El jueves (10 de enero) divulgará el INEGI los datos pertenecientes al Sistema de Indicadores Cíclicos (SIC) para octubre, que consiste en dos indicadores básicos para entender dónde se ubica la economía actual dentro del ciclo económico del país. El primero es el Índice Compuesto de Indicadores Coincidentes, que refleja el estado general de la economía y básicamente trata de replicar el ciclo económico. Está conformada de seis indicadores: el IGAE, la actividad industrial, las ventas al por menor, el número de asegurados permanentes en el IMSS, la tasa de desempleo urbana y las importaciones totales, que son indicadores que “coinciden” con el ciclo económico. El segundo es el Índice Compuesto de Indicadores Adelantados, que busca anticipar la dirección que tomará el ciclo económico y está compuesto por seis indicadores que en principio se adelantan al ciclo: la tendencia del empleo manufacturera, el momento adecuado para invertir (que proviene del indicador de confianza empresarial), el índice de precios y cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores en términos reales, el tipo de cambio real bilateral, la TIIE y el índice Standard & Poor´s 500 de Estados Unidos.
El conocer el comportamiento del ciclo económico es de suma importancia, ya que debería influir en las decisiones empresariales, gubernamentales y del consumidor. Por ejemplo, no es lo mismo tomar una decisión de inversión en una empresa si la economía se encuentra en plena expansión o a la mitad de una recesión. Si una persona quiere cambiar de empleo, es preferible que sea en un momento en que la economía esta creciendo y no en medio de una recesión cuando las empresas buscan reducir su planta laboral. Lo ideal es que las políticas del gobierno tengan un enfoque “anticíclica” para sacar a la economía de una recesión. Incluso, las fechas de inicio y terminación de las recesiones tienen un contenido político, ya que ningún gobierno quiere admitir que la economía esta en una recesión. Cuando suele suceder, siempre se incita a un debate que, en la mayoría de las ocasiones, sube mucho de tono.
En Estados Unidos, existe una institución con enfoque académica que se llama el Buró Nacional de Investigación Económica (NBER), que se encarga de monitorear el ciclo económico. El NBER le da tanta importancia a este monitoreo, que hasta estableció hace muchas décadas un comité específico para establecer las fechas en que empieza y termina las recesiones. Dado que el comité esta conformado por puros académicos, tiene el reconocimiento del arbitro oficial. En México no existe una institución parecida al NBER y mucho menos un comité que pudiera establecer estas fechas. Sin embargo, se ha hablado desde hace mucho que sería interesante y útil tener algo parecido en nuestro país.
Hace poco, el INEGI empezó un primer esfuerzo preliminar para tratar de conformar dicho comité. En principio es una magnifica idea, solo que el INEGI tiene que asegurar la imparcialidad, ya que no puede ser juez y parte. También tiene que reconocer que el SIC no es el conjunto ideal de indicadores para establecer las fechas, ya que su enfoque no es el clásico del NBER, sino del ciclo del crecimiento que proviene de la OCDE. Este enfoque identifica las desviaciones de la economía respecto a su tendencia de largo plazo y se limita a decirnos si la brecha de la economía respecto a su tendencia de largo plazo es negativa o positiva y si se está ampliando o reduciendo. Pero dado que no especifica si la tendencia ha aumentado o disminuido, realmente no nos dice mucho respecto al ciclo económico en sí.
Para esto habría que tomar en cuenta el Sistema de Indicadores Compuestos Coincidente y Adelantado (SICCA), que utiliza la metodología clásica desarrollada por el NBER y que mapea fielmente el ciclo económico. El INEGI calcula y publica los resultados del SICCA desde 2000. Sin embargo, a partir de 2010 decidió desarrollar el SIC y favorecer su divulgación sobre el SICCA. Al principio, falló en explicar que eran dos enfoques diferentes e incluso le puso la etiqueta de “recesión” al periodo en que la brecha era negativa y se iba reduciendo. Sin embargo, hace unos años tuvo que admitir su error y evitar de utilizar las mismas etiquetas que pertenecen al SICCA. Al final de cuentas, el SIC no nos dice si estamos en recesión o no; eso lo determina el SICCA.
Haría bien el INEGI en volver a favorecer al SICCA.
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