Anticipar la trayectoria de la economía en general y de ciertos indicadores económicos en particular es una tarea intrínseca de los economistas y analistas de mercados. Los economistas lo hacen ya que es un apoyo esencial para la planeación, para las decisiones de inversión y la toma de decisiones en las organizaciones. Los analistas lo necesitan para anticipar los movimientos de mercados. En principio, entre más diferente es el resultado de un indicador a lo esperado, más grande puede ser la reacción del mercado. Por lo mismo, para evitar sorpresas desagradables, existe mucha demanda por proyecciones acertadas.
En respuesta a esta demanda, existe una gran oferta de proyecciones profesionales de consultorías, organizaciones e instituciones, tanto privadas como públicas, académicas y hasta internacionales. Cada uno de ellos hace un análisis exhaustivo de los indicadores económicos de coyuntura y a través de modelos econométricos realizan sus proyecciones sobre las principales variables de la economía. Sin embargo, cada proyección utiliza metodologías diferentes y supuestos distintos, por lo que muchas veces terminan con resultados muy variados. Esto hace que la selección de una sobre otra resulta una tarea muy difícil. De aquí nace la práctica de combinar los resultados de proyecciones independientes para obtener un promedio.
El método de tomar el promedio de estos números es conocido como la de combinar proyecciones y se refiere al resultado como el “consenso”. Estudios empíricos han encontrado que las proyecciones de consenso son en lo general más acertadas que las individuales. Habrá alguien que, en un momento dado, puede resultar más atinado que el consenso, pero a la larga el consenso tendrá mejor porcentaje de bateo que cualquier proyección individual. Esto ha hecho que el uso de encuestas de expectativas entre especialistas haya crecido significativamente en las últimas décadas y ahora es práctica común de instituciones financieras, organizaciones públicas y empresas privadas. En especial, los bancos centrales lo han adoptado como el mejor método para medir las expectativas del sector privado.
El consenso se deriva de una encuesta, ya sea semanal, quincenal o mensual, de un grupo de proyecciones individuales que típicamente van de 15 hasta 50 respuestas (en México la mayoría de las encuestas involucran alrededor de 20 personas, mientras que en Estados Unidos la muestra es un poco mayor). La práctica común es dar a conocer las respuestas individuales, junto con la media, la mediana, la mínima, la máxima, la desviación estándar y el rango. Las últimas dos estadísticas reflejan el grado de incertidumbre entre las respuestas, mientras que las primeras dos involucran el consenso. La mínima y la máxima nos dan una idea de los valores extremos (outliers). Algunas encuestas utilizan la media como el número para el consenso, mientras que otros toman la mediana. ¿Cuál es la que se debería tomar? Los más involucrados en estas encuestas argumentan que se debe tomar siempre la mediana, ya que elimina las proyecciones atípicas, que muchas veces pueden introducir un sesgo a la media. No obstante, la práctica más común es presentar las dos, sin que haya un asentimiento claro sobre cuál debería ser el indicador final de consenso.
La media es el promedio simple de las respuestas, es decir, la suma de todos los valores dividida entre el número de participantes. Se puede interpretar como el centro de gravedad de una distribución, pero no necesariamente se ubica en la mitad. Cuando las respuestas tienen una distribución normal, la media coincide con el punto medio (la mediana). Sin embargo, en una muestra pequeña es más común encontrar una distribución asimétrica y dado que la media es muy sensible a los valores extremos, una o dos personas pueden distorsionar el resultado.
La mediana es el valor que resulta de estar en medio de las respuestas después de ordenarlos, es decir, deja el mismo número de datos que sean menores y mayores al él. Por lo mismo, el conjunto de datos menores o iguales que la mediana representan el 50% de los datos, mientras que los que sean mayores representarán el otro 50%. La ventaja de la mediana es que elimina cualquier sesgo que pudiera introducir las respuestas atípicas.
No queda tan claro que institución o persona fue el primero en recabar proyecciones individuales, y con las respuestas calcular una de consenso. Sin embargo, una de los primeros esfuerzos de este tipo fue la realizada conjuntamente por la National Bureau of Economic Research (NBER) y la American Statistical Association (ASA). Esta encuesta se llevó a cabo en forma trimestral por 22 años a partir de 1968 mediante la participación de 51 macroeconomistas profesionales. Resulta ser una de las primeras referencias que se encuentran en los estudios que involucran proyecciones de consenso.
No obstante, la encuesta NBER/ASA fue un esfuerzo más académico, por lo que no tuvo mucha difusión entre los analistas de mercados o los economistas que estudiaban la coyuntura macroeconómica. Una de las primeras instituciones que formalizó una encuesta continua para recabar la opinión de los principales economistas que realizaban proyecciones fue la empresa conocida como Blue Chip Economic Indicators, fundada por Robert Eggert. Desde 1976 les pregunta cada mes a más de 50 personas que trabajan en algunas de las empresas e instituciones financieras más prestigiosas de Estados Unidos su expectativa sobre 15 indicadores económicos relacionados a la economía norteamericana. Por 35 años publican las respuestas de todos los participantes, junto con la media y la mediana de cada variable y varias más estadísticas que reflejan grados de incertidumbre y distribuciones.
En el caso de México, habría que distinguir entre las encuestas que se realizan en el extranjero sobre la economía mexicana y las elaboradas por instituciones en el país. De las extranjeras, una de las primeras empresas fue Consensus Economics, establecida en 1989 en Inglaterra, que elabora proyecciones de consenso para más de 85 economías en el mundo. En especial, la cobertura de México inicia en 1993 con la publicación de Latin American Consensus Forecasts. Otra es la producida por Focus Economics, una empresa española, que a partir de 1998 pregunta a más de 20 economistas cada mes sus expectativas acerca de alrededor de 20 indicadores económicos para México y otros 19 países de América Latina. Estas dos publicaciones se pueden obtener vía una subscripción a través de sus páginas de Internet.
En el caso de las elaboradas por instituciones mexicanas, una de las primeras y más difundidas es la Encuesta de Expectativas de Analistas de Mercados Financieros de Banamex, que inicia a fines de la década de los 90 o a principios de este siglo y consiste en preguntas quincenales sobre variables enfocadas a los mercados. La más conocida de todas es la Encuesta de Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado del Banco de México (Banxico). Esta empieza en 1994 con la idea de alimentar información sobre expectativas al banco central que pudieran influir en las decisiones de política monetaria. Los resultados de estas dos encuestas son gratuitos y disponibles en sus páginas de Internet.
El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) levanta una encuesta similar entre sus socios economistas. Los resultados son presentados cada mes por el Presidente Nacional del Instituto en una rueda de Prensa. Resulta interesante que las proyecciones de consenso de las principales variables económicas son muy similares para todas estas encuestas.
Finalmente, quedan las de Bloomberg y otras agencias de información financiera, que preguntan cada viernes las expectativas de los principales indicadores económicos que se darán a conocer la próxima semana. En general, estas expectativas son los consensos contra cual se miden los analistas y traders de los mercados financieros. Sin embargo, su acceso está restringido a los suscriptores de sus terminales a un precio exorbitante, por lo que el uso de la información que se genera es casi de uso exclusivo de las grandes instituciones (principalmente financieras).
En vez de pagar a un consultor para que prepare escenarios económicos para los presupuestos de las empresas, es mejor opción (y mucho más barato) utilizar los consensos de los expertos. A través del tiempo, hemos visto que son mucho más atinados.
Estimado Jonathan:
Excelente explicación para legos y también para los que se supone que no lo son.
Desmitifica al «brujo economista» de la bola de cristal.
Saludos
Pedro