Cada mes se levantan encuestas entre los economistas que se dedican a proyectar el crecimiento económico (y otras variables) para medir lo que se llama el “consenso”. Una de las más conocidas es la que levanta el Banco de México entre los “especialistas” en economía del sector privado. Participan alrededor de 38 personas, de las cuales la gran mayoría trabajan en instituciones financieras y consultorías que se dedican profesionalmente a analizar la economía y sus perspectivas. Es la única encuesta con carácter de oficial, ya que lo levanta el banco central, pero también es la única que no divulga las proyecciones individuales de cada participante. Banamex levanta una encuesta quincenal entre alrededor de 26 instituciones financieras, mientras que Consensus Economics (Londres) y Latin Focus (Barcelona) mantienen encuestas mensuales con alrededor de 20 y 30 participantes, respectivamente, entre instituciones y consultorías. El IMEF levanta una encuesta similar con alrededor de 30 participantes, con la distinción de que las respuestas son a título personal. También podemos obtener proyecciones sistemáticas de organismos internacionales (como el FMI, la OCDE, CEPAL y el Banco Mundial) y de instituciones oficiales (como la SHCP y el propio Banxico), pero no se consideran como parte del consenso del mercado.
En todas las encuestas encontramos muchas similitudes. Parte de la razón es que la mayoría de los economistas participan en muchas de las encuestas (por ejemplo, yo participo en todas salvo la de Banamex, ya que es exclusiva para instituciones financieras). Sin embargo, en general no son tantos los analistas que se dedican profesionalmente al “arte” de las proyecciones, por lo que difícilmente pudiera existir una divergencia significativa entre las diversas encuestas. En la actualidad, casi todas las encuestas señalan un consenso alrededor de 3.0 por ciento para el crecimiento de 2015.
La gráfica que se presenta muestra los resultados de la Encuestas Mensual de Expectativas del IMEF. Sin embargo, les puedo asegurar que sería casi igual si hubiera utilizados los números de cualquiera de las encuestas mencionadas. Lo que podemos ver son las proyecciones de cada año de 2010 a la fecha desde 16 meses antes de conocer el dato oficial (preliminar) del crecimiento del PIB por parte del INEGI. Por lo tanto, podemos apreciar cómo se fue revisando el consenso a través del tiempo. De inmediato resalta las continuas revisiones a la baja para 2013 y 2014, junto con 2015 (aunque solo con 7 observaciones ya que faltan 9 antes de conocer el dato final). También podemos apreciar cómo en 2010 las revisiones siempre fueron al alza, mientras que en 2011 y 2012 no hubo revisiones tan drásticas.
Pero lo más importante que muestra la gráfica es que los puntos de partida para cualquiera de los seis años son muy similares, alrededor de 3.5 por ciento. Como nadie sabe cómo va evolucionar la economía en un año dado, siempre se empieza con un estimado de lo que sería el PIB potencial (o su tendencia de largo plazo). En la medida en que vamos obteniendo información dura, se va incorporando y vemos una convergencia hacia el dato final. Finalmente, podemos apreciar que a los tres o cuatro meses antes de que INEGI divulga la tasa final, ya tenemos una buena idea de qué va ser.
En otras palabras, no somos magos o adivinos. Empezamos con una aproximación a lo que la economía podría crecer en un año normal y vamos aproximando poco a poco a la tasa final en la medida que tenemos información de su propia evolución.