan hoy que suben mañana.  Pero en adición podemos observar que los demás precios que conforman lo que se llama la inflación subyacente también permanecen muy estables y se supone que esta es la que marca la pauta de la inflación futura.

¿Seguirá disminuyendo la inflación?  ¿Qué debemos esperar en los siguientes meses?  Estemos todos atentos a los próximos comunicados, en especial a los posibles contrastes del último del Banco de México y al primero del INEGI.

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