Sostener equilibrios macroecon贸micos fue una premisa importante de la pol铆tica econ贸mica de los cincuentas y sesentas, en la 茅poca del Desarrollo Estabilizador. El ambiente permiti贸 un crecimiento econ贸mico elevado y sostenido, algo que no hemos logrado replicar en los 煤ltimos 40 a帽os. Sin embargo, el crecimiento no fue redistributivo en el sentido de que favoreci贸 a pocos, mientras que la mayor铆a de la poblaci贸n sigui贸 viviendo marginada y la pobreza crec铆a. A principios de los setenta se cambi贸 el enfoque, al buscar un desarrollo compartido, mediante una participaci贸n m谩s activa del gobierno. No obstante, en el intento se olvid贸 la importancia de sostener los equilibrios macroecon贸micos, por lo que creci贸 en forma desmesurada los d茅ficits fiscal y externo y la inflaci贸n lleg贸 a niveles de dos d铆gitos. La moneda empez贸 a sobrevaluarse y las reservas se agotaron. Todo termin贸 con una gran devaluaci贸n y una p茅rdida importante del poder adquisitivo de la mayor铆a de la poblaci贸n.
En vez de remediar la situaci贸n, el gobierno decidi贸 seguir por el mismo camino ante el descubrimiento de grandes yacimientos de petr贸leo. Fue cuando se pens贸 que nuestro reto m谩s importante ser铆a administrar la abundancia. Ante la promesa de cuantiosos recursos mediante la exportaci贸n de petr贸leo, el gobierno se endeud贸 con el exterior y ampli贸 todav铆a m谩s los d茅ficits fiscal y externo. De nuevo se permiti贸 que la moneda se sobrevaluara y volvimos a experimentar una devaluaci贸n traum谩tica. No obstante, en esta ocasi贸n ca铆mos en una crisis de deuda externa y el pa铆s termin贸 b谩sicamente quebrado. Cost贸 casi una d茅cada en resolver los problemas que arrojaron estos desequilibrios, tiempo en el cual no hubo crecimiento econ贸mico y la inflaci贸n lleg贸 a niveles de tres d铆gitos.
A partir de los noventas, el gobierno logr贸 controlar la inflaci贸n, reducir el d茅ficit fiscal y resolver el problema de la deuda externa. Se decidi贸 abrir la econom铆a al exterior con el af谩n de poder generar nuestras propias divisas y la econom铆a empez贸 a crecer de nuevo. Sin embargo, no se cuidaron los equilibrios macroecon贸micos como deber铆a y se sostuvo un enorme d茅ficit externo, financiado por flujos muy vol谩tiles de inversi贸n de portafolio. Una vez m谩s, terminamos con una gran devaluaci贸n traum谩tica.
Hacia fines de los noventa se volvi贸 a poner 茅nfasis en los equilibrios macroecon贸micos. Con un banco central aut贸nomo, un r茅gimen cambiario flexible y un d茅ficit fiscal moderado, volvimos a experimentar estabilidad de precios. Sin embargo, en tres sexenios el crecimiento econ贸mico ha sido mediocre y no se ha logrado reducir la pobreza. La desigualdad est谩 peor que antes, mientras que la corrupci贸n y la inseguridad p煤blica han llegado a niveles insoportables. Como consecuencia, la poblaci贸n mexicana ha elegido un nuevo gobierno que vuelve a prometer un cambio de enfoque. Un nuevo modelo de izquierda que busca el crecimiento redistributivo, combate frontal a la pobreza y erradicar la corrupci贸n. A diferencia de los setentas, en esta ocasi贸n se habla de la importancia de sostener los equilibrios macroecon贸micos, es decir, mantener la estabilidad de precios y no incurrir en d茅ficits abultados. Tal parece que hemos aprendido las lecciones.
Si volteamos a ver las experiencias de otros pa铆ses, encontramos casos exitosos de gobiernos de izquierda. Todos tienen algo en com煤n: han logrado sostener los equilibrios macroecon贸micos. Sin que fueran perfectos y en diferentes dosis, Jos茅 Mujica de Uruguay, Ricardo Lagos (y Michelle Bachelet) de Chile e incluso, Evo Morales de Bolivia y Rafael Correa de Ecuador, fueron ejemplos de gobiernos de izquierda que entendieron la importancia de operar con estos equilibrios. No todos obtuvieron buenos resultados, pero a ninguno se le puede acusar de haber producido un gran fracaso. Los gobiernos que no los han respetado, casi sin excepci贸n, han terminado en grandes crisis.
Un gobierno de izquierda que logra el crecimiento redistributivo, abatir la pobreza, promover la movilidad social, reducir la corrupci贸n y tener un trato igualitario, es factible. No ser谩 f谩cil lograr todos los cambios que quiere la mayor铆a de la poblaci贸n y seguramente habr谩 tropiezos en el camino. No obstante, uno de los requisitos fundamentales y una de las condiciones necesarias para todo lo anterior (aunque lejos de ser suficiente) es sostener los equilibrios macroecon贸micos.