Se ha hablado mucho del “debate” de la recesión. Pero en realidad no hay debate, ya que si aplicamos las definiciones correctas y utilizamos datos oficiales (del INEGI), encontramos sin duda la existencia de una recesión. No es que la SHCP tenga sus propias cifras u otra definición, sino que se trata de una tradición (en la mayoría de los países) de que los funcionarios públicos deben negar siempre su existencia, ya que de lo contrario tendrían que admitir una mala conducción de la política económica. Si es que hay ánimo de debate, no deberíamos malgastar nuestro tiempo y esfuerzo en discutir en qué etapa del ciclo económico nos encontrábamos en la primera parte del año, sino en que se tiene que hacer para reactivar la economía y evitar que se profundice la recesión o que se aborte la recuperación.
En si es una recesión poca profunda, que no debe durar mucho más. Existe la expectativa generalizada de que muy pronto empezará la recuperación y hay datos que apuntan en esa dirección. En el corto plazo, la economía de Estados Unidos ha mejorado y aquí el gobierno empezará pronto a gastar más, dos factores que podrían inducir un poco de crecimiento en estos meses. Para el inicio de 2014 deberíamos empezar a ver tasas positivas en la construcción y la desaparición de muchas dudas en torno a las reformas pendientes. El resultado es que mientras que el consenso para el crecimiento de 2013 gira alrededor de 1.5 por ciento, el de 2014 aumenta a 3.5 por ciento, que en forma implícita implica el inicio de una recuperación en estos meses.
Vamos a manejar estas expectativas como el escenario base. Sin embargo, hay que resaltar la existencia de riesgos importantes que pudieran alterar el escenario, incluso en forma drástica. El primero es ya ampliamente conocido por su inevitabilidad. Tarde o temprano empezará la Reserva Federal a implementar un menor acomodamiento monetario, que eventualmente llevará a la eliminación total de la política monetaria laxa que existe desde hace ya más de cinco años. El anuncio de septiembre no eliminó esta posibilidad, sino solo lo trasladó a octubre. Si no empieza el mes entrante, pasará a una fecha posterior pero no desaparecerá.
En principio, no debería representar más riesgo que un periodo breve de volatilidad en los mercados financieros, con disminuciones en casi todos los precios de los activos financieros (y aumentos en tasas). No obstante, si el cambio no es gradual y bien manejado por todas las autoridades monetarias, pudiera desatarse movimientos masivos de capital con efectos más nocivos. Lo bueno es que el Banco de México parece estar muy consciente de las posibles implicaciones y listo para actuar en consecuencia.
El segundo riesgo aparece estos días a ocho columnas en todos los medios, pero todavía no se ha cuantificado bien su impacto. La combinación de “Manuel” e “Ingrid” ha dejado miles de damnificados, daños masivos en infraestructura, perjuicios a cosechas y el cierre de empresas, comercios y servicios que contribuyen a la actividad económica del país. Las primeras estimaciones, todavía muy burdas, relacionadas solo al costo de reponer infraestructura dañada ya empiezan a superar 0.2 por ciento del PIB. Sabemos que hay situaciones de emergencia en por lo menos 23 entidades federativas y que el daño suma mucho más que el relacionado a infraestructura. Hay que recordar que el virus H1N1 paralizó muchas partes del país por unos diez días en 2009 y se estima que contribuyó de 1 a 2 puntos porcentuales en la caída del PIB en ese año. Sin conocer todavía el verdadero alcance de este desastre, intuitivamente parece mucho mayor a lo sucedido hace cuatro años.
El tercer riesgo, que potencialmente podría ser el mayor de todos, es el impacto de la reforma hacendaria. De aprobarse tal cual, reducirá el ingreso personal disponible de casi todos los hogares que colaboren en el sector formal, limitará las inversiones productivas de empresas en una gama amplia de sectores y creará cambios en precios relativos difíciles de interpretar en el corto plazo. Significa una redistribución de recursos productivos de empresas que crean empleos a segmentos de la sociedad que contribuyen poco o nada a la actividad económica. Crea incentivos perversos para permanecer en el sector informal e incluso, para abandonar el formal. Desalienta la inversión extranjera en muchas áreas y pone frenos serios a la actividad exportadora (en especial a la maquila). Al final, es una propuesta que quitará recursos a los que más contribuyen a la actividad económica y al fisco.
