Los primeros esfuerzos por medir el desempleo en México se iniciaron en 1972 con la Encuesta Nacional en Hogares. Sin embargo, a pesar de levantar encuestas sobre la materia por casi 40 años, prácticamente no hay un indicador económico de coyuntura en el país que sea más criticado y que goza de menos credibilidad que la tasa de desempleo. La razón principal es el nivel tan bajo que reporta mes tras mes, especialmente en comparación a otros países.
La mayoría de sus críticos dicen que el problema radica en que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) utiliza la misma definición que utilizan las economías desarrolladas, que simplemente es inaplicable a la realidad mexicana. ¿Cómo puede ser que tenemos una tasa de desempleo mucho más baja que los países de la OCDE si no tenemos el mismo grado de desarrollo? Muchos analistas piensan que la definición misma de desempleo en México está más acotada por razones políticas, porque el gobierno no quiere reconocer la profundidad del problema laboral que tenemos. Precisamente por esto muchos piensan que fue importante haberle otorgado plena autonomía al INEGI, para que dejara de aplicar criterios políticos en sus encuestas y empezara a construir indicadores más confiables.
No hay duda que las cifras del mercado laboral pueden mejorarse. Sin embargo, la mayoría de las críticas que se hacen realmente no son válidas. Sí tenemos una problemática laboral muy difícil y particular, pero esto se refleja en otras cifras e indicadores. El hecho de que nuestra tasa de desempleo abierto es más baja que en la mayoría de los demás países, simplemente es reflejo de que nuestros problemas son más profundos y complicados. También es importante comprender que la tasa de desempleo no es un indicador directo del bienestar de la población, sino simplemente el reflejo de un desequilibrio en el mercado laboral. El 100 por ciento de la población pudiera tener trabajo, pero si es mal remunerado, de baja productividad y no satisface al trabajador, el bienestar del país pudiera ser mucho más bajo que cualquier otra economía.
Parte del problema es que muchos no entienden bien la definición misma de desempleo. Por ejemplo, se considera que una persona tiene una ocupación si trabaja aunque sea una sola hora a la semana. Intuitivamente, es difícil de aceptar una definición tan acotada. Muchos piensan que el umbral de una hora es demasiado rigorista y seguramente es la razón por la cual la tasa de desempleo es tan baja. Sin embargo, este criterio utilizado por la OCDE, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y las Naciones Unidas, tiene su razón: tiene que ver con la facilidad de respuesta en una encuesta y con la necesidad de definir parámetros muy claros. También obedece a una lógica teórica. Pero lo más importante es que este criterio por sí solo no explica en lo absoluto el nivel tan bajo de la tasa de desempleo. Estudios realizados han encontrado que la tasa de desempleo prácticamente no cambia si se flexibiliza el número de horas mínimas de trabajo en la semana. Por ejemplo, si se considera alguien desempleado aunque trabaja hasta cinco horas en una semana, la tasa promedio no llega a aumentar ni siquiera dos decimas de un punto porcentual.
Pero, si la definición es la adecuada y aceptada por los especialistas, ¿por qué el desempleo en México es no solamente más bajo que la mayoría de los países de la OCDE, sino inclusive de países similares en América Latina? Esta misma pregunta lo hicieron en los Estados Unidos hace alrededor de 16 años en un estudio elaborado por el Bureau of Labor Statistics, el instituto que calcula la tasa de desempleo en ese país. Sí se encontraron algunas diferencias, como los criterios que se utilizaban para clasificar a los “iniciadores” de trabajo (aquellos que están por empezar un trabajo pero en el periodo de referencia no están ocupados) y a los “ausentes temporales” que no tiene un vínculo laboral en ese momento. El estudio concluye que si se aplican los mismos criterios que se utilizan en las estadísticas laborales de Estados Unidos, la tasa de desempleo crece alrededor de 60 por ciento en promedio. Sin embargo, aunque con estos ajustes incrementan la tasa, todavía se encontraba muy por debajo de la de los Estados Unidos y de casi todos los demás países de la OCDE (con las excepciones de Japón y Luxemburgo).
Aun así, las críticas constantes llevaron al INEGI a rediseñar la encuesta que utiliza para elaborar sus estadísticas laborales, la cual empezaron a aplicar a partir de 2005. La nueva encuesta incorpora todos los criterios recomendados por la OCDE, mejora las preguntas para evitar inconsistencias y cambia algunos parámetros como la edad mínima de la población objetiva. Desafortunadamente, muchas de las mejorías se incorporan a una encuesta trimestral, por lo que la frecuencia de muchos de los resultados más analíticos disminuyó.
El resultado principal es que la tasa de desempleo urbana, que es la equivalente a la que se utilizaba en todas las encuestas anteriores, aumentó en promedio alrededor de 1.3 puntos porcentuales. Sin embargo, el INEGI incorporó una tasa adicional rural (que es sumamente baja) para obtener una tasa “nacional” y así volver a bajar el promedio a niveles similares a los que se reportaban anteriormente. Si consideramos que la tasa de desempleo de referencia de Estados Unidos es mucho más urbana al no incorporar el sector agrícola, realmente no se justifica la nueva referencia a una tasa “nacional”. La problemática de desempleo urbana es muy diferente a la rural, por lo que se deberían ver por separados. Aún así, no cambia mucho la trayectoria de las dos tasas (urbana y nacional), ya que la tasa rural tiene muy poca volatilidad a través del tiempo.
Ante las constantes críticas a la tasa de desempleo, el INEGI había sacado una lista adicional de tasas complementarias, que incorporaban diferentes aspectos metodológicos o criterios más amplios. A pesar de que en un momento dado hubo alrededor de 17 tasas complementarias, la mayoría estaban muy correlacionadas a la tasa de desempleo abierto, por lo que no añadían mucho valor analítico. Por lo mismo, en la nueva encuesta la mayoría se dejaron de publicar.
El problema principal que dejó la nueva encuesta fue la discontinuidad de las estadísticas laborales. A pesar de tener encuestas que datan desde 1972, no contamos con una sola serie compatible y homogénea de desempleo. Por lo mismo, no podemos comparar la problemática del desempleo en las crisis de 1982, 1995 y 2008. Si queremos cifras mensuales, que son las más útiles, únicamente contamos con datos a partir de 1987. Sin embargo, desafortunadamente el INEGI cambió la muestra de 48 a 32 ciudades a partir de 2002, por lo que ya no son compatibles los datos de 2002 a 2005. Posteriormente, cambia de encuesta en 2005, por lo que tenemos problemas de compatibilidad de 2006 a 2010 con los datos anteriores. Últimamente, el INEGI ha recalculado las tasas de desempleo urbana (con criterios homogéneas a la nueva encuesta) para los datos de 1997 a 2005, por lo que por lo menos tenemos 13 años de datos más o menos homogéneos.
En el siguiente número, discutiremos las características específicas del mercado laboral mexicano que lo hacen tener una tasa de desempleo abierto tan bajo.
Me pudiera dar una crítica coherente y analítica del desempleo gracias
Recomeindo el capítulo 5 del libro «Lo que Indican los indicadores»: http://www.beta.inegi.org.mx/app/biblioteca/ficha.html?upc=702825003406