Panorama Económico 2019

El Fondo Monetario Internacional (FMI) divulgó el lunes pasado su actualización de las Perspectivas de la Economía Mundial. Mantiene su proyección para el crecimiento mundial de 3.9 por ciento en 2018 y 2019, tal como lo tenía en su edición de abril. La diferencia es que ahora ve una expansión menos uniforme y mayores riesgos a su escenario. Para este año y el próximo, revisa al alza el crecimiento para algunos países pequeños. Para 2018 reconoce menos crecimiento para muchos países de la región europea, India y Brasil. Para 2019, revisa a la baja Francia, Italia, India y México. Dice que la balanza de riesgos se inclina más a la baja ante los aranceles anunciados por Estados Unidos y las represalias de los socios comerciales, que podría descarrilar el crecimiento mundial en el mediano plazo.

Para el caso de México, deja su expectativa de crecimiento de este año en 2.3 por ciento (parecido al consenso de casi todas las encuestas), mientras que modifica se estimado original para 2019 de 3.0 por ciento en -0.3 puntos porcentuales para 2.7 por ciento. Su razonamiento es “las tensiones comerciales y la prolongada incertidumbre que rodea la renegociación del TLCAN y el programa de políticas del nuevo gobierno”. Esto no resulta sorpresivo, ya que prácticamente todos los analistas han señalado justamente estos riesgos.

No obstante, lo que resalta es la proyección de 2.7 por ciento en sí, que a pesar de haberla reducido sigue siendo muy optimista. De entrada, implica una aceleración en la actividad económica en comparación con la esperada para este año a pesar de que habrá mayores incertidumbres. Por ejemplo, el consenso de las encuestas del IMEF, Citibanamex y Emerging Markets Economic Data (EMED) es de 2.2 por ciento. El consenso de la encuesta que levanta Banxico entre “especialistas” del sector privado y la de LatinFocus es de 2.3 por ciento, mientras que Consensus Economics tiene 2.1 por ciento. En las encuestas que divulgan las expectativas individuales de cada analista o institución, las más optimistas se ubican alrededor de 2.5 por ciento, aunque sí hay una que otra excepción (como HSBC) que anticipa 2.7 por ciento. Sin embargo, hay muchas que anticipan crecimiento menor al 2.0 por ciento.

¿Por qué prevé la gran mayoría menos crecimiento para 2019? La primera razón es simplemente un patrón histórico. Si revisamos los últimos cuatro sexenios, podemos observar que en cada caso hubo una desaceleración significativa en el crecimiento económico en el primer año. De hecho, en tres sexenios, el primer año fue el de menor crecimiento de los seis años. Siempre resulta que el gobierno entrante termina gastando menos ante el cambio de administración, mientras que la inversión privada queda en espera para ver cuáles son los planes y programas del sector público. Este caso fue especialmente notorio en 2013, el primer año de EPN. El año entrante no solo es el primer año de un sexenio, sino en esta ocasión promete ser una transición mucho más marcada. AMLO ya anticipó que va a trabajar con un número muy reducido de funcionarios de primer nivel y muchos con poca experiencia en la administración pública.

Esto último nos lleva justamente a la segunda razón. Si de por sí, el sector privado quedará en espera de observar las primeras acciones del nuevo gobierno, esta ocasión promete muchos cambios de regla. Se va a reorganizar el esquema de compras del gobierno federal mediante una centralización para minimizar la corrupción y reducir costos. Sin embargo, este proceso tomará tiempo. Se van a cancelar muchos programas para sustituirlos con otros, en principio más eficientes y con mayor alcance. Igual, estos cambios tendrán un rezago administrativo y de implementación, que seguramente afectará el crecimiento en el corto plazo. A todo esto, hay que añadir la incertidumbre del TLCAN. Demos el beneficio de la duda al nuevo gobierno de que su política económica será más eficiente y de mayor alcance. Pero eso será algo que veríamos a partir de 2020 y no de inmediato.

Si analizamos minuciosamente las proyecciones del FMI del pasado, encontramos que el instituto no tiene tan buen tino. En su ejercicio de proyectar el crecimiento económico para prácticamente todos los países miembros, difícilmente incorpora la especificidad de cada uno. Sin embargo, si me dicen que vamos a crecer 2.7 por ciento en 2019, lo compro y salgo corriendo. Ojalá.

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