Estimado Jonathan:
Con la reducción y eventual eliminación de los estímulos monetarios que en algún momento tendrá que realizar el FED, no van a aumentar los precios de los activos financieros sino a disminuir como consecuencia del incremento que sobrevendrá en las tasas de interés.
Como bien dices, habrá un periodo de inestabilidad financiera que se irá corrigiendo en el tiempo, pero como no es una situación normal finalmente tendrán que eliminarse los estímulos monetarios (lo que tú llamas el acomodamiento monetario).
Respecto al impacto en la producción del sector agrícola de «Ingrid» y «Manuel» (por cierto que desde 1958 no se conjuntaban dos fenómenos naturales como estos para producir tanto daño a bienes y personas), aunque sin duda es difícil de cuantificar, la experiencia indica que las lluvias finalmente son benéficas para la producción agrícola.
Pero lo que sí tendrá un efecto negativo sobre el PIB es la interrupción de la actividad comercial y productiva (servicios e industria, digamos). En este sentido habría que considerar que la actividad industrial prácticamente no sufrió daños, solamente la comercial. Por ello quizá el efecto sobre el PIB no sea de consideración.
Creo que la comparación de la situación con la relativa al virus H1N1 no es afortunada porque sobreestima los efectos negativos en el PIB. Las medidas preventivas para que el virus H1N
Tienes toda la razón en cuanto el efecto sobre los precios de los activos. Ya lo había visto (pero muy tarde). Lo corregí en la página, pero ni modo en el periódico.
Si bien el efecto eventual de las lluvias podría ser benéfica, en el corto plazo no ya que hubo disminución en la oferta, pérdidas, necesitan reparaciones y habrá alzas de precios. Coincido que el más importante es sobre comercio y servicios y no tanto industria. Pero industria lleva 12 meses con tendencia negativa, mientras que servicios es casi lo único que crece. Quizá el efecto final no sea tan considerable, pero en el margen si coincide justo cuando la economía empieza a recuperarse, podría alargar la recuperación. Igual pasó con H1N1 en 2009.
No entiendo tu ultimo comentario- ¿Una comparación sobreestima los efectos negativos?
Gracias por tus comentarios.
Qué tal, Jonathan:
Olvidé comentar la vez anterior que es muy importante tener un espacio como este blog. Sin duda es una manera de elevar el nivel de la discusión sobre temas económicos, que desafortunadamente a veces es muy pobre porque los espacios en prensa con frecuencia los ocupan personas que están mal informadas o que no reflexionan lo suficiente (o quizá no tengan la formación adecuada). Qué bueno que tú tengas este blog.
Con respecto al comentario de la comparación con la situación que ocurrió por el virus H1N1, me refiero a lo siguiente: cuando se tomaron las medidas preventivas respecto al virus, gran parte de la actividad económica del país se paralizó (por ejemplo, en la Ciudad de México muchas industrias y comercios no trabajaron durante varios días). Aunque las lluvias en la situación actual también afectaron una parte importante del país, creo que la paralización que hubo en aquél entonces de la actividad económica fue mayor. En fin, quizá sólo sea una cuestión de percepción pero es lo que creo.
Estimado Jonathan: Disfruto mucho tus artículos y coincido plenamente con ellos. En este útlimo, creo que la propuesta de reforma hacendaria se puede reducir a; ¿un aumento en el gasto público (dado la propuesta de incrementar el déficit fiscal) es mejor que una disminución en el consumo privado y la inversión (dada el aumento en los impuestos)? ¿Gasta mejor el gobierno que los particulares? Te mando un fuerte abrazo y espero verte pronto.