Mal Momento

Los últimos dos meses han sido de mucha incertidumbre, caracterizada por alta volatilidad en los mercados financieros.  Mayor debilidad económica de Estados Unidos y problemas estructurales crecientes en Europa han llevado a la mayoría de los expertos a disminuir sus expectativas de crecimiento para este y el próximo año para la mayoría de los países.  De una proyección de consenso superior a 3.0 por ciento para Estados Unidos hace medio año, se ha revisado ahora a la baja a 1.7 por ciento para 2011.  México no es la excepción, ya que se percibe cada vez más que la actividad económica va a empezar a desacelerarse pronto.  El hecho de que el tipo de cambio se haya disparado tanto es clara señal de que muchos inversionistas ven al peso mexicano con mayor riesgo que antes.

Si hacemos un corte a la economía a mitad de año, vemos que México iba relativamente bien.  Mientras que vimos una clara desaceleración en el PIB de Estados Unidos, la actividad económica mexicana siguió adelante.  A pesar de las interrupciones en algunas cadenas de suministro a raíz del tsunami en Japón, hubo mayor crecimiento en el segundo trimestre que en el primero.  Pero más importante aún, había muchas señales de que el sector privado ya veía bien el momento para empezar a invertir más.

Ante la pregunta en la Encuesta sobre opinión empresarial, de cómo veían el momento actual para invertir comparado con el de hace 12 meses, los empresarios ya mostraban el mismo nivel de confianza que existía antes que iniciara la crisis de 2008-2009.  El uso de la capacidad instalada ya había regresado a niveles máximos anteriores, señal de que era momento de invertir en ampliar dicha capacidad si se quisiera seguir creciendo.  Indicadores como la importación de maquinaria y equipo y de la inversión fija bruta ya mostraban crecimientos mayores.

Lo anterior nos lleva a pensar que la expansión de la actividad económica en la segunda mitad del año sería igual o mayor a la observada en la primera mitad.  Con el impulso tradicional del gasto público anterior a las elecciones, era probable que el crecimiento pudiera haberse acelerado hacia la primera mitad de 2012.  Sin embargo, ahora parece que la incertidumbre creciente en los mercados globales detendrá muchos planes de inversión y muy pronto experimentaremos una desaceleración.  La depreciación del tipo de cambio ayudará a mantener el impulso en las exportaciones no petroleras ante una menor demanda proveniente de Estados Unidos.  Sin embargo, no queda claro que podrá ser suficiente para evitar una pérdida de dinamismo en los siguientes meses.

Si observamos la trayectoria del ciclo económico, encontramos que la recuperación empezó en mayo de 2009 y lleva a la fecha 28 meses sin poder convertirse todavía en una fase de expansión.  Si nos comparamos con la recuperación de 2003-2005, posterior a la recesión de 2000-2003, vemos que para estas alturas ya habíamos iniciado una expansión.  Dado que esa recuperación había sido la más larga en nuestra historia (que empieza en 1980 desde que contamos con información suficiente), vemos que estamos estableciendo una nuevo record.

Lo anterior se desprende de la visión clásica de los ciclos económicos establecida por economistas norteamericanos hace como 80 años y es la misma metodología que prevalece en Estados Unidos hasta la fecha.  Resulta importante no confundir con el “reloj de los ciclos económicos” del INEGI, que se refiere a una visión distinta, llamada ciclos de crecimiento, que pretende redefinir los ciclos y alega que ya tenemos tiempo en una fase de expansión.  El ciclo de crecimiento define recesiones, recuperaciones y expansiones en relación a la tendencia de crecimiento de largo plazo (sin nunca divulgar cuál es).  Si es que esta visión dice que estamos en plena expansión, ha de ser porque bajó la tendencia de largo plazo.  El problema es que nunca sabremos, ya que no es muy transparente.

La visión clásica no pretende esconder o redefinir fases del ciclo económico: queda muy claro que estamos todavía en fase de recuperación.  Si el índice compuesto de indicadores coincidentes (clásico) crece en los siguientes meses al mismo ritmo visto en los últimos 12 meses, regresaremos al nivel observado en el pico anterior (enero 2008) en febrero del 2012.  Esto significa que habremos tardado 34 meses en recuperar lo perdido en la recesión de 2008-2009, en comparación a los 27 meses que tardamos en recuperar lo perdido ante la recesión anterior.  Sin embargo, dado que todo apunta a que creceremos menos en los siguientes meses, lo más probable es que tardaremos aun más.

Queda claro que la desaceleración anunciada a raíz de los últimos descalabros en los mercados financieros llega en mal momento.

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